Las escuelas NO se cierran
Larreta y Acuña dieron marcha atrás con el cierre de 14 escuelas nocturnas
Luego de un mes de lucha docente y rechazo de gran parte de la comunidad, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires dejó sin efecto la resolución 4055-2018 -firmada el 14 de diciembre pasado por la Ministra de Educación, Soledad Acuña, y el Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta en el Boletín Oficial- que disponía el cierre de 14 escuelas comerciales y de cursos en los nueve liceos y bachilleratos nocturnos del distrito capitalino.
La medida, que afectaba a miles de estudiantes y docentes, comenzó con el anuncio por parte del Gobierno porteño de anular la inscripción para cursar el primer año del ciclo lectivo 2019 destinado a mayores de 16 años, salvo los que ya se encontraban estudiando en esas instituciones, que podían terminar el nivel pero con menos cursos.
En un panorama nacional marcado por la precarización laboral, la fragmentación social y la incertidumbre política, el cierre de escuelas nocturnas parecía cristalizar un vaciamiento que oscurece la perspectiva de futuro de quienes intentan terminar la secundaria y, como siempre, golpea directamente a los más desfavorecidos de la sociedad: los jóvenes y adultos que, a pesar de las adversidades económicas, tratan de seguir estudiando. Gracias al reclamo social y comenzando un año electoral, la medida se pudo revertir.
En su momento, las autoridades de la Ciudad señalaron que las escuelas se daban de baja “porque tienen planes de estudio de 1974. Aún tienen materias como tecnología mercantil y contabilidad mecanizada, que no tienen ninguna utilidad en el mercado laboral actual”, dijo Andrea Bruzos, subsecretaria de Coordinación Pedagógica del Ministerio de Educación porteño en una nota publicada por el diario La Nación el 22 de diciembre pasado.
“¿Por qué no abrimos? Porque esta oferta es una oferta que tiene un plan de estudios que es viejo, anticuado, que es una modalidad que no está siendo elegida por los jóvenes y adultos, que tiene una matrícula promedio igual que otras nocturnas pero que no egresan, tienen una tasa de egresos muy baja, cercana al 36 por ciento en promedio”, explicó el pasado 21 de diciembre en Radio Continental la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, quien sostuvo que “hoy hay otras modalidades que son más efectivas y flexibles”.
La medida, que golpeaba directamente en la vida de las personas que generalmente trabajan durante el día y necesitan una institución nocturna para finalizar sus estudios secundarios, trajo respuestas por parte de las organizaciones sindicales UTE y Ademys, que el pasado 27 de diciembre hicieron un paro con movilización desde la Legislatura porteña hasta el Ministerio de Educación de la Ciudad para reclamarle al Jefe de Gobierno porteño por la situación de los jóvenes que no podrán inscribirse en este ciclo lectivo y por los puestos de trabajo de los docentes interinos y suplentes.
Jorge Adaro, Secretario General de Ademys, habló con Periódico VAS y sostuvo que “pasaron muchas cosas que llevaron a un desgaste y costo político de Acuña y el Gobierno de la Ciudad. Desde el primer momento que tomamos conocimiento de esta medida empezamos a participar de distintas instancias de deliberación y resolución y asambleas convocadas por los propios docentes de escuelas afectadas. Hemos logrado hacer unidad de acción con UTE, tuvimos dos movilizaciones muy importantes en diciembre, con miles de trabajadores y trabajadoras en la calle. Creo que esto sorprende al gobierno, que está acostumbrado y cebado aplicando medidas de ajuste en el plano educativo desde hace años, contando con la complicidad de un sector muy importante de sindicatos de la ciudad, y en este caso me parece que no advirtieron que la situación no iba a contar con la facilidad de otras medidas”.
“En este punto -señaló Adaro- quiero marcar un antecedente: el Gobierno viene de aprobar en absoluta soledad la creación de la UniCABA con los votos de los legisladores de Cambiemos. Eso ya le generó un costo importante en la sociedad. Me parece que lo que no han leído es un quiebre con esta medida que además ataca al sector más débil del sistema educativo: la persona que necesita estudiar de noche. Lo cierto es que el 4 de enero pasado el Gobierno a través de la Defensoría del Pueblo hizo una convocatoria a los sindicatos donde pretendió generar reuniones para garantizar que no haya despidos. Nosotros en ese momento planteamos que para establecer cualquier tipo de diálogo y avanzar en una posible solución había que partir de la derogación de esta resolución. Esta fue también la posición de UTE. Denunciamos que se trataba de una táctica para mejorar la posición de Larreta y Acuña. Ellos especularon con que sería sencillo sacar esto a mediados de diciembre, sin alumnos y en vacaciones, pero la verdad es que les salió el tiro por la culata. Durante todo el mes hubo acciones en los parques explicando cuál es la situación con un conjunto de docentes y estudiantes que no está dispuesto a dejar pasar este ajuste”.
Según Adaro, “esto pasa después que la Ministra hiciera ese video e invadiera las casillas de correos, teléfonos y celulares donde no solo miente descaradamente, sino que además habla de la apertura de más escuelas. Desde Ademys hemos planteado el no inicio del ciclo lectivo, es decir vemos una gran crisis en el sistema educativo, con una responsabilidad del Gobierno de la Ciudad y sus políticas de ajuste y vaciamiento. El no inicio es por el cierre de las escuelas nocturnas pero también por el tema salarial: hemos quedado entre doce y quince puntos por debajo de la inflación, en relación con el aumento salarial que dispuso el Gobierno el año pasado. Además, reclamamos por la mudanza compulsiva que quieren hacer de la Escuela de Cerámica Nº 1; vamos por la apertura de más jardines y no por el cierre, como el maternal que funciona dentro del Hospital Ramos Mejía; vamos por la no venta de los terrenos donde está el Romero Brest, Instituto de formación docente de educación física. En fin, todas políticas de vaciamiento”.
Por su parte, Gabriel Calvo, delegado de UTE del Liceo 3 de Barracas, profundizó en el vaciamiento progresivo que sufren las escuelas nocturnas: “Hasta diciembre del 2017 funcionaba en el Liceo de Barracas un bachillerato libre de adultos, Proyecto BLA, que tenía aproximadamente 20 años. Comenzó articulando con la cárcel de Caseros: era para que la gente privada de libertad pudiera finalizar sus estudios secundarios. Cuando cerró la cárcel de Caseros, el Liceo 3 siguió funcionando con jóvenes y adultos que no llegaron a terminar la secundaria en una escuela tradicional. En diciembre de 2017 nos enteramos que este proyecto era cerrado y que nadie se podía inscribir a partir de marzo del 2018. La misma metodología es la que quisieron implementar con la resolución 4055”.
“Lo que hicimos -explicó Calvo- fue acompañar a las escuelas a intentar impugnar el acto público: entre el 26 y el 28 de diciembre evitamos estos actos donde los titulares se iban a comer las horas de los docentes interinos. En enero comenzamos a visibilizar el conflicto e impulsamos la creación de la multisectorial contra el cierre de escuelas, donde participan familias y vecinos de la ciudad. Interpelamos a Larreta para preguntarle por qué se llevaba adelante este cierre”.
Según el delegado, “hay miles de jóvenes de 16 años para arriba que están fuera del sistema educativo. Aquí no sobran escuelas sino que faltan políticas de gobierno para acercar a esos jóvenes a las escuelas secundarias que la ministra pretende cerrar o achicar desde una lógica de mercado”.
Además, Pablo Longobucco, docente de la escuela nocturna Juan José Paso, afectada en su momento por la resolución, contó: “Tengo 19 años de antigüedad en la docencia y la reflexión que se me ocurre sobre la gestión de este gobierno cabe en una palabra: ajustar. Para ellos todo lo público es degradable, negociable o desaparece porque no es rentable. Estamos en presencia de un proceso de recorte nefasto, creo que nunca antes visto”.