#8M: Primer Paro Internacional de Mujeres. Libres, vivas y en sororidad
Publicamos la crónica que Ximena Schinca escribió para la edición impresa de Periódico VAS post #8M.
Pero ISSUU nos censuró por considerar que la tapa del VAS que ilustra esa crónica, donde se ve una joven insinuando el torso desnudo, resulta «inapropiada» para esa plataforma.
La consecuencia es que no resulta fácil visitar la versión digital de Periódico VAS 97 en ISSUU. Hay que sortear un entramado de condicionamientos y advertencias sin sentido.
Paradójicamente, tras la censura, recibimos a modo de solidaridad, el apoyo de Paper-Li, el servicio de selección de contenidos de la Red Iberoamericana de Periodismo Cultural, editado por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), que recomienda a Periódico VAS en su portal, mostrando para más datos la tapa cuestionada por ISSUU.
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Libres, vivas y en sororidad
La sororidad trata de acordar de manera limitada y puntual algunas cosas con cada vez más mujeres. Sumar y crear vínculos. Asumir que cada una es el eslabón de encuentro con muchas otras.
(Marcela Lagarde y de los Ríos, “Pacto entre mujeres. Sororidad”.[1])
Por Ximena Schinca
@ximenaschinca
Previas
En un guiño de sororidad hacia sus compañeras feministas y un gesto de ironía al patriarcado, Florencia Minici, la integrante del Colectivo Ni Una Menos (NUM) que 36 horas había sido arbitrariamente detenida por la policía, coordinaba la reunión de seguridad de la movilización por el Paro Internacional de Mujeres, junto a referentes del resto de las organizaciones. Eran cerca de las 15 horas del pasado 8 de marzo, y en la esquina de Saenz Peña e Yrigoyen, mujeres, lesbianas, travestis y trans de diferentes agrupaciones sociales y políticas se acuerpaban para distribuirse tareas de los cortes de calle y el armado de la cabecera que recorrería la Avenida de Mayo desde Saenz Peña hasta la Plaza de Mayo.
–Vamos compañeras, necesitamos seis más para ir adelante y cortar el tránsito. Vamos, vamos, que si no cortamos el tránsito no hay marcha–, repetía por megáfono “la Minici”, con una fuerza notable si se recuerda que, para ese momento, la joven había pasado 12 horas arrestada junto a otras cinco militantes, tras haber sido perseguidas y hostigadas por un grupo de machotes ultracatólicos al grito de ¡Cristo vive! y otras frases imposibles.
Para las 15:30, en los alrededores de la Plaza Congreso, con intermitencias, ya podía escucharse la banda de sonido de las marchas feministas; bombos, platillos, banderas y cánticos anticipaban lo que sería otra movilización histórica de las que nos viene dando el movimiento de mujeres, con una convocatoria en aumento, que arroja cifras inéditas de cientos de miles de mujeres. Mientras tanto, en la misma reunión de seguridad, con su clásica remera que celebra “Puta Feminista”, Georgina Orellano, la secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR, organización que nuclea trabajadoras sexuales en la lucha contra la estigmatización, el abuso y la violencia institucional) recolectaba los últimos dineros para costear el escenario y el sonido en el que, horas después, la periodista Liliana Daunes leería el documento único acordado por decenas de organizaciones.
Para llegar juntas y de a cientos de miles a la Plaza de Mayo, se había transitado un camino de asambleas intensas y extensas, de largas jornadas de trabajo, de intercambios cotidianos por infinitos grupos de Facebook, whatsapp, twitter, Telegram, etcéteras; por discusiones, diferencias, muchos disensos y algunos consensos. Detrás de la bandera de arrastre con la leyenda “8M Paro Internacional de Mujeres. Ni Una Menos. Vivas nos queremos”, se ubicarían unas treinta referentes del movimiento de mujeres a la cabeza de una movilización, que ya se ubica en las páginas protagónicas de las conmemoraciones del 8 de marzo.
Ruidazo de largada
En los hechos, las acciones del 8M arrancaron cerca de las 12 del mediodía con un ruidazo en distintos puntos del país y que, en el Congreso, encabezaron mujeres organizadas en CTA, ATE y el Colectivo NUM. Cerca de las 13 horas, algunas integrantes de ese Colectivo se repartían las remeras para la marcha con la leyenda “Ni una menos. Vivas nos queremos”. Sin pretensiones de tetazos ni pudores patriarcales, Marta Dillon, integrante fundadora de NUM, se cambiaba de remera para quedarse con aquella que la acompañaría hasta el cierre de la jornada. “Salimos por las inequidades que nos oprimen, por las diferencias salariales, porque las tareas domésticas recaen sólo en nuestras espaldas. A las 12, empieza una acción colectiva, una acción totalmente insumisa que interpela a este Gobierno porque el Estado es responsable por cada una de las chicas muertas. Ni una menos. Vivas nos queremos”, anticipaba Dillon en una entrevista previa al 8M.
Para las 13.30, un numeroso grupo de mujeres de diferentes agrupaciones cortaban avenida Rivadavia a la altura de Callao, algunos medios cubrían la acción como parte de la previa y algunos automovilistas se impacientaban y demostraban cuánto falta aun para la transformación cultural.
– ¡Vayan a laburar, manga de vagas! –gritó un conductor a las manifestantes.
– ¡No se te para! ¡No se te para! –respondieron las chicas y continuaron cantando: – Ni una menos, vivas nos queremos.
La medida se había sentido con fuerza en las estaciones Juan M. de Rosas (línea B), Congreso de Tucumán (línea D), San Pedrito (línea A), Las Heras (línea H), Constitución (línea C) y Plaza de los Virreyes (línea E), donde las trabajadoras desplegaron carteles con consignas sobre las desigualdades de género. También las ferroviarias de la Línea Sarmiento bajaron a las vías en Castelar para expresar su adhesión al paro de mujeres. «Nos unimos al Paro Mundial de mujeres desde las vías’”, dijo a Télam una delegada de la Comisión «Mujer bonita es la que lucha», que abogó por la «igualdad laboral contra la violencia machista» del sindicato “La Fraternidad”.
“No nos callamos más. Venimos acá a hacernos oír. Por la igualdad de todas las mujeres”, me dijo Graciela Rodríguez, que había llegado al Congreso para manifestarse junto a una veintena de compañeras trabajadoras de limpieza. Allí el ruidazo se extendió hasta las 14 horas y sirvió como modesto anticipo de lo que se concretaría en una movilización multitudinaria y heterogénea al calor del verano porteño.
Mujeres que paran el mundo
“Hay unas columnas de la CGT que están marchando solas, adelante. Dicen que no marchan con el resto porque no las dejaron. No vinieron a las asambleas ni quisieron ir al sorteo del orden de columnas. Parecen tipos”, se quejaba una de las militantes que organizaba el avance de la cabecera por Avenida de Mayo. Eran cerca de las 18 horas, y la Plaza de Mayo parecía inalcanzable. A metros de la cabecera, una mujer llevaba un cartel escrito con marcador negro, que exigía “Poné la fecha, la yuta que te parió”, haciendo referencia al reclamo que estalló el martes 7 cuando la cúpula sindical se negó a ponerle fecha a un paro nacional que las bases exigen.
“Sí se puede / sí se puede / el paro a Macri / se lo hicimos las mujeres” fue uno de los cánticos que más se repitió en la jornada y que denuncia la falta de acción de las centrales sindicales. “¿Pero es el Día de la Mujer o de la política?”, se quejaba un señor cuando la cabecera estaba cruzando la avenida 9 de Julio. No conocía las líneas del documento que sintetizaban: “Toda lucha feminista es la que nos tiene a las mujeres organizadas contra el patriarcado en las calles, en las plazas, en las casas y en las camas”. Algunas activistas al frente de la marcha iban abriendo paso y cortando el tránsito. Avanzando por Avenida de Mayo, carteles, pancartas, intervenciones artísticas y performers subrayaban la vitalidad de una manifestación contra los femicidios, la violencia machista, la desigualdad, pero también contra los despidos, el empleo precario y el ajuste económico.
“Marchamos contra la políticas de ajuste a la que nos somete el Gobierno de Mauricio Macri. Exigimos la reapertura de las paritarias, y la representación de mujeres en las cúpulas sindicales. Marchamos en contra de la suba de la edad jubilatoria y por la jubilación de las amas de casa. Exigimos el cese de los despidos y de la flexibilización”, señaló la diputada nacional Vilma Ripoll, una de las referentes políticas que encabezó la marcha.
Nina Brugo, integrante fundadora de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito en Argentina también sostuvo la bandera con la consigna <8M Paro Internacional de Mujeres>, acompañada por militantes de otras agrupaciones que llevaron el pañuelo verde de la campaña como otro estandarte de las luchas feministas. “Anticonceptivos para no abortar / aborto legal para no morir”, fue uno de los cánticos que se escuchó con más fuerza desde la tarde y hasta la noche, cuando las mujeres comenzábamos a desconcentrar. “Agradezco a la vida por darme la oportunidad de participar en este Paro Internacional de Mujeres”, decía Nina con la voz entrecortada por la emoción.
En Argentina, pero también en los más de 50 países que adhirieron a la medida, se paró para decirle basta a la violencia machista, para exigir un Estado laico, para denunciar que 8 mujeres por día son asesinadas en Latinoamérica y que una mujer es asesinada cada 18 horas en nuestro país. “Necesitamos políticas reparatorias para todas las compañeras, y marchamos por la ley de cupo laboral”, subrayó Florencia Guimaraes García, militante, travesti, abolicionista, feminista, sosteniendo un cartelito que decía <Queremos traVajo, no prostitución>. Detrás de la bandera por el Paro Internacional de Mujeres, Guimaraes compartió el recorrido hacia Plaza de Mayo con Alika Kinan, sobreviviente de trata y activista abolicionista de la prostitución, pero también con Georgina Orellano, feminista y activista reglamentarista del trabajo sexual. Juntas y a la par, se sumaron a la cabecera Laura Marrone, Marta Dillon, Mariana Carbajal, Manuela Castañeira, Estela Díaz, Nora Cortiñas, Ornella Infante, Nelly Minyersky, Nina Brugo, Vilma Ripoll, Virginia Giannoni, entre otras activistas que levantaron la consigna <Ni una menos. Vivas nos queremos>.
Plaza de Mayo
Al llegar al escenario ubicado en la Plaza de Mayo, la voz de Liliana Daunes le puso cuerpo al documento único consensuado por las agrupaciones de mujeres que participaron en las asambleas del mes de febrero. “Estamos acá porque cuando las mujeres del mundo nos organizamos, la Tierra tiembla”, confirmaba Daunes, desde un escenario concurrido por decenas de referentes feministas.
“Porque el Movimiento de Mujeres es hija e hijo de historia antipatriarcal y anticapitalista. Como alternativa al avance represivo, racista y conservador. Con orgullo, hoy decimos: ‘¡Viva el Paro Internacional de las Mujeres Trabajadoras! Contra toda forma de explotación y opresión, llamamos a nuestras hermanas de todo el mundo a seguir luchando de manera independiente de los gobiernos. #Ni Una Menos #Vivas nos queremos”, concluyó Daunes la lectura del documento ante una multitud.
Cacería de mujeres tras el #8M
Poco antes de la medianoche, Laura Salomé Canteros, periodista e integrante de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, enviaba su primer audio de Socorro ante la avanzada represiva en Plaza de Mayo. La marcha había finalizado hacía más de dos horas, y Laura estaba junto a otras mujeres en los alrededores de la Plaza cuando empezaron las detenciones violentas (16 mujeres y cuatro varones). El jueves, durante una conferencia de prensa en la sede del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), un panel conformado por las organizadoras de la marcha, denunció que se trató de una “cacería de mujeres”, que hubo una “decisión política programada para dejar hacer a la represión policial”, y que se buscó aleccionar y disciplinar al movimiento de mujeres.
“La cacería, la represión y las detenciones fueron brutales, discriminatorias y constituyeron vulneraciones a los Derechos Humanos. Efectivos de civil y uniformados pero sin portar identificación y sin manifestar el motivo, golpearon y detuvieron arbitraria e ilegalmente a mujeres, por su género y por su orientación sexual en las inmediaciones de la Plaza. No conformes con eso, salieron a cazar mujeres al voleo, que salían de bares o simplemente transitaban por la calle”, señaló un documento, al que adhirieron los 57 países unidos en el Paro Internacional de Mujeres y cerca de un centenar de organizaciones políticas.
8 ejes del documento para el #8M
- Paramos porque somos parte de una historia colectiva e internacional
- Paramos porque hacemos visible el mapa del trabajo en clave feminista
- Paramos porque exigimos aborto legal, seguro y gratuito
- Paramos para defender nuestras disidencias sexuales y de género
- Paramos para decir basta a las violencias
- Paramos para denunciar que el estado es responsable
- Paramos porque exigimos un estado laico
- Paramos y construimos el movimiento de mujeres como sujeto político
[1] La palabra sororidad deriva de sor, hermana, y alude a la hermandad entre mujeres, que el percibirse como iguales pueden aliarse, compartir y, sobre todo, cambiar la realidad opresiva que las disciplina y reduce a objetos.