Dramaturgias de Urgencia
Activismo y una búsqueda desde el lenguaje teatral, la militancia y el juego
por Maia Kiszkiewicz
Entrar a www.teatroenlanube1.com, hacer click donde dice tickets al lado del nombre de la próxima función del Ciclo de Dramaturgias de Urgencia, ver la descripción: “En este momento en el que necesitamos encontrarnos, leer la realidad críticamente y transformar, creemos que más que nunca son necesarias las expresiones artísticas y por eso te proponemos este Ciclo de Dramaturgias de Urgencia”. Elegir el valor que resulte accesible, continuar, transferir, esperar al domingo a las 19:30, encender el dispositivo electrónico que se desee utilizar, acceder a la función y al intercambio.
Seguir las instrucciones de ingreso al Ciclo de Dramaturgias de Urgencia puede llevar poco tiempo, pero la experiencia de ver, reflexionar y debatir en conjunto desde la escucha y el entendimiento de la palabra de la otra persona, a la vez que las ideas propias son valoradas, transforma para siempre.
Descarada Productora Escénica, el grupo encargado de idear y guiar este ciclo que presenta nuevas escenas cada semana, está conformado por Melina Forte, Adriana Di Tillio, Mónica García y Mariela Rígano. “Nos conocimos en 2020 a través de un ciclo virtual llamado ´Solas´. Ahí nos dimos cuenta de que teníamos una concepción similar del teatro y un modo compatible de trabajo. Eso generó el deseo de desarrollar proyectos juntas”, cuenta Melina y Mariela agrega: “Paralelamente a nuestras ganas, comenzaron a llegarnos mensajes de otros compañeros y compañeras artistas comentando la difícil situación del sector. Nos consultaban por trabajo. De esa forma, oyendo al territorio, algo propio del artivismo, decidimos crear Descarada como un espacio de producción y una red que pudiera generar trabajo”. “También vimos que era necesario crear redes federales”, define Adriana y Mónica completa la idea: “Nos interesa instalar temáticas invisibilizadas o borradas en la sociedad y llegar a diferentes lugares. Crear en conjunto con otros grupos”.
¿A qué refieren cuando hablan de dramaturgias de urgencia?
Melina: Tiene que ver con una concepción política del teatro.
Adriana: Trabajamos con temas que requieren un tratamiento urgente. A partir de una noticia, les participantes crean el texto y la escena.
Mónica: Las noticias que elegimos se relacionan con una problemática actual.
Melina: Contamos temas vigentes que son necesarios en el debate. Por eso el Ciclo presenta cada domingo una edición nueva con temáticas que seleccionamos reuniéndonos las cuatro integrantes de la productora y revisando qué pasó en la semana.
Mariela: El nombre de cada función surge de alguna frase de la noticia. Y la urgencia tiene que ver, también, con seguir premisas de una práctica escénica artivista a la manera del teatro obrero o del oprimido. Nos urge impactar en lo social y, para ello, producimos en tiempos breves que permiten la acción urgente y evitan la sobreintelectualización. En ese sentido, partimos de la idea de que la transformación social no puede esperar.
¿Cómo se conforman los grupos que trabajan en cada función?
Melina: La convocatoria se mantiene abierta. Puede participar cualquier actor o actriz enviando su currículum, una foto y la razón por la cual quiere participar. Con esos datos hacemos una reunión de la productora y armamos los grupos buscando conectar a personas de latinoamérica teniendo en cuenta que los recorridos artísticos resulten compatibles y complementarios.
Adriana: Nos interesa que puedan participar desde diferentes lugares porque sabemos que eso, de forma presencial, es difícil.
Mariela: En la reunión de producción debatimos, según el tema a trabajar, los criterios para crear los grupos. En ocasiones es interesante que se conjuguen edades diferentes, corporalidades diversas o identidades distintas.
Mónica: Finalmente, los grupos se arman con cuatro actores o actrices que, después, trabajan en duplas. Entonces cada domingo se estrenan dos versiones de un mismo tema.
Melina: Nosotras acompañamos el proceso proponiendo, en un primer momento, la generación de textos individuales. Luego, en duplas, sugerimos modos de generar un diálogo dramático.
Mónica: Y ese proceso creativo, si bien está guiado por un tema central, también está atravesado por otras problemáticas que circulan.
Mariela: Por eso complementamos la noticia con disparadores que puedan facilitar la emergencia de temas vinculados o aristas divergentes. Luego, la escena es planteada por cada dupla. Esa segmentación en dos textos colectivos garantiza diversidad en el abordaje. Algo que se magnifica en el planteo de las escenas donde se entrecruzan estéticas, corporalidades, recorridos y posturas políticas.
Melina: Después realizamos dos ensayos para ajustar cuestiones técnicas.
Mónica: No hay una dirección verticalista, les actores se autodirigen.
Mariela: Nosotras, como espectadoras militantes, miramos los ensayos, profundizamos las resonancias y pedimos que piensen una pregunta que se relacione con lo trabajado para plantearle a quién estará en la función en calidad de espectador/espectadora, primero, y en un rol activo en el debate, después.
Nombraron el artivismo, ¿qué las hace definirse en torno a esta forma de trabajo?
Melina: Nos consideramos artivistas por la concepción que tenemos del teatro como algo entramado en la sociedad y con una raíz política. Creemos que en cada expresión artística decimos algo, nos plantamos en una posición. No existe la neutralidad en el arte ni en otros aspectos de la vida. Hacer eso consciente es dirigirse hacia cierto tipo de teatro que no busca ser un mero entretenimiento sino generar pensamiento crítico.
Adriana: Cuando se hace artivismo se trabaja desde lo social, se resiste frente a las injusticias sociales. Toda acción es política y ser artivista no es realizar una intervención y retirarse. Es trabajar en territorio.
Mariela: Lo que practicamos es un teatro militante que busca conmover socialmente, transformar, interpelar desde lo artístico, no dejar a quién viene a ver en un rol pasivo. Buscamos en el teatro lo dialógico que nos permite construir alternativas de solución a problemáticas reales. O, al menos, que el espacio artístico nos permita un tiempo para pensar y debatir alternativas críticas y formas efectivas de gestionarlas.
Una de las frases que se dijeron durante el debate de la obra del domingo 18 de julio fue: “El individualismo es la herramienta del capitalismo para controlarnos”. Y un espacio de inclusión para ver un hecho artístico en el que, también, circula la palabra y se reflexiona en conjunto es un modo de ir en contra de ese individualismo.
Melina: Nuestro pensamiento tiene que ver con generar acciones colectivas para salir de un sistema opresor. Desde el teatro, nuestro oficio, apuntamos siempre a ese objetivo.
Mariela: Y agregaría que, para docilizarnos, el sistema también le impone a nuestros cuerpos diversos mecanismos y ritos de control y distanciamiento. Durante el año pasado, y aún este, los y las que trabajamos mediante dispositivos virtuales fuimos cuestionados. Se dijo que nuestra labor no era teatro porque el cuerpo no estaba presente. En ese sentido, debemos repensar la noción de cuerpo y de presencia porque no solo hay cuerpos presentes de alguna manera sino que, también, generan un trabajo que produce alegría y dignidad e invita a pensar, discutir y hacer circular la palabra.
El dramaturgo, escritor y director, Boal, decía que el teatro es humano porque el hombre tiene la capacidad de verse haciendo. Por eso este ciclo es teatro. Nos muestra y nos permite vernos haciendo y, lo que es más, haciendo con otres.
¿Cómo conciben la utilización del Zoom?
Melina: Nosotras proponemos habitar todos los modos posibles de hacer teatro. Esta nueva forma, la virtual, da la posibilidad de seguir trabajando y generar redes con colegas que no hubiéramos conocido de otro modo. Después de todo, es una manera de hacer que cumple la función de reunirnos, hacernos pensar, debatir, emocionar.
Adriana: Y, si bien el Zoom es una plataforma comercial y no artística, le encontramos la vuelta para poder “usarlo” de manera creativa. Le faltan elementos teatrales, pero que les participantes puedan explorar y encontrar el potencial es parte parte del trabajo de creación.
Mariela: En mi caso, siempre hice teatro en espacios no convencionales y con lo que el territorio me ofrecía como posibilidad. Antes de la pandemia, desde mi militancia como artista feminista, también exploraba lo que las redes ofrecían según los diversos grupos poblacionales, sociales y etáreos. Desde ese recorrido, miro la plataforma como un espacio no convencional más y lo que hice fue explorar sus posibilidades estéticas.
La experiencia mostró la potencialidad que tienen las redes para escapar a las alianzas hegemónicas y al poder de atracción que generan los centros culturales. Se hizo evidente que sirven para armar redes de trabajo, pensamiento y creación alternativas a los círculos oficiales. Desde esa potencialidad las miro como artivista y me posiciono políticamente. Sé que estamos usando una plataforma, que en su origen es comercial, para hacer arte, discutir temáticas silenciadas, mostrar estéticas diversas y generar trabajo. Sin embargo, también hay que recordar que el acceso a la conectividad no está completamente democratizado. Eso implica mirar nuestro hacer de forma crítica, ponerlo en debate y usar todos los espacios para exigir políticas culturales cada vez más amplias e inclusivas.
Mónica: Además, resulta un recurso interesante para instalar acciones artivistas en las redes, lograr un encuentro federal y generar trabajo para les actores que están pasando por una situación difícil.
¿Cómo está la situación laboral?
Melina: La pandemia dejó en evidencia la precariedad de muchos oficios y el teatro independiente fue severamente castigado por la situación que atravesamos desde el año pasado. De hecho, este ciclo nació a partir de la crítica situación laboral nuestra y de muchxs colegas.
¿Cómo se inscriben en esta situación desde el artivismo?
Mariela: Tenemos una mirada crítica sobre ciertas prácticas laborales, incluso dentro de los diversos circuitos culturales y artísticos, algunos profundizan prácticas capitalistas perversas y se llevan muy bien con modos patriarcales de exclusión y opresión. Desde ese lugar, decidimos generar un espacio que trabaje en base al concepto de red sorora y tenga como premisa el respeto a las identidades.
Melina: Acompañar y generar trabajo en red de modo equitativo y no selectivo entre compañeros y compañeras que están en una situación complicada está íntimamente relacionado con el artivismo.
Mariela: También, desde ese lugar crítico al trabajo alienado que propone el capitalismo, potenciamos una valorización del trabajo como dignificante y defendemos al artista como trabajador o trabajadora. Y, de hecho, cada evento artístico del ciclo se produce sin que se pierda el disfrute de trabajar creando en el marco de una práctica teatral, que es nuestro lenguaje, nuestra militancia, nuestro oficio y nuestro juego.
Fotos de la función » Ya no tenés más ganas»