La Robla y el huracán Gordon

por Mariane Pécora

Hace 30 años, en 1985, llegaba La Robla al barrio de San Nicolás, en la esquina de Viamonte y el pasaje del Carmen. La Robla era una tasca española montada en una vieja casona con enormes ventanales, jamones colgando del techo, mucha madera y coloridas mayólicas. Eran años alegres: la vuelta de la democracia en el país y el destape en España. La gente recuperaba la calle, y La Robla proponía las tapas del destape, las rabas, las cazuelas, las tortillas y las paellas, acompañadas de cerveza tirada, sidra helada o vino del país. El éxito fue inmediato. Los vecinos desbordábamos el local y las mesas comenzaron a repartirse en la vereda dándole color al pasaje de adoquines. La Robla abría hasta tarde, la luz cálida de la esquina a través de los ventanales, la pinotea del mostrador y las mesas, se convirtieron en una referencia del barrio, un faro. Lugar de negocios o descanso del trabajo al mediodía, de reunión o encuentros a la noche. Alegría de democracia y destape, buen trato. Los vecinos conocíamos a los mozos por sus nombres: Alejandro, Claudio, Carlos… y ellos a nosotros. Se producía un bienestar. La Robla, según explicaba un mantelito de papel en cada mesa, es un convite de pan y vino, ofrecido después de un acuerdo ventajoso por una de las partes.

Buenos Aires: El bar La Robla, ubicado en la esquina de Viamonte y Pasaje del Carmen, en el barrio porteño de San Nicolás, fue desalojado esta mañana por efectivos de la Policía Federal, pese a que en la Legislatura había dos proyectos de ley para evitar el procedimiento que deja en la calle a 21 trabajadores que el año pasado formaron una cooperativa para administrar el local gastronómico. Foto: Gustavo Amarelle

Corría el año 2010 cuando el fundador de La Robla, Enrique Massaro, vendió el fondo de comercio a Luis Ángel Lausi y éste lo traspasó a Alex Gordon. Un uruguayo arribado de Israel en 2008, que se definía como: “empresario socialista y sionista” y decía tener una “amplia experiencia en el rubro gastronómico porteño, donde trabajó en su adolescencia”. En 2011, Gordon adquirió cierto prestigio por la puesta en marcha de la cadena de comidas al paso Nac & Pop, abierta las 24 horas, a cuyo público definía como: “la perfecta síntesis entre la audiencia del Centro Cultural Konex y los lectores de la revistas Barcelona y La Garganta” (sic). En 2012 la revista Brandon lo coronaba como uno los 10 innovadores más destacados de la Argentina. Tres años más tarde, sus ex empleados lo consideran un excelso delincuente especializado en el armado de quiebras fraudulentas. Entre 2009 y 2014 vació y quebró los restaurantes: Alé Alé, Los Chanchitos, Don Battaglia, La Mangiata, La Soleada, La Casona y la populosa cadena Nac & Pop. Algunos fueron recuperados por sus trabajadores, otros no corrieron la misma suerte. En poco más de un lustro, el huracán Gordon dejó más de doscientas familias en la calle.

gordon
La tasca vernácula no salió indemne. El 31 de diciembre de 2013, la sección economía del diario La Nación publicaba la solicitud de apertura del concurso preventivo por cesación de pagos de la Robla SRL. El 28 de agosto de 2014 el Juzgado Civil y Comercial 6 decretó la quiebra de la empresa. Sus empleados nunca fueron notificados. “Hasta septiembre, venía a retirar la recaudación un tal Julio César Roza Chevalier, que se decía gerente. Y un día nos reunió en la oficina de los abogados y dijo: ‘Bueno muchachos, La Robla quebró. Acá perdieron la antigüedad, perdieron todo…”, cuenta con un hilo de voz Claudio Oviedo, mozo y presidente de la Cooperativa de Trabajadores La Robla.

Buenos Aires: El bar La Robla, ubicado en la esquina de Viamonte y Pasaje del Carmen, en el barrio porteño de San Nicolás, fue desalojado esta mañana por efectivos de la Policía Federal, pese a que en la Legislatura había dos proyectos de ley para evitar el procedimiento que deja en la calle a 21 trabajadores que el año pasado formaron una cooperativa para administrar el local gastronómico. Foto: Gustavo Amarelle
“Lo primero que se nos ocurrió fue ir a hablar con la gente del restaurante Alé Alé, que ya había pasado por una situación igual, y logró conservar la fuente de trabajo; porque tomaron el local y comenzaron a autogestionarse”, añade Carlos Deluca, empleado desde hace 22 años en La Robla.
En menos de un mes, asesorados por Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), los 21 empleados de La Robla formaron una cooperativa de trabajo, comenzaron a gestionar el local y dejaron de entregar la recaudación a Roza Chevalier. “Era totalmente ilegal que entregáramos la recaudación, porque la empresa ya había quebrado. No existía”, señala Carlos. Que no existía lo confirmaron cuando se enteraron que se les debía más de un año de aportes patronales, vacaciones y antigüedad. “Los sueldos los liquidaba una de nuestras compañeras, ¡pero Gordon nos robó hasta los aportes!”, exclama Carlos y agrega: “¿Te preguntarás, cómo seguimos haciendo funcionar el restaurante? La respuesta es simple: siempre lo gestionamos los empleados: compramos la mercadería, la elegimos y el cocinero sabe lo que tiene que preparar. Hacemos alrededor de 1000 cubiertos por día”.

Buenos Aires: El bar La Robla, ubicado en la esquina de Viamonte y Pasaje del Carmen, en el barrio porteño de San Nicolás, fue desalojado esta mañana por efectivos de la Policía Federal, pese a que en la Legislatura había dos proyectos de ley para evitar el procedimiento que deja en la calle a 21 trabajadores que el año pasado formaron una cooperativa para administrar el local gastronómico. Foto: Gustavo Amarelle
Que no existía la empresa lo corroboraron cuando se enteraron de que la dueña del local había iniciado un juicio de desalojo a Gordon por alquileres impagos. Los primeros días de mayo el juez Miguel Javier Costa libró el mandamiento de desalojo, autorizando a la policía a “allanar el lugar, forzar cerraduras y utilizar la fuerza”. La tensa espera duró exactamente un mes. “Estamos esperando que en cualquier momento llegue el Oficial de Justicia con la orden de desalojo”, decía Claudio Oviedo el 16 de mayo, durante el festival que hicieron en la calle junto a un centenar de vecinos para resistir el desalojo.
La notificación concreta sucedió la fría madrugada del 10 de junio. A los golpes, una veintena de efectivos de la policía federal se adentró en el local. “Parecía más un allanamiento que un desalojo; en lugar de avisarnos que teníamos que salir, rompieron la puerta”, dice Andrés, que pernoctaba en el local.
“Gordon estuvo un año entero sin pagar el alquiler y la dueña del inmueble nunca pidió la orden de desalojo; sin embargo, cuando se enteró de que los trabajadores formaron una cooperativa inició la demanda”, señala Ornella Nociti, la abogada de los trabajadores, y agrega: “La cooperativa ofreció pagarle el alquiler a la dueña y ella nunca quiso escuchar la oferta. Lo mismo pasó con el juez, los trabajadores se cansaron de pedir audiencias y jamás fueron recibidos”.

Buenos Aires: El bar La Robla, ubicado en la esquina de Viamonte y Pasaje del Carmen, en el barrio porteño de San Nicolás, fue desalojado esta mañana por efectivos de la Policía Federal, pese a que en la Legislatura había dos proyectos de ley para evitar el procedimiento que deja en la calle a 21 trabajadores que el año pasado formaron una cooperativa para administrar el local gastronómico. Foto: Gustavo Amarelle
El frío llegó a las calles porteñas y al pasaje empedrado del Carmen. Es media mañana y los trabajadores de La Robla continúan a la intemperie. Miran, con la tristeza de los náufragos, como dos operarios levantan un muro de ladrillos sobre los ventanales del local. El destino es incierto. Esparcidos sobre la vereda de la esquina hay muebles y mercaderías, los restos del naufragio. Esto y la autorización judicial para explotar la firma es lo único que les queda tras décadas de trabajo. “Habrá que volver a empezar”, dicen secando lágrimas.
No hay “robla” en la Justicia, no hay un acuerdo ventajoso para las partes ni un convite, sino inequidad. Arrasa con el sostén de 21 familias en resguardo de la propiedad privada, pero no procesa a un estafador mayor que ha eliminado, hasta el día de hoy, 221 puestos de trabajo. Mientras tanto, en la Legislatura porteña danzan o duermen dos proyectos: uno para declarar al bar La Robla sitio histórico del patrimonio de la Ciudad y otro para expropiar el inmueble. Allí tampoco hay “robla”.

Fotos: Télam

Comentarios

  1. Si era habitué, sobre todo los martes después del cine. Como lo describieron, las rabas, tortillas y elmomdongo hummmm. Siempre todo muy rico. y eso es la mano del cocinero y excelentes materias primas. No lo pierdan , en otro,lugar a comenzar de nuevo.
    Un abrazo

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