Seminario de Jean-Jacques Lemêtre en Buenos Aires
En el mes de julio, Jean-Jacques Lemêtre vuelve a Buenos Aires para desarrollar un nuevo seminario dirigido a actores, bailarines, músicos, acróbatas, clowns y otros curiosos en investigar su propia música corporal, su propio cuerpo musical.
A partir de ejercicios individuales y grupales, Lemêtre, interroga el lenguaje corporal de cada uno para utilizar las potencialidades rítmicas, melódicas y armónicas de su propia voz y cuerpo.
Son dos días de workshop, sábado 8 y domingo 9, de 15 a 20. Vacantes limitadas, inscripción: [email protected].
Músico y compositor francés de origen gitano, Jean-Jacques Lemêtre, compone e interpreta partituras de todos los espectáculos y películas de la compañía del Théâtre du Soleil de Ariane Mnouchkine desde 1979. Su música se nutre de distintos orígenes y se caracteriza por la diversidad de instrumentos empleados: clarinete, saxofón, fagot, vidrio-armónica o percusión y cuerdas. También es lutier.
Periódico VAS entrevistó a Jean-Jacques Lemêtre, en oportunidad que dirigiera el seminario “El Cuerpo musical”, también en esta Ciudad.
Entrevista a J. J. Lemêtre
Si está, aunque el lugar sea confuso, lo primero que uno verá será a Jean-Jacques Lemêtre. Así ocurre. Uno recorre un sábado por la tarde el apacible barrio de Almagro, entra en el zaguán de una antigua casa, llega a un amplio salón con más de treinta personas. Y lo primero que uno ve es la figura esbelta de casi dos metros, sexagenaria; ve el pelo recogido con una hebilla, la barba blanca muy larga, la mirada profunda, los gestos lentos. Parece un dios bíblico, un demiurgo o un mago medieval: es Jean-Jacques Lemêtre. Lo saludo, me presento. Acordé la entrevista con Emma Rotella, editora de la revista La Fisura, que coordina los talleres de Lemêtre en Buenos Aires. Las personas del salón son hombres y mujeres jóvenes, con calzas, joggings, sudaderas, la mayoría descalzas. Hay bolsos y bicicletas en el zaguán. Pero, ¿qué hace, quién es Lemêtre? Estrictamente, es músico de escena, compositor, lutier, teatrista, maestro de actores. Y dirige, desde hace más de treinta años, junto con Ariane Mnouchkine, el Théâtre du Soleil, una de las compañías teatrales más famosas del mundo.
VAS: Ariane Mnouchkine define al Théâtre du Soleil como popular. Esta definición tiene que ver con la solidaridad, la cooperación, la autogestión… Y también con un sentido político, ¿no?
J.J.L: Sí, muy político. Muy político pero no comunitario. No es una comunidad.
VAS: ¿Qué es el teatro popular? O mejor dicho, ¿cuál es la diferencia entre el teatro popular y el teatro culto o de élite?
J.J.L: El teatro popular le da al público. Tiene la voluntad de existir para darle algo al público.
VAS: Me refiero a que en el teatro culto o clásico hay un artista que hace una síntesis de lo popular, y lo expresa, lo vuelca…
J.J.L: Sí. Salvo que nosotros no somos una institución. La diferencia es que no hay casting ni distribución. Todo está abierto a todos. Incluso la última persona que ha entrado a la compañía, puede hacer todos los roles. Y si, evidentemente, es la que mejor hace el rol del rey, entonces será el rey. Aunque se trate de una mujer (ríe). Nosotros observamos en otros teatros cómo hace una mujer el rol de hombre, es una máscara.
VAS: Me refiero también a la diferencia entre el teatro culto o de autor y el teatro popular de creación colectiva…
J.J.L: Nosotros practicamos ambos. Alternamos, hacemos una obra de repertorio, una de autor contemporáneo y después una obra de creación colectiva.
“Lo primero que voy a enseñarles es a caminar”, dice JJL en el taller, a través de la intérprete. Entonces los cuerpos recorren aleatoriamente el salón, la mayoría descalzos. Después forman un perímetro y trabajan de a dos, uno extiende los brazos hacia adelante formando una guía y el otro cuerpo camina derecho hacia adelante y hacia atrás, evitando las desviaciones y juego de caderas. JJL enseña un ritmo interno para caminar con equilibrio. Después trabaja con los brazos, con las expresiones de la cara. Indica ejercicios para conseguir un cuerpo neutro, consciente, propio. “El cuerpo del actor y de la actriz a lo largo del tiempo es como el de una ballena”, explica, “está lleno de rémoras, vegetaciones, manchas… Aquí en el taller se trata de limpiar todo eso”. Desarmar los vicios expresivos, pienso.
VAS: ¿Cómo empieza el trabajo de creación colectiva en el Théâtre du Soleil?
J.J.L: Cuando la gente está en el principio mismo del proyecto, soy el primero que sabe cuál es el tema. Porque si yo no estoy de acuerdo… Bueno… quiero decir que si yo no puedo soñar con el tema propuesto, no puedo trabajarlo.
VAS: ¿Quiere decir que todo el grupo debe estar de acuerdo?
J.J.L: Después, una vez que yo digo sí, se anuncia a todo el grupo, que decide democráticamente si sí o si no.
VAS: ¿La idea, el tema, parte de Mnouchkine?
J.J.L: Sí, Mnouchkine. La idea viene de ella y si estamos de acuerdo los dos, ella lo habla con la compañía. Recién, por ejemplo, acabamos de terminar una producción. Ella propuso un proyecto para después y la tropa dijo no. Ocurrió así. La tropa se dispersó y cada cual volvió a su país. Son 31 países. Entonces Mnouchkine revé la propuesta o prepara otra.
VAS: ¿El Théâtre du Soleil siempre formó su elenco con actores de todo el mundo? ¿Cómo fue el comienzo?
J.J.L: Empezó en el 64’ con estudiantes parisinos de La Sorbona, ellos decidieron hacer un teatro distinto de cualquier otro. Ellos difundieron este teatro a sus amigos y entre sus amigos había extranjeros. La única condición era hablar un poco de francés. Un poco. A nosotros nos interesa conservar en el francés la musicalidad de los idiomas extranjeros. Siempre quisimos conservar esta manera de hablar francés, de manera rara. Que resulta una de las cosas más difíciles de entender, para los franceses. (Ríe Lemêtre)
VAS: ¿El Théâtre du Soleil funciona como cooperativa?
J.J.L: Sí. Se llama SCOP. Es una Sociedad Cooperativa Obrera de Producción.
Lemêtre se instala en el fondo del salón con un bombo legüero y un tambor africano y empieza una secuencia rítmica. El Gordo y el Flaco, dice. Y los cuerpos animan una película muda. 24 compases después la rítmica cambia abruptamente. Ballet clásico, dice. Los cuerpos se distienden, hacen figuras. Más cambios. Jugadores de rugby. Gardel. Bailarines orientales. Monos. Vals. Porteños en la madrugada. Tenis. Chacarera. Me olvidé la billetera. Piazzolla. Antes de la fiesta. Rock… Se alterna la danza con la interpretación de escenas. Los talleristas saltan, gritan, ríen, bailan, interactúan. Ocurre una liberación, pienso, un teatro del cuerpo. Los cuerpos encerrados en las ciudades buscan expresarse. Y Lemêtre sigue tocando, impecable, diverso, lanzando consignas.
VAS: Por último. Hablamos de creación colectiva en el Théâtre du Soleil, ¿cómo funciona la creación colectiva con respecto a la música?
J.J.L: No hay creación colectiva. C’est moi. Yo soy el colectivo. (Risas de Lemêtre,). Yo soy el lutier, el compositor, y el intérprete. (Más risas).
Entrevista: Rafael Gómez
Intérprete: Luz Balaña