Homenaje a Ernesto de la Cárcova
por Mercedes Ezquiaga
A 150 años del nacimiento del pintor Ernesto de la Cárcova (1866-1927), el Museo Nacional de Bellas Artes le rinde homenaje con una exposición que inaugura mañana a las 19, curada por Laura Malosetti Costa y en la que se resignifica una muestra montada en 1928 que reunió la mayor parte de sus trabajos además de la célebre obra «Sin pan y sin trabajo».
Desplegada en las salas 29 y 30 del museo, la muestra no solo constituye una de las exposiciones más grandes dedicada al pintor, docente y medallista argentino en casi 90 años, sino que además recrea aquel homenaje que su viuda, Lola Pérez del Cerro, organizó luego de su muerte, en Amigos del Arte, como una retrospectiva.
“Sin pan y sin trabajo” (1894), lo que hoy podría considerarse «el hit» de De la Cárcova, es abordada desde diversos soportes -como dibujo, video, pintura o acción callejera- para dar cuenta de la resignificación y reapropiación que de ella han hecho decenas de artistas en diferentes contextos.
Y no conforme con esto, su obra cumbre revela por primera vez secretos hasta ahora ocultos, que salen a la luz gracias a las radiografías y estudios técnicos llevados a cabo por el equipo de Gestión de Colecciones del Museo Nacional de Bellas Artes y TAREA-IIPC (Instituto de Investigaciones sobre el Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de San Martín), que permiten apreciar las diferentes instancias del proceso creativo.
La radiografía, colocada junto a la pintura original, permite apreciar algunos cambios en la simbólica obra de pintor, por ejemplo en las facciones del rostro del hombre que mira por la ventana, y también justamente, en ese paisaje detrás de los cristales, que en un principio es irrelevante y luego se vuelve fundamental.
“De la Cárcova comenzó a pintar ‘Sin pan y sin trabajo’ en Italia, como un cuadro típico de los que retrataban la miseria, para presentar en los salones (concursos), pero en el ínterin, volvió a Buenos Aires y se afilió al Partido Socialista. Y se convirtió en un cuadro político”, explica a Télam Malosetti Costa, en alusión no solo a la transformación del cuadro, sino también de su autor.
«Usó varios modelos para el hombre del cuadro, de diferentes edades y generaciones, y al final casi que le quitó los rasgos», detalló la historiadora al término de una recorrida para prensa por la exposición.
“En el boceto, la vista de la ventana no es importante. Está apenas dibujada; la fábrica de fondo echa humo, como si estuviera funcionando, y la miseria es solo del obrero sin trabajo. Pero después, de regreso en la Argentina, le da mucha importancia a la ventana y ahí, a través de ella, se ve un mitin obrero, la policía reprimiendo, la fábrica cerrada, y se convierte en un cuadro alegórico”, detalla la curadora.
Se han dado varias interpretaciones de lo que se ve a través de la ventana, confiesa Malosetti: “algunos dicen que es un lockout patronal, otros dicen que es una huelga, que están reprimiendo… lo cierto es que es un cuadro de significación muy abierta”, reconoce.
La obra fue aclamada en distintas partes del mundo, como en la feria universal de Saint Louis, Estados Unidos, donde “tuvo un impacto tremendo -asegura Malosetti Costa-, probablemente porque había entonces una tradición de sindicatos obreros mucho más fuerte que acá”.
Pero el homenaje que el Bellas Artes rinde al artista –“debe haber pocos tan queridos y admirados”, dice la curadora- es más que esta única y emblemática pintura: se incluyen cerca de treinta óleos, diecisiete dibujos y diez medallas.
Hay retratos de su esposa y sus hijos, naturalezas muertas y desnudos. Aquí se incluyen los bocetos de “Pomona”, una pintura de grandes dimensiones de una mujer desnuda, obra que el artista exhibió en el Salón de París de 1913 y vendió a una familia judía, Dimitri Peress. Cuando los nazis saquearon la casa de aquella familia se llevaron todo y nunca más se volvió a saber el destino de aquella obra. Malosetti Costa se ilusiona con encontrarla alguna vez.
La historiadora colombiana Carolina Vanegas Carrasco colaboró junto a Malosetti Costa en la curaduría de esta exhibición que en materia de arte contemporáneo reúne trabajos de Tomás Espina, Antonio Pujia, Carlos Alonso, Gustavo López Armentía y el Grupo de Arte Callejero (GAC).
Además, el homenaje se extiende por fuera de los límites del museo: una exposición en el Museo de Calcos y Escultura Comparada “Ernesto de la Cárcova” (Av. España 1701), de la Universidad Nacional de las Artes, evoca los primeros años de esa institución, que De la Cárcova fundó y dirigió.
Asimismo, bajo el título “Carcova en la UNSAM”, que se desarrolla en la sede del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Martín (campus Miguelete), se presenta el trabajo que, desde esa casa de estudios, emprendieron las curadoras Natalia Gavazzo y Dolores Canuto en el barrio La Cárcova (sus habitantes lo pronuncian sin el acento), de la provincia de Buenos Aires.
«Ernesto de la Cárcova» cuenta con el apoyo de la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes y podrá visitarse en las salas 29 y 30 del primer piso el museo de Avenida del Libertador 1473, hasta el 26 de febrero de 2017, de martes a viernes de 11 a 20, y sábados y domingos de 10 a 20, con entrada libre y gratuita.