Enfermería Profesional

¿Un trabajo marginado del Sistema de Salud porteño?

por Laura Magialavori

Por sólo un voto se impuso un régimen de explotación y precariedad para las enfermeras y los enfermeros profesionales en la Ciudad de Buenos Aires (CABA). Con el radicalismo dividido, el oficialismo y sus aliados en la Legislatura porteña aprobaron el Régimen de Empleo y Desarrollo Profesional de la Enfermería del Sector Público. Esta nueva normativa deja a estxs trabajadores por fuera de la Ley 6035 de Profesionales de la Salud de la CABA.
El proyecto, impulsado por Asociación de Licenciadas/os en Enfermería (ALE), junto a sindicatos y distintas agrupaciones gremiales, contemplaba la inclusión de la enfermería profesional en la Ley 6035, de la cual quedó excluida en la modificación de 2018. Esta iniciativa implicaba una mejora de las condiciones laborales de los/as licenciados/as en enfermería a partir de un aumento significativo de salarios, alineándolos con el del personal médico y otros profesionales, la reducción de la jornada laboral, el reconocimiento de las horas de guardia y del trabajo realizado durante la pandemia. También contemplaba la ampliación de licencias, el adelanto de la jubilación y la opción de destinar horas a la capacitación profesional.
Sin embargo, por un ajustado margen, se impuso el proyecto del Ejecutivo, que crea una carrera específica para la enfermería, establece condiciones laborales desiguales y, si bien equipara los salarios con otros profesionales, condiciona a enfermeros y enfermeras a trabajar entre 12 y 14 horas diarias para poder subsistir. Este nuevo Régimen obtuvo 27 votos positivos de los bloques Vamos por más, La Libertad Avanza, Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), Compromiso Liberal Republicano. Contra 26 votos negativos del Frente de Izquierda, Unión por la Patria, UCR y Confianza Pública. Mientras que los legisladores del Partido Socialista y la UCR abstuvieron.
Desde ALE denuncian que hubo compra de votos, además de un fuerte operativo represivo que incluyó gas pimienta y palazos a enfermeras y enfermeros.
“Este nuevo régimen implica más postergación y discriminación. Se reafirma el concepto que tiene el Gobierno de que las y los enfermeros de la Ciudad somos personal de segunda”, expresa Luciana Franco, enfermera del Hospital Fernández y secretaria general de la ALE, en diálogo con Periódico VAS.
“No tenían intenciones de crearlo, pero con la presión que se generó ante la posibilidad de un proyecto unificado para el ingreso a la carrera profesional a través de la ley 6035, el Gobierno tuvo que formular una ley que no es inclusiva porque sigue teniendo puntos que no nos benefician como colectivo”.
Luciana afirma que con esta iniciativa van a seguir trabajando más horas y cobrando menos. Que la promesa de la equiparación salarial, que en un principio era del 90% y después por las presiones en la negociación durante las reuniones con la comisión de salud pasaron al 100%, sería sólo para ingresantes en la carrera profesional, la categoría más baja. Además, no tendrían facilidades para poder capacitarse porque en esta nueva ley, que aún no está reglamentada, se menciona que para poder acceder a la capacitación se necesitan obtener los permisos de las jefaturas, situación que obstaculiza la posibilidad de acceder a las formaciones.
“El ingreso en la Ley 6035 representaría una jerarquización muy importante para nuestra profesión. Cobraríamos el doble de los salarios que estamos percibiendo en este momento y que están por debajo de la línea de pobreza. Por eso tenemos pluriempleo para subsistir. Este punto es clave, porque no solo mejoraría notablemente nuestras condiciones de vida como trabajadores y trabajadoras, sino que también la calidad de atención que le brindamos a la población porque al tener dos o tres trabajos es imposible que un profesional pueda desempeñarse de manera excelente como debería hacerlo en las instituciones de salud”, detalla la secretaria general de ALE.

El camino de una lucha
En el año 2002 se creó la Asociación de Licenciados y Licenciadas en Enfermería (ALE). En un principio era una Sociedad Científica, porque el número de profesionales universitarios en ese momento era menor que el que existe en la actualidad, que alcanza una población de aproximadamente 5000 personas. Sin embargo, el recorrido por el reconocimiento profesional es histórico. En noviembre de 2018 la Legislatura, bajo el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, sancionó la Ley 6035. En la modificación dejaron excluidos a los y las licenciadas en enfermería. En todos estos años las medidas de lucha fueron muchas y de todo tipo. Desde iniciativas legislativas hasta reclamos judiciales. En el presente están esperando que el Tribunal Superior de Justicia se expida con respecto a la apelación del Gobierno de Jorge Macri por el segundo fallo a favor que tiene el colectivo de salud. “Siempre estamos peleando por nuestro reconocimiento, no solamente acá sino en todo el territorio argentino”, señala Franco.

Analía es enfermera y hace 20 años que trabaja en el Hospital Interdisciplinario Psicoasistencial José Tiburcio Borda. “La enfermería no puede seguir esperando. No nos queda otra que continuar con la lucha, salir a las calles y concientizar a nuestros colegas de la importancia de seguir peleando por nuestros derechos”. Analía trabaja cotidianamente cuidando a las personas que transcurren una internación dentro del hospital psiquiátrico. Brinda desde una escucha activa hasta acompañamiento en la higiene personal o en sus tratamientos clínicos. “Este nuevo proyecto que crearon es más de lo mismo. Si bien muchas de las cosas que están en esta ley ya las teníamos en acuerdos paritarios, ahora se sumaron algunas modificaciones que no nos benefician. Nos han sacado artículos de descanso. No cambia nada nuestra situación, de hecho, la empeora. Tenemos muchas colegas que se van a retirar con una jubilación de $400,000 habiendo trabajado toda la vida”.

Cuidar a las que cuidan
A lo largo de la historia, la actividad de cuidar ha sido considerada una responsabilidad exclusiva de las mujeres. Esto ha limitado su valor social y su desarrollo personal y profesional. En la Ciudad de Buenos Aires, de las aproximadamente 5000 personas licenciadas en Enfermería el 80% son mujeres. “Es una profesión muy feminizada. Somos las más castigadas. Hay un componente de género muy importante en nuestro conflicto porque estamos inmersas dentro del modelo médico hegemónico que es totalmente machista, patriarcal, y que nos somete constantemente a sus condiciones de trabajo adversas, al autoritarismo y a la super explotación”, relata Luciana Franco. Si bien el porcentaje de mujeres ejerciendo la profesión es mayoritario, los puestos jerárquicos siguen siendo ocupados por varones.

Panqueques y tortugas
¿Recuerdan los aplausos nocturnos al personal de salud durante la pandemia? ¿Dónde quedó el reconocimiento social y colectivo para quienes estuvieron en la primera línea de batalla en momentos de exposición, miedo e incertidumbre? ¿Cómo reconocer el trabajo de una profesión invisible?
En un momento de ataque integral al sistema de salud con el Garrahan en su tercer mes de conflicto, el intento de vaciamiento del hospital Bonaparte y la caída del valor del salario, la pelea de las y los enfermeros cobra aún más valor.
“Esto que estamos viviendo es el fiel reflejo de la política nacional. Como pasó con los jubilados o con el desfinanciamiento a las universidades. Esta ciudad que es la más rica del país, no tiene plata para los/as trabajadoras de la salud, pero sí para reforzar el aparato represivo”. enfatiza Luciana Franco y agrega, “este es un Gobierno que no cree en la salud como un derecho, sino como una mercancía. El deterioro de las condiciones laborales viene de hace muchos años, por estas mismas personas que no creen en la salud pública. Hoy con este Gobierno de ultraderecha, esta situación se profundizó más, por eso no les tiembla el pulso para darnos balas y palazos. Generan políticas de ajuste y reprimen a quienes reclaman”.

Andrea Ramírez, enfermera del hospital Ramos Mejía y presidenta de ALE, manifestó: “La sesión del 28 de noviembre en la Legislatura fue escandalosa, ya que después de asumir el compromiso en campaña del reconocimiento a la enfermería, la UCR le facilitó al PRO, sus aliados, el bloqueo a nuestra inclusión en la Ley 6035. Aberrante. No me quiero olvidar de los impresentables libertarios. Todos, desde Marra que no estuvo en toda la sesión y llegó sólo para votar contra la enfermería, hasta el resto de los integrantes de ese bloque, que hasta dos días antes nos decían que tenían dudas porque no entendían qué se estaba votando y terminaron bancando a Macri y Quirós. Hablan contra la casta, pero en la Legislatura transaron votos a cambio de favores contra la enfermería”.

La secretaria general de ALE se pliega al reclamo y asegura que Lousteau acompañó la lucha y luego todo su bloque votó en contra por las presiones de los médicos municipales y las amenazas del ministro de salud porteño Fernán Quirós, que dijo que iba a renunciar si Enfermería pasaba a ser una carrera. “¡Le cuidan el puesto al ministro por sobre la vida y las condiciones laborales de 5000 trabajadores y trabajadoras! Qué renuncie si quiere. Quirós es lo más representativo del modelo médico hegemónico. Un médico del sector privado que gestiona los centros de salud de la Ciudad como si fueran clínicas o empresas”.

El 17 de diciembre se realizó una marcha desde el Tribunal Superior de Justicia hasta la Legislatura para recordarles a los jueces que las enfermeras tienen dos fallos a favor. Dos amparos por equiparación real que presentaron, y que el PRO apeló. El primero fue apelado por Larreta y el segundo por Jorge Macri. La marcha se llamó “De los panqueques y la tortuga” en alusión a los diputados y los jueces. “Vamos a seguir reclamando hasta el final por el reconocimiento pleno de nuestra profesión porque cumplimos con todos los requisitos y queremos tener condiciones laborales iguales que las de los otros trabajadores de la salud de CABA. No vamos a dejar caer los brazos”, concluyó Franco.

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