Trabalenguas
«Me esfuerzo por reírme de todo ante el temor de estar obligado a llorar»
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Beaumarchais |
Por María Peña
Decir trabalenguas y decir juego de palabras es casi la misma cosa. La sutileza que cabe en la expresión bien nos sugiere algo más que un juego de palabras, tal vez difícil de explicar ya que un trabalenguas parece no tener formalmente un sentido, aunque sí posee una lógica interna, que a veces raya con el absurdo.
Como forma literaria se lo denominó «nonsense» (sin sentido), «Alicia en el país de las maravillas» de Lewis Carroll es la expresión más conocida.
Esto casi explica por qué el programa que conduzco junto a Alberto Ribet todos los domingos de 12 a 14 horas por FM 89.3 «Radio Gráfica», se llama Trabalenguas. Digo «casi» porque este Trabalenguas no es un programa destinado a la difusión de la forma literaria aludida, ni tampoco un juego de palabras.
Este Trabalenguas es un producto de varias experiencias radiofónicas, y se desarrolla en «Radio Gráfica» -no sería posible en otro lugar- que se encuentra en una empresa recuperada por sus trabajadores, donde el individualismo es sobrepasado permanentemente por la realidad social, cultural y política. En cuanto al sentido intrínseco de la programación, Trabalenguas es una forma de expresión que pone en un mismo plano a todos los temas: políticos, sociales, artísticos o culturales. Poner en un mismo plano implica democratizar y socializar los aportes que los conductores del programa, el columnista de jazz, Rolando Vismara, Lucas Molinari, el operador de «Radio Gráfica», y los invitados, hacen para hacer que hacen este Trabalenguas.
Todo esto hasta aquí explicado es de fácil y llana comprensión, salvo que nos preguntemos cuál es la razón de ser de Trabalenguas. Dado que vivimos en un sistema capitalista, el sentido debiera ser económico. Pero en la práctica no lo es, ni para los conductores, ni para los invitados, ni para el columnista, ni para «Radio Gráfica». Dentro de este sistema Trabalenguas no tendría sentido. Como tampoco tendría un sentido estrictamente político, porque no representamos a ningún partido político ni organización social; ni tendría objetivos de crecimiento o especulación profesional, porque no es su aspiración pasar a otro estadio. Es decir que Trabalenguas es un sin sentido.