Una Agencia de Bienes a la medida de la especulación inmobiliaria
(…) Cada uno tiene lo que la liberalidad del rey no le ha confiscado. Importa pues, al rey, ya que de ello estriba su seguridad, que el pueblo posea lo menos posible, a fin de que no se engría con sus bienes y libertad. Pues tanto la riqueza como la libertad hacen aguantar con menos paciencia las leyes duras e injustas. Por el contrario, la indigencia y la miseria embotan los ánimos y quitan a los oprimidos el talante de la libertad.
Tomas Moro
por Mariane Pécora
Jueves 9 de junio. Con votos del Pro, del FpV, UCR, FR y Ocaña y cía., la Legislatura porteña aprueba la creación de la polémica Agencia de Bienes del Estado, organismo que tendrá a su cargo administrar de manera autónoma los inmuebles de la Ciudad, ya sea para su venta o para construcción de obras. La iniciativa cuenta con 42 votos a favor, 16 en contra y dos abstenciones. Tras una ardua semana de negociaciones, el oficialismo consigue el apoyo de todo el bloque de Suma +, de Confianza Pública y del Frente Renovador. El Frente para la Victoria vota de manera diferenciada. Carlos Tomada, jefe del bloque, da libertad de acción a sus diputados para que voten según su conveniencia, conciencia y/o intereses. Luego, junto a Fucks, se abstiene. Los diputados María Rosa Muiños, Silvia Gottero y Claudio Heredia, que responden al jeque de los porteros, Víctor Santa María, apoyan la iniciativa del PRO. El resto del bloque vota en contra.
Hacen lo propio Fernando Vilardo (AyL), Gustavo Vera (Bien Común), Patricio del Corro (PTS), Roy Cortina y Hernán Arce (PS), Adrián Camps (PSA), Marcelo Ramal (FIT). Estos diputados consideran que esta iniciativa es un “cheque en blanco” que atenta contra los principios constitucionales de la Ciudad. El bloque de la Coalición Cívica advierte sobre errores jurídicos y vacíos legales en la iniciativa en cuestión y, por “honestidad intelectual”, vota en contra.
El 3 de diciembre del año pasado, en la última sesión de la Legislatura porteña, el Pro logró una primera aprobación de la iniciativa gracias a los votos del FpV. Ese día, la creación de la Agencia de Bienes obtuvo 44 votos a favor. En marzo pasado, el proyecto fue sometido a Audiencia Pública, el repudio de los vecinos y organizaciones sociales hicieron que parte del bloque de FpV declinara su incondicional apoyo a la iniciativa. El oficialismo, en cambio, desplegó una turba de operadores políticos a negociar edil por edil. Promesa sobre promesa. Lo logró.
“Vamos a ser una Ciudad de las corporaciones”, sentencia el diputado Adrián Camps. Los vecinos presentes en el recinto lo ovacionan.
Hernán Rossi, legislador de Suma +, intenta explicar lo inexplicable: “Nos comprometimos a ser una oposición constructiva que mejore todo lo que pueda mejorar sin convertirse en un palo en la rueda para quienes fueron elegidos para gobernar, y eso es lo que hacemos con este proyecto. Esperemos que la Agencia, desde el Ejecutivo, avance en este sentido y que evolucionemos a una Ciudad mejor”. Abucheos.
La inmobiliaria estatal
La Agencia de Bienes S.E., junto a la Corporación Buenos Aires Sur, creada durante la gestión de Aníbal Ibarra y la Corporación Antiguo Puerto Madero, de la era Grosso, vienen a engordar una suerte de Estado paralelo que dispone sobre de los bienes patrimoniales de la Ciudad.
La flamante Agencia de Bienes, manejará y administrará miles de inmuebles del Estado porteño, sobre los que podrá ejecutar nuevas obras o impulsar su venta. Entre ellos el predio del Tiro Federal, en el barrio de Núñez. Liquidará trece de sus dieciséis hectáreas. Allí, en tiempos de Ceos, tiene puesta la mira el ceo de la desarrolladora inmobiliaria TGLT. Federico Weil pretende construir en la zona un nuevo Puerto Madero únicamente de oficinas[1].
De la venta de las hectáreas del Tiro Federal, tan sólo el 20 por ciento se destinará a la urbanización de las villas 31 y 31 Bis, otra parte se empleará en políticas de las áreas de Educación y Salud y lo restante al desarrollo del Parque de la Innovación. Una especie de «Silicon Valley» vernáculo que contribuirá a acelerar la gentrificación. Es decir, el proceso de transformación urbana en el que la población original de un sector o barrio es desplazada por el encarecimiento del costo de vida.
También se prevé la venta de “El Dorrego” en el barrio de Colegiales. La idea es construir en el lugar un Centro Metropolitano Audiovisual de 8000 metros cuadrados. El objetivo por demás de insólito: “garantizar la participación de todos los sectores involucrados en la comunicación audiovisual”. En pocas palabras lo que no se dice: con el dinero de todos, se montará una estructura millonaria para privilegiar al sector empresario relacionado a la industria audiovisual.
Por lo demás, la Agencia de Bienes actuará como una inmobiliaria estatal con potestad para desprenderse del patrimonio edilicio de todos los porteños. Si bien el texto aprobado omite la especificación de los bienes afectados, los diputados que rechazan la iniciativa aseguran que, entre los 2500 inmuebles que están en carpeta, figura el Buenos Aires Design, el Autódromo Municipal y los terrenos en la Costanera. La Legislatura será la encargada de aprobar el plan de acciones de la Agencia, que requerirá consenso mayoritario. Es decir, el voto afirmativo de 40 de los 60 diputados.
El gobierno de la Agencia estará en manos de un directorio compuesto por siete miembros. Cinco de ellos presidente, vicepresidente y tres vocales, los designará el Ejecutivo porteño. Y los dos restantes, la Legislatura, en representación de los bloques políticos opositores. También tendrá tres síndicos, uno propuesto por el Ejecutivo y los dos restantes por el Parlamento. Toda una maquinaria burocrática innecesaria para que oficialismo y oposición se repartan cargos.
[1] (nota de La Nación del 8 de febrero de 2016. Sección economía. http://www.lanacion.com.ar/1868673-federico-weil-el-tiro-federal-puede-ser-el-proximo-puerto-madero)