La ausencia estatal expone a los referentes sociales
Damian Konfino, autor del libro “Patria Villera”, una historiografía sobre el barrio Villa 31, advirtió que “la ausencia del Estado” está “exponiendo a los referentes sociales al contagio” en los barrios vulnerables de la Ciudad, donde el coronavirus ya se cobró la vida de Ramona Medina y Víctor Giraco, mientras las necesidades de asistencia alimentaria se multiplican.
“Nos preocupa la exposición de los referentes al contagio”, dijo.
“Hay decenas de militantes sociales y políticos contagiados, y eso no es casual. Ocurre porque fueron a hacer lo que no está haciendo el Estado que es asistir a los vecinos, repartir bolsones de comida y atender los comedores; todo sin los elementos sanitarios correspondientes”, agregó.
El abogado, docente y militante social explicó que la cuarentena por la emergencia sanitaria está potenciando “la cuestión social” y, por lo tanto, generando una mayor demanda de asistencia alimentaria ya que “los vecinos se quedaron sin trabajo y tienen que acudir a los comedores”, con el riesgo que implica esa “circulación”.
“Yo estoy muy preocupado por Téofilo Tapia”, dijo, en relación al histórico referente villero de 77 años que desde hace 59 está al frente del comedor Padre Mugica donde diariamente comen 800 personas.
“Hasta hace una semana lo tenían abierto, pero lo tuvieron que cerrar y está viendo cómo puede hacer para repartir unas 100 raciones, porque si bien sabe que corre riesgo, siente que tiene una obligación moral con su vecindario”, aseguró.
Para Konfino, la explosión de casos positivos en el Barrio 31 -que concentra el 71% de las infecciones por coronavirus en barrios vulnerables de la Ciudad-, se explica fundamentalmente por el incumplimiento de los planes de urbanización que hace que, entre otras cosas, falte el agua potable.
“Por todos lados te dicen que hasta que no haya vacuna, la mejor vacuna es lavarse las manos, y hasta te explican cómo hacerlo bien. Pero en la villa hubo gente que estuvo tres semanas sin lavarse las manos y muchos de los contagiados son lo que no tuvieron agua”, dijo.
En ese sentido, “lo de Ramona es paradigmático” porque “lo venía denunciando y se terminó contagiando toda la familia”.
“Si viviera en otro lugar, posiblemente no estaría muerta; pero le tocó nacer en un lugar donde faltan los elementos básicos en tiempos normales, y mucho más en una pandemia”, aseveró.
“Son muchos años de abandono, de torpeza, de subejecución, de obras que van a contramano de lo que pide el vecindario, de iniciativas que no van al hueso de la cuestión”, dijo.
Konfino hizo hincapié en la paradoja de que “la ciudad más rica del país tenga barrios sin agua potable y dependiendo de un camión cisterna” al lado del barrio de Recoleta -uno de los más opulentos de la Capital- y que “un virus que vino a la Argentina con los turistas que viajaron a Europa y Estados Unidos, ahora lo estén sufriendo más la gente que nunca tendrá los recursos para hacer esos viajes”.
“La situación en el barrio es dramática, hay cientos y cientos de infectados más que no figuran en los registros, pasillos enteros que no fueron testeados y hay una situación que no ayuda y es que alguna gente no se somete al diagnóstico por miedo al destrato o porque no tiene con quién dejar a sus hijos si tuvieran que aislarse”, dijo.
Para el escritor, “la situación falló a nivel de gestión del gobierno porteño en todos los planos”, ya que no tuvo “un plan de contingencia”.
“Con vivienda digna, es decir, con servicios básicos y no hacinamiento, la pandemia no hubiera explotado en las villa”, concluyó.
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