Demandan a la revista Caras por hacer apología de la violencia hacia la mujer
Toda persona que se sienta ofendida por una nota de tapa de la revista Caras que mostró a una modelo caracterizada como mujer golpeada, considerada «una parodia peligrosa de una mujer maltratada», podrá sumarse a una demanda judicial para el resarcimiento de un daño colectivo.
Así lo dispuso la jueza de Primera Instancia del Juzgado de Distrito Civil y Comercial 18 de Rosario, Susana Gueiler, a través de un edicto publicado ayer en la página 42 del periódico Perfil.
«La acción colectiva persigue que se condene a la editorial accionada a que publique con las mismas características y extensión (nota de tapa) un informe sobre la situación de la violencia de género en nuestro país, con carácter informativo, educativo y preventivo», dice el texto judicial.
Una vez publicada la decisión judicial en un diario de tirada nacional, queda habilitado un plazo de 20 días para que toda persona interesada se incluya en la presentación colectiva, en la carátula «Urrutia Liliana contra Editorial Perfil, sobre daños».
La presentación que realizó Urrutia, presidenta de la comisión de los derechos de la mujer del Colegio de Abogados de Rosario, ante el juzgado a cargo de Gueiler, se inició tras la publicación de la edición 1.483 de la revista Caras, el 8 de junio de 2010, por una nota y producción fotográfica titulada «Victoria Vanucci: tengo el corazón herido».
En la entrevista, Vanucci contaba su separación y la situación de violencia que dijo vivir con su ex pareja Chistian `el Ogro` Fabbiani.
La modelo aparece con ropa desgarrada, sangre, moretones, alambres y en poses sensuales, como «una apología de la violencia hacia las mujeres» y «una parodia peligrosa de una mujer maltratada», según definió Urrutia en un escrito.
«Se muestra como una mujer golpeada en poses corporales y expresiones faciales de placer, fusionando las ideas de violencia y amor, maltrato y pasión, generando mayor confusión en aquellas personas víctimas de violencia y en la sociedad toda», afirmó.
La confusión de la que habló la abogada «se produce por la secuencia de fotos que muestran a una mujer sensual que traduce en su rostro el supuesto placer de estar en ese lugar, y ese lugar es el de la violencia».
Las fotografías «hirieron mis sentimientos más profundos como mujer, son una total falta de respeto no sólo hacia las mujeres víctimas de violencia, sino hacia todas en general», enfatizó.
«Esta clase de mensajes lanzados al conjunto de la sociedad por profesionales de la comunicación como la demandada, son los que fomentan la discriminación, la desvalorización, la inferiorización de las mujeres, la sumisión, la subestimación de la mujer».
Para la profesional «estamos ante un claro caso de violencia mediática perpetrada por la editorial y sus funcionarios» donde la producción de imágenes «da un mensaje injuriante, discriminatorio, deshonroso y humillante que lesiona la dignidad de las mujeres».
Recordó en la demanda «el impacto» y «el rechazo» que generó la nota y detalló las distintas reacciones públicas de condena que se escucharon para una revista que agotó su edición en 48 horas.
«Los demandados -aseguró- sabían concientemente lo que hacían, procurando y provocando el efecto que se propusieron: que todo el mundo hablara de la nota y, en consecuencia, de la revista, y por ello su mayor venta», ya que agotó la edición en 48 horas.