Herido de barrio, al aire libre y en la calle
“¿Una comida? ¿Acá? ¿Cómo antes? No sé. ¡Es que hace tantos años que no armamos mesas en la calle…!” ¿Qué nos pasó? ¿Qué cosas laten detrás de una puerta de una casa abandonada que de pronto cruje y nos trae a la memoria aquello que fuimos alguna vez? “Hay una herida”, decimos, y es de todos. Duele porque se manifiesta en un montón de pérdidas en las cosas más cotidianas. Duele porque nuestra memoria martilla y se empecina en decirnos que se puede vivir de otro modo, aunque habitemos esta gran (Leer más…)