«Proyecto Persiana»

por Analía Paez
 

Las persianas comerciales del centro de la Ciudad de Buenos Aires comenzaron a cambiar su apariencia a partir de la idea de un grupo de jóvenes artistas, el colectivo «Proyecto Persiana», que tomó la iniciativa de intervenir estos peculiares espacios, con el fin de embellecer las veredas porteñas de manera gratuita.

La idea surgió de la cabeza de los artistas Santiago Cavanagh, Milagros Avellaneda, Lucas Arrocha y Juan Ridolfi quienes comenzaron a trabajar con sus pinturas y pinceles en el barrio de San Nicolás, entre las avenidas Corrientes, avenida de Mayo, Callao y 9 de Julio, zona elegida debido a la gran cantidad de comercios, y luego convocaron a otros muralistas urbanos.
El grupo se formó a fines del año pasado y llevan realizadas cuatro jornadas de trabajos: tres en el calle Libertad bajo la consigna «Naturaleza: La selva» y la última, el mes pasado, sobre la calle Talcahuano con el espíritu de la «Música» como leitmotiv, que contó con 70 artistas desplegados a lo largo de cuatro cuadras de la ciudad.
La primera pintada se realizó en la calle Libertad (del 0 al 100) a mediados del año pasado y, pesar de que la convocatoria se realizó por las redes sociales, hubo mucha gente que se acercó con sus propios materiales.
«Pensé que vivía en la calle más fea de la ciudad», recuerda Santiago que dijo una vecina cuando él junto a un grupo de artistas emergentes pintaban las persianas de la calle Talcahuano.
Cada edición de esta movida se realiza el día domingo, cuando los comercios están cerrados, desde la mañana hasta antes de que caiga el sol. Pinceles y aerosoles en mano, los artistas trastocan los grises lienzos acanalados en motivos y temáticas de lo más diversas: un mono se balancea en el medio de la selva, un colorido e inmenso ramos de flores se ofrece al transeúnte, colores pasteles y fluo se apoderan de las palmeras de una jungla, o un ovni aterriza en el medio de dos montañas.
La idea del colectivo -que integran un licenciado en economía, dos comunicadoras y un diseñador industrial-, además de embellecer la ciudad, es poder ofrecer un espacio para los artistas emergentes, revalorizar el arte urbano y sacarlo de ese lugar del imaginario ligado al vandalismo. Sólo intervienen aquellas persianas en las que los comerciantes dieron el visto bueno.
La movida se hace eco de proyectos similares que con anterioridad han surgido alrededor del mundo, como el furor que causaron hace unos años los colectivos Enrotlla’t y Persianes Lliures, graffiteros y muralistas de Barcelona que se dedicaron a intervenir persianas de comercios, transformando la ciudad a partir del atardecer, cuando cierran sus puertas, en una gran galería de arte a cielo abierto.
–  ¿Cómo surgió la idea de Proyecto Persiana?
– Cavanagh: Se formó de a poco y por casualidad. Primero me llamó la atención lo feo e inseguro que se volvían algunas zonas de la ciudad cuando los negocios cerraban sus puertas y se lo comenté a Milagros Avellaneda quien se sumó a mi proyecto. Tiempo después y por casualidad conocí a un comerciante de la zona que se comprometió a hablar con sus vecinos.
– ¿Cómo fueron esas primeras jornadas de trabajo?
– C: En la primera intervención eramos sólo 10 artistas, pocos dueños y algunos vecinos que miraban lo que hacíamos. En la segunda se fue sumando gente de a poco. Algunos opinólogos pero mucha buena onda. El mes pasado fuimos más de 60 artistas pintando un domingo desde horas tempranas. Además, la gente se acercó con mate, un paquete de yerba, facturas o un poco de agua para amenizar la jornada.
– ¿Cómo es la modalidad de trabajo?
– C: El trabajo del colectivo comienza unas semanas antes de la gran jornada de trabajo. Los artistas se acercan a los dueños de los locales con algunos bocetos y comienza la selección. Hay que ser muy cuidadoso con las palabras porque muchos son escépticos de lo que va a quedar en sus persianas.
– ¿Todos aceptan la propuesta?
– C: Algunos aceptan, otros no, pero una vez terminado el trabajo cuando la calle ya está transformada gracias a nuestro accionar, es bienvenido y siempre agradecido.
El colectivo tiene un sueño que ya está en marcha: están gestionando los permisos para pintar un gran mural en todas las paredes de la villa 31, emulando al que se ha realizado en el barrio Pachuca de México, donde un colectivo de artistas mexicanos han cambiado por completo la imagen de ese barrio humilde, al pintar 200 casas de colores lavanda, verde y naranja incandescente.
– ¿Cómo es la idea del gran mural?
– C: Es en etapas. Primero hay que capacitar a chicos de la zona en la técnica del muralismo, luego realizar prácticas en espacios públicos y finalmente realizar una gran pintada en todas las paredes de la villa de Retiro para que se puede apreciar desde lejos. La idea es capacitar en arte mientras embellecemos la ciudad.
Para los interesados en que sus persianas sean intervenidas por este grupo de artistas puede escribir a: [email protected]

Foto de Néstor J. Beremblum / ANCCOM

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