La Casa Suiza fue desmantelada
La resistencia a la demolición de la porteña Casa Suiza perdió una de sus principales batallas, porque pese a la protección legal y judicial del inmueble, ya fue desmantelado el salón de actos, el corazón de su historia centenaria, según el testimonio de vecinos.
«Lo primero que hicieron fue romper el salón de actos», afirmó hoy a la vecina Laura Driau, una de las firmantes del pedido de amparo aceptado por la justicia porteña.
Se lo contó a los vecinos el personal de seguridad. Pero además pueden verse en el techo las maderas que eran del piso. Y las valiosas arañas del salón, que fueron blanco de un intento de robo, están en el sueldo del hall envueltas en bolsas de residuos», relató Driau.
Se trata de un edificio estilo art-decó de fines del siglo XIX que aún se erige en Rodríguez Peña al 200, en el centro porteño, propiedad de la Sociedad Filantrópica Suiza (SFS), una entidad fundada en 1861 por inmigrantes de ese país europeo.
Pero al margen del uso de esa colectividad, que llegó a contar con cientos de miles de miembros en el país, la Casa Suiza desarrolló una tradición de gran apertura a la sociedad, y fue así que su salón de actos albergó a las más variadas expresiones políticas y culturales, incluida una intensa actividad teatral.
Allí estuvieron desde el trío Gardel-Razzano-Martino en 1912, pasando por el Shimmy Club, que durante medio siglo celebró allí el Carnaval de la comunidad afroargentina, hasta los Redonditos de Ricota que se presentaron en 1987 y más tarde Sandro.
También cobijó en épocas dictatoriales a infinidad de reuniones sindicales y políticas, que en otros locales no eran recibidas, como socialistas, comunistas, radicales, peronistas, intransigentes, humanistas.
Hasta sirvió de escondite a algunas madres de Plaza de Mayo, que estuvieron en su sótano tres días para escapar a la represión.
Como tantas instituciones de colectividades extranjeras, la SFS languideció con los años y su actividad se fue apagando, hasta dejar inactiva la sede en 2009, según informan los vecinos.
Pero su historia no se detuvo allí, simplemente dio un giro a la sordidez. Hubo abandono, primero; después usurpación y robos, y finalmente, el proyecto de demolición.
Los próximos capítulos los están escribiendo quienes se propusieron reemplazarla por un edificio con tres subsuelos de cocheras y ocho o nueve pisos, y los vecinos y algunas ONG que la consideran patrimonio material e inmaterial de la ciudad.
Qué raro. Conozco -por el círculo de artesanos al que pertenezco- al talentoso artista que está restaurando las arañas que serán reubicadas en el salón. El trabajo está siendo terminado y serán emplazadas en su lugar original.
Por otro lado, escuché que el lugar casi fue ocupado, y gracias a la SFS se impidió. ¿Dónde estaban los vecinos en ese momento? Ya sé, reunidos con el abogado redactando un triste intento de recurso de amparo sin asidero jurídico y con un pedido de cautelar cuya carencia de toda verisimilitud en el derecho hizo que la jueza (quien seguramente en la feria tenía causas más importantes que resolver) no hizo lugar sino que tuvo que otorgar una precautelar.
Vayan a ver la casa hoy. No sólo «vivienda» vergonzosa de humildes abandonados (que crece diariamente) sino también un tremendo basurero. ¿Y los vecinos del recurso de amparo? ¿ Y la legislatura que condonó las deudas por ley?