Los espantarejas del Parque Lezama
El domingo 14 de julio se concretó el abrazo solidario al Parque Lezama para oponerse al proyecto del gobierno porteño que contempla el enrejado de este emblemático paseo de la Ciudad. La convocatoria fue hecha por un conjunto de organizaciones sociales y vecinos nucleados en la Asamblea de Parque Lezama, colectivo surgido al calor de la resistencia y en defensa del uso comunitario del espacio público.
En enero de este año, la policía Metropolitana ejerció una violenta represión sobre los vecinos cuando intentaron impedir el cercado de Parque Centenario. Esta experiencia sirvió de advertencia para que el colectivo que conforma la Asamblea de Parque Lezama, se anticipara a los hechos y mostrara pacíficamente su oposición al enrejado del predio y el rechazo a la “privatización del parque”.
“Abrazamos el Parque Lezama porque lo queremos. Lo abrazamos entre todos porque es de todos y es de todos porque es un espacio público. Hoy estamos acá unidos por la convicción de que hay que defenderlo. Nos resistimos a buscar una puerta para ingresar a un espacio público. Nos resistimos a que un gobierno nos imponga horarios para utilizar nuestros espacios”, señalan en un comunicado leído en la tarde de ayer.
Con la excusa de la inseguridad y con el argumento de que el parque estaba es utilizado para drogarse, el gobierno de la Ciudad, pretende cercar este espacio publico. En ese sentido, los vecinos manifiestan que eso es «privación de la libertad», en tanto que denuncian que «el enrejado es un negociado con una empresa afín al macrismo que presupuestó por muchos millones la realización del trabajo”.
Sostienen también, que el enrejado de los parques se encuadra en una política general del gobierno de la Ciudad de carácter excluyente, exclusiva y expulsiva, a través de las cuales se intenta evitar que los vecinos se junten y/o organicen, porque estos espacios son históricamente lugares de encuentro y de organización social. Otro de los temas que se discute en el colectivo tiene que ver con el mantenimiento del parque. En este aspecto el gobierno porteño pretende que una empresa privada realiza este trabajo, cuando hasta el día de hoy, lo lleva a cabo una cooperativa de forma totalmente voluntaria y sin recibir ayuda alguna del Estado.
Convencidos de que la organización y el trabajo colectivo es la única forma para avanzar en soluciones, el domingo además de concretarse el abrazo solidario, se llevó a cabo unas serie de actividades artísticas y culturales en once de los puntos de los alrededores el Parque, donde confluyeron vecinos de los barrios de Barracas, San Telmo y La Boca que, junto a los visitantes, disfrutaron de recitales al aire libre, de la Feria de Artesanías, de la Feria del Libro Independiente, como también de charlas y actividades recreativas. La atracción estuvo centrada, también, en la colocación maniquies de cañas alrededor del predio a los que se les dió en llamar «Espantarejas».
“Los problemas de los vecinos no se solucionan cercando los espacios. Se solucionan invirtiendo, manteniendo, dando continuidad en el tiempo, y generando verdaderas políticas que inclusivas y no con maquillajes baratos que pretenden disfrazar grandes negociados que nada tienen que ver con nuestras necesidades”, manifestaron los asambleístas y denunciaron “estas obras costarán a la Ciudad 19 millones 500 mil pesos. Mientras a nuestro lado tenemos personas durmiendo en este parque a la intemperie. En La Boca, San Telmo Rodrigo Bueno hay emergencia habitacional. Pero el gobierno de la ciudad sigue eligiendo destinar presupuesto a enrejarnos y a proyectos como el distrito de las artes que incluso agravan la exclusión en el barrio”.
La Asamblea de Parque Lezama, tras meses de reclamo y arduo trabajo de difusión, con los vecinos, los medios de prensa, comuneros, legisladores y hasta con la defensoría Pueblo, logró que los Consejos Consultivos de las Comunas 1 y 4 voten por unanimidad contra del enrejado. También consiguieron el apoyo de 32 ediles porteños que expresaron con su firma su postura en contra de las rejas.
Ante el tenor que tomaron estos acontecimientos el Gobierno porteño, a través del ministerio de Ambiente y Espacio Público, se comprometió a realizar una mesa de trabajo conjunta con los vecinos para discutir sobre el parque que quieren. “Esto nunca se cumplió”, denuncian desde la Asamblea, y añaden “organizaron, sí, reuniones a puertas cerradas, cancelaron otras cuando se enteraban que íbamos a participar. Acudimos a todas las instancias institucionales posibles y nunca fue tenido en cuenta nuestro reclamo”.
“Con este abrazo, exigimos una vez más que el ministerio de Ambiente y Espacio Público frene este proyecto, que se comprometa a no enrejar nuestro parque y a no quitarnos ni el anfiteatro ni las canchas. Exigimos que tenga en cuenta la opinión de todos los vecinos y usuarios de este parque, que recupere el Parque para que podamos disfrutarlo que destine el presupuesto necesario para su mantenimiento, que designe placeros para cuidarlo y lo más importante que exista un plan de manejo conjunto para nuestro Parque”, reflexionaron los vecinos en la tarde de ayer y terminaron diciendo “vamos a resistir este enrejado y hacemos responsables a todos los funcionarios involucrados de cualquier hecho represivo que podamos sufrir. No queremos otro Centenario, otra Sala Alberdi ni otro Borda en el Lezama. Estamos acá, ocupando nuestro parque, defendiendo los espacios públicos y no nos vamos. Vamos a seguir resistiendo la embestida de las políticas privatizadoras, autoritarias, inconsultas y represivas del Gobierno de la Ciudad”.