Toda la vida
Instantáneas de una jornada verde
por Helena Pérez Bellas
1:
No puedo dormir boluda, hoy no me duerme nadie. Son las 2 de la mañana del 13 de junio y a lo único que a mi me importa es que sea hoy, mañana, el futuro. Ninguna puede dormir y se mantiene verde encendida la ventana de todos lo chats, verde como las suculentas que dicen están de moda, como dicen están de moda abortar, está de moda ponerse el pañuelo verde, está de moda puede ser. Pero también la nueva moda es tener amigas. La gente dice no podes hacer amigas cuando sos grande, las amigas se hacen de joven, las mujeres se odian, no se quieren las mujeres. Yo soy joven y soy grande, estoy en ese momento de los 30 donde sos las dos cosas, no me banco una, pero me banco todas. Tengo amigas hace años, tengo amigas hace poco y también tengo un sentimiento enorme que se hace incontrolable y no me deja dormir. Cómo se puede querer tanto a una mujer, cómo se puede querer tanto a tantas mujeres, cómo se puede querer tanto a todas. Se puede porque me devuelven lo mismo.
2:
Me levanté temprano y puse la radio. Pensé en mi mamá que ahora no está y me pasan dos cosas: por un lado me alivia no tener que preocuparla con el tema de las marchas y trabajar 11 horas en la calle y la policía y todo lo malo que puede pasar. Por el otro qué difícil es que nadie se preocupe así por vos. La gente dice que odiamos la vida, hace semanas que escucho que odiamos la vida, que somos asesinas, que queremos matar. Hierve el agua, salgo al patio, miro el cielo nublado, como me gustaría que hoy mi mamá me mande un rayo de sol. En mi habitación reviso las notas, estas notas, hago la mochila, cargo el teléfono. Tengo que ir al banco, después tengo que pasar a buscar a las chicas por Yapeyú, después me tengo que encontrar con Mariana, después me tengo que encontrar con Sebastián, un fixture para la libertad.
En el banco están hablando del aborto. Que disruptivo es todo, quién iba a pensar que en un banco se iba a hablar del aborto con tanta naturalidad. Camino por Boedo, la avenida está dividida entre los que colgaron los carteles por las dos vidas y las chicas que caminan con los pañuelos verdes atados en sus mochilas, colgados de sus cuellos o puestos como una corona sobre la cabeza. Se me hizo tarde, decido tomarme un taxi, se que no debo pero hoy no voy a pensar en dinero. Hoy voy a pensar en mi vida, hoy voy a pensar en cómo vivir mejor, hoy voy a pensar en que me merezco vivir mejor, hoy voy a pensar que voy a vivir mejor, hoy voy a pensar que voy a vivir mejor aunque no se quiera, hoy voy a pensar que este aire frío de junio vino a templar nuestro carácter, lo puso a prueba, lo hizo fuerte y hoy parimos nuestra ley.
Matías siempre me hablaba de Cecilia y yo me la iba imaginando en mi cabeza. Al final era mejor que en mi fantasía. La conocí una noche de casualidad en un lugar de Boedo que se llama El Santo. A mi me gusto de una, cuando volvíamos a casa con Sebastián le dije: ¿esa es Cecilia, viste? Nos hicimos amigas como nos hacemos amigas las minas, sin rosca. Hoy llegué a Yapeyú y estaba Cecilia, con más mujeres, con toda esta nueva ola de mujeres que se van sumando a mi vida y yo a la de ellas. Pregunté por Emma, el olor a guiso que se calentó en una parrillita en la calle se mezclaba con el mate con miel que se mezclaba con el vino que se mezclaba con el tabaco armado que se mezclaba con el olor a imprenta que se mezclaba con el olor de cada una de nosotras. Nos pintamos las uñas de verde, nos regalamos cosas, nos pusimos nuestros pañuelos verdes, cargamos nuestros termos de mate, nuestras mochilas de comida y caminamos hasta el Subte. Que fácil es tratarse bien, que lindo es tratarse bien. Por qué así tienen que saber todos, así nos tratamos cuando abortamos, bien. Cuando nosotras abortamos juntas nos tratamos bien, nos queremos bien, nos cuidamos bien, nos protegemos bien. Cuando nosotras abortamos juntas nos tenemos la mano, nos calmamos el miedo, nos sostenemos para ir al baño y nos apoyamos las unas a la otras y la unas sobre los hombros de las otras para ir a la guardia. Nunca vi a un hombre en un aborto. Al único hombre que vi fue a uno que vino a traer la plata y trajo la mitad. La otra mitad la pusimos entre todas. Pienso en esto, lo escribo y vuelvo a pensar: quizás mi otra mitad son todas las mujeres.
3:
En el subte veo a muchas mujeres mayores solas. Se que el foco se pone en la juventud pero quiero hablar de estas mujeres mayores solas que se ponen un pañuelo y van a la marcha. Vamos que hoy sale, nos dice una. Les quiero regalar un poco de mi juventud, algo de mi vida, lo que haga falta de mi fuerza. Hay tanta literatura ahí seguramente, quiero ser más despierta, quiero poder mirar estas cosas. Ayer le dije a Martín Felipe, esos tipos que lees vos no tienen ideas, son unos engendros que creen que su vida es la medida del mundo y su vida es un bodrio, la vida de estos tipos es un bodrio. No existen, no me bajo de esa, esto también se lo vamos a robar. Igual le tengo mi cariño a Martín Felipe. Pero vamos a ser más vivas, más sagaces. Una vez un chico me dijo sos como una liebre, un salto acá, un sentimiento allá, otro salto allá, nunca te quedas quieta. La Liebre re es el mejor libro de Aira, le dije. Y yo esto lo voy a escribir a lo Aira, con fantasía, sin mirar atrás, con vida, con fuerza, para adelante, sin corregir, con diversión, sin solemnidad, en femenino, en feminismo, en ebullición, imparable, no me para nadie.
Salimos en Once, Ceci dice que vamos para adelante y allá vamos. La calle explota, es una locura la cantidad de gente que vino. La gente se saca fotos, nos saca fotos, se auto saca fotos. El aborto está en la sociedad, si hoy perdemos no importa, mañana volvemos, volvemos en el 2019, vamos a volver todas las veces que sean necesarias. La cúpula del congreso es verde, acompaña nuestro día. Doblamos, bajamos por Mitre apenas si se puede caminar, tenemos que llegar hasta Sarmiento. Las marchas, las vigilias, tienen todas sus místicas, con las parrillas, los que te venden el merch, los perros que le ladran a la alegría, las troskas que cantan, las minas que bailan, el pan casero, la cerveza, las minas tomamos cerveza hoy también muchos se enteraron de eso. Toda nuestra vida está en la calle, me encanta. Tomamos cerveza, otro más piola vino a vender vino, fumamos porro, nos gusta coger, nos gusta hablar de sexo y nos gusta la comida. Somos seres humanos con nuestras cosas, nuestras particularidades, nuestros tiempos, nuestras cuestiones. Hoy estamos acá peleando para dar vuelta todo porque si sale el aborto cambia nuestra vida. Pero si hoy no sale y en el Senado tampoco sale, nuestra vida cambió igual. Esto no tiene vuelta atrás. Es como cuando te enamoras. No podés defenderte. Estamos entregadas a algo que nos supera. Y nos gusta. Como nos gusta coger, hablar de sexo, la comida…
4:
En diciembre lloré un montón porque me lastimaron. El primer sábado me agarro Luciana que es mi amiga y a esta altura es mi hermana, si Luciana necesita mi médula se la doy, porque estoy casi segura que nuestras médulas coinciden. Estaba… para atrás, tenía perforado el pecho. Yo tambien hice las cosas mal, le dije a Luciana, y ahora siento que no puedo volver y hacerlas bien. Lloré lo que quise, lloré todo lo que necesitaba llorar. Los días pasaron, pasaron las semanas, pasaron los meses. No hubo una semana en la que Luciana no me preguntara y cómo estás con eso, hablaron, vos querés hablar, cómo te sentís, estás bien, necesitas algo, querés que vaya, voy, estoy yendo, ya llegué. Porque Luciana es tan hija de su época, como el aire, el aire que la trajo en el año 2006 a la puerta de mi casa en una casualidad, porque Luciana tiene valor y el amor que yo sentí por ella de una, sin dudar, lo recibió, como yo recibo el suyo y como todas vamos recibiendo este aire de época que te saca adelante, que te repone, que te permite sanar más rápido, ser vos antes de tiempo, estar en la calle, tomar la calle, plantarte en la calle.
¿Qué tiene que ver esto con el aborto? Todo y nada. Porque ahora nos decimos más seguido lo que nos duele y vamos aflojando con la sobre adaptación, con ser unas superaditas. Eso tampoco se lo vamos a dar a nadie más. Esta todo bien, soy super cool, somos todas cool, esto nos pasa por el costado. No nos escondemos para abortar, no nos escondemos para llorar, no no escondemos para existir. Nuestra vida está en la calle y al que le de miedo leer esto que no le de miedo, que aguante, que banque esto, que no es un ajuste de cuentas, que no es un tiro por elevación, que esto es vida, porque aborto legal es vida, sufrir es vida, llorar es vida, amar es vida, encontrarse es vida, mandarse corazones por instagram es vida, mis amigas son vida y que lindo es tener amigas, que lindo es vivir la vida con las amigas, que lindo es escribir sobre las amigas. Te lo digo todos los días Luciana y te lo digo acá también para integrarte a la historia: te quiero.
Y a vos también.
La mía es al revés: yo solo escribo de la gente que tengo en el corazón.
5:
Te paso a buscar por el Starbucks, el Starbucks donde nos conocimos. Mariana es mi amiga, me parece re linda. Nuestra segunda marcha juntas ya, nuestro segundo momento histórico la una con la otra. Nos conocimos porque yo hice un sorteo de libros, ella se lo ganó y nos citamos en el Starbucks de Sarmiento y Callao. La vi a lo lejos con un ramo de jazmines, me mató de ternura cuando me dijo que eran para mi. Estoy emocionada nunca me gano nada, me dijo. Yo tampoco me gano nunca nada, le dije. Error: me la gané a ella.
Parecía que no nos íbamos a encontrar pero al final si. Le presenté a todas las pibas del taller. Y las cosas son como vienen siendo, amorosas, cálidas, nos damos la bienvenida las unas a las otras. Vamos a dar una vuelta, Cecilia quiere mirar como está todo, la verdad es que la cosa explota, sale gente de todos lados, vienen, suben, bajan, se encuentran en las paralelas, en las esquinas, en los bares, los bares están llenos de pañuelos verdes, los bares nos abren las puertas, nos prestan el wi fi, nos dan agua caliente para el mate, vamos al baño. Los carteles abundan, la serigrafía feminista copa las paredes, hay pegatinas, hay posters, hay marcas que van a quedar para la historia. Veo gente pasar, me detengo a pensar si alguien que conozco esta pasando, pienso Marina, si llegó a la plaza, por dónde anda. Vino Daniela, va a venir, el primer 8 de marzo que caminamos juntas eramos re poquitas, fue un sábado hace mil. Hoy estamos todas conectadas por internet y por la mente. Una red inalámbrica del corazón.
La primera vez que acompañe un aborto fue en el año 1996 , tenía 15 años. Hoy veo a chicas de 15 años en la calle, son tan chiquitas, como fuí chiquita yo. Esa barbarie clandestina no la van a pasar. Las mujeres que tiene 50, 60, me dicen que antes era peor, que mi generación ya tuvo las pastillas pero antes, antes era con un abortero a todo o nada. O con la aguja, la percha, los yuyos. Cada generación puso sus mujeres, sus métodos, su resistencia, su cuerpo sobre la mesa. Por eso acá hay mujeres de todas las edades. Por eso nos creemos todas entre todas. Por eso decimos que es nuestra vida, es nuestra ley, nuestra decisión, nuestro mandato. No es complicado lo que queremos, lo que queremos es vivir, porque la vida es hermosa, nadie tiene que sacarnos nuestra vida. Cuando estás al límite sabes que la vida es buena. Y estar viva en esta época es lo más.
6:
Somos de la gloriosa juventud argentina…. no me puedo acordar como sigue. No digo la que habla de Santucho y bla, bla…, digo la que habla del 19 y 20. Bueno, ahí me inscribo yo, esa es mi gloriosa juventud, mi generación valiente, mi romanticismo del siglo XX. Me derrumbo en un asiento de El Gato Negro. El bar está plagado de pañuelos verdes. Hablo con Francisco, me pregunta si necesito algo, él viene más tarde. Fran me llevó a la guardia hace unos meses cuando tuve pérdidas. Estuvimos en el hospital toda la noche, salimos de día. Creo que está haciendo lo mejor día a día. Llega Sebastián, cómo no voy a verlo a él en este día. Nosotros somos historia, cómo no hacerla juntos. Esta semana metí varios puntos a favor con los varones de mi vida. Me amigue con Dani y pasamos el sábado juntos y creo, aspiro, que estoy bajando la guardia con Leandro, que tiene una novela con una tapa blanca y verde. Es una señal. Todo es una señal. Es nuestro semáforo que dice que tenemos que avanzar. Para adelante, ni un paso atrás.
Martín me pregunta cómo veo la votación. Martín firmó los papeles del funeral de mamá cuando yo no podía hacer nada. Lo quiero a él, la quiero a su novia Fita y quiero que tengan la mejor vida del mundo juntos. Y me gusta que siempre vi que detrás de ese corazón enorme que tiene había, hay y habrá un aliado. La reserva para cambiar el mundo.
7:
Por qué una crónica sobre una jornada histórica tan personal. Porque es personal. Porque el 13 de junio es personal. Porque no se me ocurre otra cosa que decir que vamos a vivir mejor si esto sale. Porque así miro yo el mundo y así quiero contarlo. Porque quiero hablar de mis amigas, quiero decirle al mundo como son. Porque ahora estoy cómoda en mi época, estoy feliz en este momento, porque me quiero agarrar de esto, estirarlo, que dure, que sea eterno, que sea permanente, como nuestra revolución, la revolución de las mujeres, imparable, inolvidable, irreversible.
No voy a estar sola nunca más. Ellas conmigo, yo con ellas. Este es el rayo de sol que yo necesitaba. Para iluminar mi vida, para calentarlo todo, para empezar de nuevo, para hacer fotosíntesis y darle al mundo todo lo que tengo para darle, de corazón, entregada, una manera de existir con el mundo, la única manera posible, porque nosotras amamos la vida y por eso, como las plantas, como el pasto, como el tallo de donde nacen las flores, hoy nos vestimos de verde.
Cada ojo debería leer esta crónica.