Defender el derecho al trabajo
Jueves 4 de enero. El calor arrecia sobre Buenos Aires. La ciudad parece derretirse en el vaho caliente que desprende el cemento. A las 11 la Plaza de la República comienza a poblarse de gente, son trabajadoras y trabajadores, son jubiladas y jubilados, jóvenes, militantes, sindicatos, organizaciones sociales. Portan pancartas, banderas, se cubren del sol con sombreros o improvisadas sombrillas. Marchan.
A cuatro días de iniciado el 2018, la Asociación de Trabajadores el Estado (ATE) realizó el primer Paro Nacional en repudio a los despidos de trabajadores estatales en todo el país. Marcharon desde el Obelisco hasta el Ministerio de Modernización. La cartera, a cargo del economista Andrés Ibarra, es la responsable de ejecutar la política de despidos que en las últimas dos semanas dejó a 1200 trabajadores estatales en la calle.
“Acá no solo hay despidos sino que estamos frente a la destrucción de recursos del Estado que son patrimonio del pueblo argentino y que el Gobierno quiere transferir a manos de empresas amigas”, exclamó el secretario de general de ATE, Hugo Godoy desde el escenario improvisado frente al edificio de Diagonal Norte donde funciona el Ministerio de Modernización. Antes, había comparado la nueva oleada de despidos con la ocurrida en 2016, advirtiendo que afectará a trabajadores municipales, provinciales e incluso al sector privado.
El cierre de Fanazul y el vaciamiento de las demás Fábricas Militares; la desestructuración y el cierre de dependencias del SENASA; la paralización de la instalación de la planta nuclear de Zárate; como también los despidos de Vías Navegables que quitan capacidad de dragado al Estado, son algunos de los ejemplos que citó Godoy. Finalmente, el dirigente gremial responsabilizó al Gobierno Nacional por querer imponer los despidos con represión y exigió el desprocesamiento de los más de 5000 encausados por luchar.
Hacia el mediodía, Diagonal Norte estaba cortada al tránsito. Una masa humana escurriéndose del sol de enero exigía trabajo y dignidad. Entre ellos los estaban los despedidos de radio nacional, a quienes el martes 2 de enero una máquina les informó que se habían quedado sin trabajo, estaban los despedidos de Casa Rosada, de Jefatura de Gabinete, de SENASA, de ENACOM. “En este marco socioeconómico, un compañero despedido es prácticamente un muerto social porque no hay reactivación sino despidos y ajuste en los sectores privados. El sector privado, lejos de invertir, acumula ganancias. Por eso los trabajadores y trabajadoras estamos resistiendo y construyendo para pasar a la ofensiva”, señaló Ricardo Peidró, Secretario Adjunto de la CTA-Autónoma, que junto al SIPREBA, la CCC, CTEP y Barrios de Pie, acompañaron esta movilización.