La Otra Historia de Buenos Aires
Segundo Libro: 1636 – 1735
PARTE II
Año 1636. Aldea de la Trinidad y puerto del Buen Ayre. Catedral y residencia del obispo Cristóbal Aresti. El despacho es austero, no hay alfombras ni tapices, apenas una mesa rústica hecha en la carpintería de los franciscanos, un arcón, dos sillas. En una, está sentado un diácono contando monedas, anotando las sumas en distintos pliegos; y en la otra está el Obispo revisando los papeles, enfurecido. ¡No podría sostener las nuevas parroquias!, no alcanzaba. El obispado era pobre, pero el gobernador Esteban Dávila era rico.
La fortuna, como las monedas, suele tener dos caras enfrentadas. Y en este caso, los enfrentados eran el gobernador y el obispo. El reciente nombramiento de Alonso Gamiz Vergara como alguacil mayor, que beneficiaba al gobernador Dávila, perjudicaba al obispo Aresti. El anterior alguacil, González Pacheco, estaba casado con la sobrina del obispo Aresti, y tenía además un particular trato comercial con el Obispo. Sucedió que González Pacheco había comprado con gran ventaja y de manera algo irregular las casas enla Aldeadel famoso y fugado contrabandista Simón Valdez. Pero como Valdez había desaparecido y puesto estas casas en el testamento a nombre de Lucía González, su concubina de toda la vida, ésta reclamó ala Justicia. EntoncesPacheco simuló vender las casas al obispo Aresti, para quedarse finalmente con ellas, porque una concubina no podría ganarle un pleito a un obispo. La estrategia parecía acertada, y el Obispo cobraba una renta por las casas. Sin embargo el pleito fue largo, había una historia escandalosa atrás de todo esto.
La más valiosa y rentable de las casas de Valdez era un casino y prostíbulo -ubicado en la actual esquina de Alsina y Bolivar-, que tenía de clientela a los visitantes acaudalados y a los notables de la Aldea.El lugar contaba con arañas venecianas, vajilla de plata potosina, alfombras orientales, tapices de Flandes, y hasta con una exótica mesa de truques -antecesora de las mesas de billar y de pool-.[1] Semejantes lujos, para esa época, y en el burdel de una aldea campesina situada en los confines del mundo, merecen una explicación. Simón Valdez, el dueño original, mezcla de aventurero, corsario y pirata, había llegado desde el Caribe a Buenos Aires en 1606 con el título de tesorero real, en reconocimiento y pago por su oficio de corsario. Al poco tiempo, Valdez estafó ala Corona, quebró las leyes aduaneras, también otras. Y fue fundador, junto con Juan Vergara (otro funcionario real y corrupto), de una organización criminal dedicada al contrabando y tráfico de esclavos, la prostitución, y la violencia política. En 1612,la Organización había tomado de hecho el control de Buenos Aires y el Río dela Plata. Y, a falta de cabildo propio o de mejores lugares, sus miembros se reunían en el casino y burdel de Simón Valdez. En 1619, Valdez fue descubierto haciendo un gran contrabando de esclavos africanos para venderlos en las minas de Potosí. En esto también estaba involucrado el entonces gobernador Góngora, perola Corona ordenó detener sólo a Valdez. Y el encargo de prenderlo cayó precisamente en el alguacil mayor González Pacheco. Las consecuencias fueron que Valdez pudo fugarse a Chile con las ganancias del contrabando, y que González Pacheco resultó de improviso dueño de las casas. Pero Valdez nunca llegó a Chile, desapareció enla Cordillera y nadie supo más de él. Entonces llegó el pleito.
Por oficiar de testaferro de un burdel (trabajo errado si se considera la investidura), el obispo Aresti cobraba. Pacheco, el alguacil mayor, además de una renta por las casas, desviaba a la causa del Obispo y a sus arcas, las comisiones por el contrabando que fluía en el Río dela Plata.Y como Pacheco se había transformado en una ávida criatura manejada por el Obispo, Juan Vergara -que todavía encabezadala Organizacióny era el hombre más poderoso de Buenos Aires- y el gobernador Dávila decidieron reemplazarlo. Así empezó un conflicto entre el poder eclesiástico y el poder político en la aldea del confín del mundo, que tendría su escenografía dramática, como se verá más adelante.
(Continuará…)
[1] Para más datos sobre la historia, construcción y funcionamiento de este prostíbulo, ver “La Otra Historia de Buenos Aires”, Libro I, Parte VI, pág. 50.