El agua maldita
“No tener algo tan básico como el agua, que es un derecho humano, nos dificulta la vida cotidiana para bañarnos, cocinar y lo sufrimos a diario”, manifiestan quienes conforman la Junta Vecinal de la Villa 21 24. Denuncian que de 54 manzanas 20 no tienen agua corriente mientras que en el resto el servicio es deficiente. Lo hacen en el Salón San Martín de la Legislatura porteña, en el marco de la presentación del relevamiento realizado por la Cátedra de Ingeniería Comunitaria de la Facultad de Ingeniera de la UBA (FIUBA). es martes 14 de mayo y tan solo seis legisladorxs, de lxs sesenta que integran el cuerpo parlamentario, están presentes: María Rosa Muiños (BP) Gabriel Solano (FIT), María Patricia Vischi y Marcelo Gouman (EV), Andrea Conde y Mariano Recalde (UC). Ningún representante de la alianza Larreta-Carrió, (VJ) considera necesario informarse sobre esta problemática.
El Informe de Servicios Públicos que la Cátedra de Ingeniería Comunitaria arroja resultados alarmantes:
– Los resultados de los índices de riesgo hídrico-sanitarios evidencian Nivel Alto en el 70% de las manzanas de la Villa 21-24.
– Las redes públicas de agua son deficientes. Las 110 mediciones de presión realizadas en las redes de agua corriente arrojaron como resultado que los valores de presión son 5 veces menores a los que establecen los marcos regulatorios y normativos. Se constató que a mayor nivel de riesgo sanitario menor es la presión en la red pública de agua
– Los resultados de los índices de riesgo eléctrico evidencian Nivel de Riesgo Alto en el 16% de las manzanas de la Villa 21-24 y un Nivel de Riesgo Moderado-Alto en el 84%.
El resultado de los análisis de calidad de agua, mediciones de presión y relevamiento eléctrico son concluyentes: “Estos indicadores de riesgo sanitario están poniendo en riesgo la salud y la vida de los habitantes del barrio”, advierten desde la Cátedra, y recomiendan una urgente intervención sanitaria en el barrio para reducir los niveles de contaminación. Presentan entonces, a lxs seis legisladorxs presentes, un conjunto de recomendaciones para reducir el índice de riesgo sanitario que presenta este barrio.
La primera de ellas es que los organismos competentes diseñen un con la Junta Vecinal un Programa de Mantenimiento para la infraestructura de servicios públicos y un Plan de Contingencia frente a desbordes cloacales, falta de suministro del agua de consumo, inundaciones, cortes de luz y peligro incendio.
“Los Legisladores se comprometieron analizar el Informe y elevar Pedidos de Informes al Gobierno porteño y a los organismos competentes”, explica, a Periódico VAS, Eva Koutsovitis titular de la Cátedra de Ingeniería Comunitaria de la UBA, y advierte que iniciará un expediente ante el Gobierno de la Ciudad.
Vivir mejor es puro cuento
La Villa 21-24 es un barrio ubicado en la Comuna 4 del sur de la Ciudad, a la vera del Riachuelo. Con ochenta años de historia, no cuenta con servicios públicos básicos: agua potable, saneamiento cloacal, tendido eléctrico seguro y gas de red. Forma parte del área ambiental Matanza – Riachuelo, hoy judicializada.
A mediados de enero de 2019, vecinos y vecinas percibieron y un fuerte olor en el agua corriente. Para estas personas esto no es un hecho aislado o fortuito, con frecuencia no sale agua de las canillas o si lo hace es amarilla, contiene sedimentos y se registra profundo olor a materia fecal.
El 23 de enero, convocada por la Junta Vecinal, la Cátedra de Ingeniería Comunitaria de la FIUBA acudió a constatar la calidad del agua de consumo. Fueron entrevistadas varias familias, se constató la presencia de olor a materia fecal en el agua corriente de varias viviendas y se tomaron muestras del agua de consumo que fueron analizadas en un Laboratorio especializado.
El 30 de enero la Cátedra de Ingeniera Comunitaria informó que la totalidad de las muestras analizadas se encontraba contaminada bacteriológicamente y no es potable. Lo comunicó a Junta Vecinal, a las familias afectadas, a los organismo competentes e inició un expediente administrativo ante el Gobierno de la Ciudad[1]. Pero no se limitó a elaborar un mero informe técnico, redactó un conjunto de recomendaciones para garantizar la salud de los habitantes del barrio, determinar las causas de la contaminación e implementar acciones para controlar la calidad del agua de consumo. Los días pasaron y el olor se extendió a casi todo el barrio. Lo mismo que la indiferencia estatal, claro.
Las huestes del Estado
El 8 de febrero de 2019, a solicitud del juzgado interviniente en la causa Matanza-Riachuelo, distintos organismos estatales[2] se hicieron presentes en el barrio para tomar muestras de agua en siete viviendas. “Si bien la resolución judicial establecía que los lugares de extracción de las muestras debían ser consensuados, ni la Junta Vecinal ni la Cátedra de Ingeniería Comunitaria fueron consultadas”, señala la ingeniera Eva Koutsovitis y añade: “Al momento de la extracción, ninguno de los organismos presentes, contaba con una versión oficial de la metodología de relevamiento sanitario utilizada para definir la cantidad de muestras y los sitios de muestreo. Tampoco estaban incorporados al listado los domicilios analizados el 23 de enero por esta Cátedra, cuyos resultados acreditaron contaminación bacteriológica”.
El conjunto de irregularidades perpetradas por los entes estatales encargados de dictaminar si el agua estaba contaminada, quedó plasmado en un acta que labró el Ministerio Publico de la Defensa al finalizar esa fatídica jornada de febrero. Consta en la misma que en cinco de los siete domicilios previstos por los organismos, no fue posible llevar a cabo la toma de muestra debido a que no salía agua de las canillas. Consta que estos organismos acordaron utilizar el protocolo de toma de muestras de AySA SA que no se ajusta a informalidad de la infraestructura del barrio. Consta que AySA SA se desentiende de toda responsabilidad en el tendido de las redes de agua. Y, implícitamente, consta que de eso de vivir mejor es ley, mejor ni hablar.
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1.EX-2019-04873563-GCBA-COMUNA 4
2.UPE CUMAR, UGIS, SSHI, ACUMAR, AYSA SA