Cuerpos espiados

por Celeste Choclin

Varios casos han saltado las alarmas acerca de la relación entre nuevas tecnologías y vigilancia. Filtraciones, escuchas, grabaciones, cámaras. La fina línea entre seguridad y libertad personal se va corriendo en detrimento de ésta última. La soberanía de los países parece peligrar con los repetidos casos de escuchas. La información que se maneja ha llegado a límites insospechados ¿Quién se lleva la información? ¿Dónde está el resguardo de la libertad personal?

El espionaje, revelado primero por Assange y los Wikileaks y después por Snowden, ha dejado al descubierto todo un sistema de filtración de la información que vulnera voluntades, gobiernos, ciudadanías. Aunque por parte de muchos grandes medios se ha tratado de desviar la atención para preocuparnos, como si de un caso policial se tratara, por el paradero de Snowden y otros detalles… Lo cierto es que la soberanía de los países está siendo vulnerada. Lo real, más allá de los detalles del caso, es que se brinda una cantidad infinita de información y debido a la fuerte concentración de empresas con nuevas tecnologías, ésta queda en muy pocas manos. Lo central del caso es que cada vez que mandamos un e-mail esa información se administra, se procesa y se utiliza. ¿Dónde quedó la intimidad?

¿Quién administra mi info?
Evidentemente, cada vez estamos más controlados. Hoy, menos visible y a su vez más presente, el ojo de la cerradura se amplifica a miles de pantallas. Cada una de nuestras acciones va dejando huella: desde que subimos al colectivo, pagamos con tarjetas, mandamos mensajes, ha¬ce¬mos una llamada o ponemos una palabra en un buscador, todo queda registrado. Por eso no es raro encontrar publicidad especializada de aquel tema que escribimos en un correo electrónico, minutos después de haberlo enviado. O bien, que nos veamos etiquetados con nombre y apellido en alguna foto que nunca subimos al mundo on line, pero sí lo hizo algún amigo que sacó la fotografía y la expone en Facebook para la vista de todos y la gestión de muy pocos.
Si Internet nació como una red de redes y por lo tanto con una tecnología no centralizada, la tendencia de los últimos años indica lo opuesto. Google acapara un gran porcentaje del tráfico mundial. En redes sociales, Facebook y Twiter son las estrellas (e increíblemente, la frase “seguinos en Facebook y Twiter” se dice con naturalidad en los medios, publici¬tando gratuitamente a estas empresas). YouTube -empresa comprada por Google en 2006- es el sitio indiscutido de videos. Picassa -también de Google- es de los más usados para la edición de imágenes. En cuanto a servidores de correos electrónicos Gmail (el correo de Google), Hotmail (de Microsoft) y Yahoo (quien ha realizado un acuerdo de publicidad con Google) son los elegidos por una gran mayoría. Esta concentración en pocas manos es desde luego peligrosa, sobre todo porque sabemos a través de Michel Fou¬cault que saber es poder y que la información es el bien mejor preciado de nuestra era de capitalismo simbólico. Porque saber es tener el control, poder inducirte, es poder leer tus gustos, tus anhelos, ¿tus sueños?

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Letra chica
A raíz de una demanda colectiva realizada en mayo de este año en EE.UU. a Google por abrir, leer y adquirir contenidos privados de los correos electrónicos, la empresa contestó que los usuarios aceptan que se intercepten los mensajes, ¿cómo? Al abrir una cuenta de correo electrónico y darle aceptar al largo contrato, que muy pocos leen, se está confirmando el escaneado automático de los correos en pos de, como argumenta la empresa, “optimizar la publicidad”. Mucho es lo que vemos, pero poco lo que analizamos. Para revisar mejor este tema de la letra chica hicimos una prueba: bajamos e imprimimos el contrato de Picassa -el editor de fotografías de Google- y para nuestra sorpresa luego de pasar varias páginas (que resultan muy difíciles de leer en la pantalla) llegamos al punto 11 titulado “Su licencia sobre los Contenidos”. Allí de declaran cuestiones tales como: “Ud. otorgará a Google una licencia perpetua, irrevocable, mundial, exenta de royalties y no exclusiva para reproducir, adaptar, modificar, traducir, publicar y distribuir los Contenidos que Ud. remita, publique o muestre a través de los Servicios.” (punto 11.1). La siguiente cláusula otorga a Google el derecho de ofrecer estos contenidos personales a otras compañías, organizaciones o personas con las que Google mantenga relaciones comerciales. Y el punto 13.3 dice: “Ud. reconoce que, al aplicar las medidas técnicas necesarias para prestar los servicios a los usuarios, Google podrá (a) transmitir o distribuir sus Contenidos a través de distintas redes públicas y diversos soportes; y (b) realizar los cambios en sus Contenidos que resulten necesarios para adecuarlos y adaptarlos a los requisitos técnicos de redes, dispositivos, servicios o soportes de conexión˝. ¿Estamos convalidando nuestra exposición y utilización diaria de información e incluso le concedemos la facultad de tergiversarla?

Experiencias de libertad
El caso Snowden permitió repensar los sistemas de información. Luego de las revelaciones, Brasil comenzó a estudiar la posibilidad de exigir a las empresas de Internet que guarden la información dentro del país (ya que actualmente las principales empresas la almacenan en EEUU). Rusia decidió volver al papel, compró máquinas de escribir para utilizar en el caso de informaciones confidenciales. Suena a broma, pero según el diario ruso Izvestia del 11 de julio (citado por la agencia EFE), ya se han comprado 20 máquinas destinadas a escribir y archivar en papel la información más comprometida.
Tal vez haya que medir lo que se escribe y se muestra en la vida on line, tal vez es necesario pensar plataformas y software que queden en cada país, tal vez sea hora de descon¬centrar los millones de datos que poseen poquísimas empresas y comenzar a decidir sobre la administración de la información. Por esa vía las redes de software libre y anti-copyright piden la palabra y están desarrollando sistemas alternativos.
Richard Stallman creador del movimiento del Software Libre comentó en el IX Congreso de Software Libre llevado a cabo en Caracas en el mes de junio, la necesidad de transferir los sistemas informáticos de las administraciones públicas y los ámbitos educativos del software que llaman privativo (el de empresas privadas que exige licencias y condiciones de uso) al software libre para recuperar la soberanía informática. El uso de programas privativos implica implantar la dependencia hacia el Otro mientras que se debe “graduar a usuarios habilitados en Software Libre listos para participar en una sociedad digital libre”, declaró Stallman.
El software libre desarrolla programas de creación colectiva y mucho más estables que los privados o privativos. Los usuarios de estos programas tienen la libertad de copiar, distribuir, estudiar, modificar y mejorar el software. En el libro Software libre para una sociedad libre, Stallman habla de cuatro libertades implicadas: ejecutar el programa sea cual sea el propósito, estudiar el funcionamiento del programa y adaptarlo a las necesidades, redistribuir copias libremente y mejorarlo y publicarlo para el bien de toda la comunidad.
De esta manera los usuarios controlan individual y colectivamente el programa en lugar de que éste los controle a ellos. En este marco se está trabajando en distintos puntos del país y de Latinoamérica en el desarrollo autogestivo de redes de Internet libre y comunitaria. En nuestro territorio los emprendimientos tales como BuenosAiresLibre (http://buenosaireslibre.org), Lugro-Mesh en Rosario (www.lugro-mesh.org.ar), Fernets en Córdoba (http://fernets.org), entre otras propuestas son ejemplos de ello.
En Suecia en el año 2003 se desarrolló el movimiento Pirate Bay con un sitio donde acceder a programas de software libre e intercambio gratuito de archivos. Esta organización centrada en la lucha contra el copyright e intervenida por la justicia en 2006, se lanzó al terreno político y alcanzó una banca en el parlamento europeo en 2009 con el Partido Pirate Bay bajo la idea de: reducir la vigilancia en Internet, finalizar las leyes de derecho de autor y abolir el sistema de patentes. En el mes de agosto del año 2013 lanzó un navegador llamado Pirate Browser que permite sortear la censura y los bloqueos que los navegadores tradicionales le suelen hacer a sus aplicaciones en muchos países. A momento de cierre de esta edición, 11 de julio de 2014, la página Pitate Bay está bloqueada en Argentina, por una orden del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 64, pero se espera un pronto restablecimiento.

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¿Controlo o me controlan?
Exigir soberanía, implica pensar medidas para la protección de la ciudadanía. Hablamos de la necesidad de un consumo responsable, basado en un principio fundamental: saber qué hay detrás. Conocer cómo viaja la información, leer los contratos, exigir transparencia y a partir de ahí decidir por dónde navegar, qué buscador usar, qué programas, qué correo electrónico… Evidentemente así como no hay un deber ser de las cosas, sino realidades socialmente construidas, tampoco lo hay en el terreno de la tecnología: aunque las grandes empresas se hayan naturalizado tanto en nuestras vidas al punto de intro-ducirse en el propio lenguaje (por ejemplo con expresiones tales como “googleamos”), no son las únicas que pueden prestar ese servicio, ni deberían tener tamaña cuota de mercado.
Sería interesante trabajar para acompañar la democratización del acceso a las nuevas tecnologías, con la democratización de la gestión y la administración de esta información para desconcentrar este sistema absorbido por tan pocas manos. En nuestro país el Plan Conectar Igualdad ha abierto muchas puertas hacia el acceso a la información y las computadoras entregadas a los estudiantes secundarios tienen la posibilidad de elegir entre utilizar un sistema de tipo privativo como Windows o el Linux (sistema libre). Pero todavía falta trabajar en la importancia de los usos, de los consumos y realizar la capacitación suficiente para que no gane la inercia y se utilice únicamente lo más conocido, el sistema de Windows, en detrimento de los sistemas libres.
En definitiva, se trata de pensar en compartir y socializar los sistemas de información de modo de ir desandando espías para que el control sobre nuestra intimidad sea cada día más propio y sea el sol el único que, como nos canta maravillosamente Marilina Ross aunque no lo podamos ver siempre esté entre nosotros: “Siento que remonto vuelo / y voy planeando en espiral /sobre muertos no olvidados / sobre el bien y el mal / y la niña que fui se alegra de verme llegar al final /donde el Sol / va a dar a luz el amor. / Y canta …/ Aunque no lo veamos / el sol siempre está”.

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Fuentes periodísticas consultadas: diarios Página/12, El Mundo y El País (España), Agencia Télam y la señal Telesur.
Nota publicada en la revista Kiné Nro.109

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