No a los bares en los Parques
por Cristina Sottile
Esta es la consigna bajo la cual los vecinos de Parque Chacabuco nos convocamos el domingo 10 de mayo. Interrumpiendo el domingo, antes del almuerzo, robando las horas de descanso y las destinadas a compartir tiempo con la familia, hubo que salir otra vez en defensa de nuestro Parque.
El único espacio verde que tiene el barrio, en una ciudad que tiene menos de 2 m2 de espacio verde por habitante, es víctima de una nueva avanzada constructora de la gestión actual, que parece considerar al espacio verde como lugar vacío, desperdiciado.
Ahora, la intención manifiesta, para la que ya se llamó a licitación, es la construcción de un bar en la zona detrás de la fuente, que ocuparía una superficie de 260 m2.
¿Cuál es el problema con un bar en el parque? Más allá de estar viviendo esta invasión autoritaria en el lugar que es como el patio de nuestras casas, hay que tener en cuenta varias cuestiones que queremos hacer públicas: en primer lugar, ya en 2013 cuando no había sido posible aprobar esta ley inventada por Acevedo, y teniendo la experiencia de haber presentado desde el barrio tres recursos de amparo para evitar que transformaran el Parque en una plaza seca, se emitió desde el Plenario del Consejo Consultivo una declaratoria en la cual se dejaba clara la negativa a cualquier emprendimiento de bar. Por dos motivos: el ecológico, que tiene que ver con la contaminación visual, auditiva, y la disminución de espacios verdes; y el de los derechos laborales, que refiere a los medios de vida de vecinos de la Comuna, que alrededor del Parque, en número no menor de 30, tienen comercios donde pueden aprovisionarse los paseantes, y lugares donde tomar café mirando el parque, comer, comprar bebidas o golosinas. Este derecho se ve vulnerado con la instalación de un comercio que, paradójicamente, es pagado en parte con el aporte de impuestos de estos mismos comerciantes, pero concesionado a un privado.
El caso de las concesiones y los cánones que se pagan por las mismas, es un tema que también se debe abordar. Ya que el pretexto que se interpone es que a partir de esos cánones habrá más dinero para mantener el Parque. Se trata de un argumento falaz porque el Parque en tiempos económicos mucho más difíciles que estos, superaba en belleza, limpieza y cuidado el aspecto actual. Por otra parte, basta poner el ejemplo del BA Design, concesionado a IRSA en Recoleta, lugar por el cual se está pagando la ridícula cifra de $ 46.000.
Esto significa que los vecinos de Recoleta benefician con sus impuestos a IRSA, que no es precisamente una entidad de bien público.
Lo innecesario de la obra propuesta en Parque Chacabuco, puede constatarse también relevando el uso histórico del Parque, en el cual se juega, se corre, se conversa bajo los árboles, se celebran encuentros, cumpleaños, fiestas de fin de año. Hay abrazos enamorados y lugares para cantar y tomar sol.
Esta intensa vida del Parque pretende ser disciplinada, regulada con una tasa económica que fragmenta, que dispone lugares según adscripción social, según poder adquisitivo, según conceptos particulares del disfrute de la Naturaleza.
Los parques de gran extensión no son solamente lugares vistosos, tienen relación con los ciclos de la vida que no nos incluyen solo a nosotros: hay pájaros que se instalan, hay mariposas y una cantidad de seres vivos que necesitan ese espacio y que, curiosamente, nosotros necesitamos para vivir en un ambiente sano.
Y es en esto en donde este tema se pone más grave, en tanto la Ley que tanto trabajo les costó aprobar, esta Ley que corresponde a la concepción de la derecha acerca del espacio público, considerado como mercancía y no como derecho colectivo: la Constitución de la CABA en su Capítulo IV garantiza el ambiente saludable, insta a proteger e incrementar los espacios verdes de la Ciudad, y recomponer posibles daños.
Estos son derechos que nos garantiza la Constitución y que la aprobación de una ley, a través de una eventual mayoría en la Legislatura, no pueden vulnerar. La aprobación de una Ley no implica legitimidad de la misma, hay un marco que es la Constitución, en el que toda Ley debe inscribirse.
Por último, es interesante como se presentan las noticias: en Ambito Financiero, el 7 de Mayo, alegremente anuncian que vamos a tener bares en los Parques “como en Europa”, apelando a la colonización cultural tan abundante en la CABA. Bien, invito a quien tenga curiosidad, a usar el Google Maps o el Google Earth, a través de los cuales podrán acercarse a los principales parques europeos, bienes preciados y que en realidad no están invadidos por construcciones comerciales. En París, el Bois de Boulogne ( 846 Ha), posee bares en los alrededores, permisos para puestos ambulantes de comida al paso (no muchos) y algún bar en edificios preexistentes, ligados con lugares históricos o de exposición. Y así… Busquen en Londres, en Nueva York, en Berlín, en Praga, en Roma. Los bares están identificados con unos cubiertos, y verán que son pocos, muy pocos. Europa, aun en el auge del neoliberalismo feroz, protege y valora sus espacios verdes, ya que en la medida en que son preservados garantizan ingresos provenientes del turismo, que son mayores a los de los bares.
De paso, sería bueno que el Gobierno porteño vuelva a encender las luces del Parque, que estamos pagando, porque esta estrategia de hacer que parezca inseguro para después instalar rejas o negocios, ya es demasiado conocida.
Los vecinos de Parque Chacabuco agradecemos la presencia de la Red Interparques y a quienes vinieron de otras comunas, porque este es un problema de todos, que debe ser abordado en conjunto, y desde todos los ángulos posibles.
No a los Bares en el Parque Chacabuco (Facebook)