«No es igual. No da igual»
El legado de Lohana Berkins, activista trans, pilar de la lucha por la igualdad y la inclusión, se sintetiza en la muestra «No es igual. No da igual», inaugurada el lunes en el espacio cultural de la Biblioteca del Congreso de la Nación, Esta exhibición da cuenta de los grandes temas de su activismo: derechos humanos, feminismo y la Ley de Identidad de Género.
La exposición tiene el mismo espíritu colectivo que Lohana Berkins entrelazó con su lucha por la ampliación de derechos de travestis, lesbianas, gays, intersexuales y transgéneros. Y es colectiva porque reúne obras en distintos formatos seleccionadas de un certamen anual que organiza desde hace cuatro años el Programa de Género y Diversidad Sexual del Ministerio Público de Defensa la ciudad.
El 5 de febrero se cumplió un año de la muerte de Lohana, y en su homenaje, amigos y militantes organizaron esta muestra. Un compendio de imágenes, muchas de ellas tomadas con celulares, donde se puede ver a Berkins dando talleres, en una conversación cualquiera en una escuela, en el Centro Nacional de Educación Sexual en Cuba o en una conferencia mundial de las Naciones Unidas.
Junto a esos retazos, inmortalizados por personas que la acompañaron, la exposición acerca una propuesta artística que cruza material fotográfico y audiovisual con instalaciones gráficas, collages, calados de papel y textos escritos. Hay también una instalación de la artista Andrea Pasut, armada con hormas de zapatos intervenidos y con rostros pintados de mujeres destacadas, entre ellas, Lohana.
Y las obras se entretejen con frases de la propia Berkins: «En un mundo de gusanos capitalistas, hay que tener coraje para ser mariposa», se lee en una de las paredes. “La iniciativa tiene como objeto homenajear el legado político que nos dejó Lohana”, explica Josefina Fernández, amiga, colega, antropóloga y responsable del programa de Género y Diversidad Sexual.
«Lohana -cuenta Fernández- tenía varias frases y las usaba en distintas situaciones. Debajo de su firma en el correo electrónico, por ejemplo, había una Lucy Stone, con la que reclamaba, como la sufragista, el derecho a su cuerpo y a sus usos como ‘primer derecho’ o derecho absoluto, como le gustaba decir. Lohana leía o escuchaba una frase y si le gustaba, la tomaba completa o la reinventaba y se la apropiaba de tal manera que luego es difícil encontrar o buscar el origen».
Pero su legado de desobediencias excede a una frase: fue, como la define Fernández en pocas palabras, «pionera en las luchas por la ampliación de derechos de la comunidad Gays, Lesbianas, Travestis, Transexuales y Bisexuales de Argentina, poniendo en cuestión los mandatos binarios y heteronormativos». Y fue también la primera travesti en tener un empleo público, fundó la primera cooperativa laboral trans e impulsó la Ley de Identidad de Género aprobada en 2012.
Con este enfoque, la muestra recorre huellas de su biografía: los edictos policiales (los mandatos que persiguieron sobre todo a travestis y trans), la personería jurídica de su Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual, la Ley de Identidad de Género, el feminismo, el abolicionismo, su presencia académica e internacional y hasta su fe religiosa en la Virgen de Urkupiña, de quien era devota.
Curada por un equipo integrado entre otros por Marlene Wayar, a quien Berkinks le legó la «posta» antes de morir, la exhibición «No es igual. No da igual» en el Congreso tiene un singular significado. A juicio de Teresa García, presidenta de la Comisión de la Biblioteca del Congreso, «justo aquí, en este sitio donde de alguna manera se resguarda la memoria parlamentaria, es tener la posibilidad de pensar que no alcanza con hablar de ‘diálogo'».
«Lo que es evidente -dice García- es que para poder ‘dialogar’ hay que tener una voz, hay que poder ser escuchado y reconocido por esa voz. La historia de conseguir que una lucha se convierta en un derecho es la historia de adquirir una voz propia para quienes hasta ese momento no eran escuchados. Lohana representa la construcción de una voz colectiva, del esfuerzo cotidiano por adquirirla poniendo el cuerpo en cada tramo de esa construcción».
Es que, en opinión de Fernández, coordinadora junto a Berkins del libro «La gesta del nombre propio», ella cambió vidas: «Tuvo un don especial para hacer de sus circunstancias vitales, propias y de su colectivo un objeto de la política, y al hacerlo cambió el mundo de muchas personas. Mostró rostros de la exclusión que estaban ocultos, les puso nombre y apellido».
Algo parecido escribe la cronista María Moreno en el catálogo de la exposición: «La política de Lohana era de una insurgencia que no separaba la teoría aprendida más por ósmosis y oído fino que por los libros, la fiesta-banquete latino donde solía repartir imágenes de la virgen Urkupiña del reclamo en despachos estatales que ella dominaba con retórica irrefutable, la marcha de los cantos `desaforidos` y las tetas protagonistas del congreso internacional con paraninfo y credencial en el pecho, la mediación astuta y provisoria de la alianza que lima en acuerdo el variado `entre nosotros`».
«No es igual. No da igual» se puede visitar con entrada gratuita de lunes a viernes de 10 a 20, en el Espacio Cultural de la Biblioteca del Congreso de la Nación de calle Adolfo Alsina 1835.