Afrotarse. La catarsis de los percudidos al Konex

por Mariane Pécora

Ellas y ellos son sub-30. Llevan el cabello largo, rastas o cortes asimétricos. Llegan cargando tambores, derbakes, timbales, redoblantes, djembes, bongós, repiques. Se colocan en ronda, se miran. Paku hace una seña y comienzan. El ritmo es acompasado, efervescente. Suena armonioso, incluso cuando alguno improvisa o comienza a danzar. Están tan mimetizados que la cadencia nunca se pierde. Y de repente, todos nos encontramos marcando el compás con el cuerpo o con las palmas. Nos adentramos en la forma tribal de la música; experimentamos una especie de catarsis.

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Villa Ortuzar es un barrio de casas bajas y calles despejadas que todavía sobrevive a la voraz especulación inmobiliaria. Cerca de las vías del ferrocarril, sobre la calle Caldas, en una cuadra donde todos los vecinos se conocen, se emplaza el Taller Centro Cultural Casco, un reducto que conjuga el trabajo autogestivo y el arte. Casco es también una casa de familia, un lugar de resistencia y un semillero de distintas expresiones del arte barrial, donde la música ocupa un lugar privilegiado. Allí, hace cinco años, un grupo de amigos inició un taller musical que derivó en “Afrotarse, la catarsis de los percudidos”, una banda de percusión asombrosa.
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Facundo Silvente (Paku), uno de los pioneros de esta iniciativa, dice que el taller de percusión se gestó como respuesta a una necesidad musical de la comunidad barrial y de los amigos de Casco. La movida gustó tanto, que se fueron incorporando jóvenes de distintos puntos de la Ciudad. “Percucasco” se denominó al principio la banda en ciernes, que comenzó tocando en festivales barriales y solidarios a modo de «muestra del taller». En esas primeras experiencias, el grupo descubrió que los tambores eran un medio para transmitir alegría, generar sonrisas y estimular aspectos positivos en los integrantes del grupo y en el público. Se propusieron entonces buscar un nombre que los identificara más como banda, que como taller. Surgieron las palabras catarsis, percudidos y finalmente afrotarse. Este último término les pareció divertido, con personalidad y representativo de la sensualidad del ritmo afrolatino. Pero también resultaba demasiado osado. Finalmente, la oración «Afrotarse, la catarsis de los percudidos», selló el nombre definitivo de la banda.
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Para Paku, la música es la expresión que rompe cualquier barrera que se interpone entre las personas. Tal vez por esta razón, lo que empezó siendo un taller de experimentación musical creció tanto que en poco tiempo debieron mudarlo al Club San Jorge del barrio de Saavedra y luego a un instituto de danza en Villa Devoto. Al día de hoy, Afrotarse está integrada por 16 jóvenes. Y este año se sumaron al taller inicial o “semillero” diez nuevos participantes.
Los ensayos se hacen los domingos en la plaza del barrio. La motivación es el encuentro. Cuando llueve se juntan igual, en Casco, a pintar tambores, arreglar los parches o compartir experiencias.
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¿Qué suena cuando Afrotarse toca? La percusión es la forma más primitiva de la música común a todas las culturas del mundo. Por eso el repertorio que interpretan es amplio, variado y reviste un carácter popular. Son ritmos de la fuerte herencia africana que dejaron los esclavos en América Latina, por eso se los encuadra dentro de la variante afro-latina. El candombe uruguayo, la samba afro-brasilera, el merengue, la cumbia, son algunas de estas expresiones. Pero Afrotarse, se adentra también en los ritmos netamente africanos de Senegal, en la chacarera del folclore argentino, e incursiona en el rap con músicos invitados.
Utilizan el sistema de improvisación dirigido de Santiago Vázquez (creador de La Bomba de Tiempo), donde el director mediante un lenguaje de señas hechas con las manos y el cuerpo, coordina el flujo de la improvisación, convirtiendo la suma de las ideas individuales en una verdadera composición colectiva.
Paku, Clyo (que también dirige la banda) y Sofi, sostiene que Afrotarse, más que una banda y un taller, es una comunidad. Allí surgen ideas, propuestas, iniciativas que se debaten, se ponen en marcha o se registran en el sueño del colectivo. Afrotarse resulta fantástico y hay un modo de comprobarlo: El 7 de junio, de 23 a 5 a.m., La Catarsis de los Percudidos estará tocando en el festival La Fonola Vol#13, que se realiza en Ciudad Cultural Konex de calle Sarmiento 3131. Conviene reservar entradas.

Nayko Fotos

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