¿Esta es la Ciudad que queremos?

por Federico Coguzza

En 1967, el filósofo francés Henri Lefebvre publicó un ensayo titulado El derecho a la ciudad. El trabajo centra su atención en la dinámica de una urbe que expresa, en el devenir de la vida cotidiana, las tensiones que la modernidad trajo consigo: por un lado, el urbanismo implementado por el Estado y el capital, mercantilizando la vida mediante la producción y racionalización del espacio; por el otro, el derecho, la posibilidad y capacidad de los habitantes urbanos de pensar, crear y producir la ciudad que desean.
Cincuenta años después, ese ensayo tiene vigencia si lo pensamos desde las políticas públicas llevadas a cabo por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires respecto al desarrollo urbano. La gestión de Larreta ha sabido capitalizar positivamente la premisa de transformar la Ciudad. El metro bus, los túneles bajo nivel, las bici-sendas, entre otras acciones, han habilitado a la opinión pública sostener, al menos discursivamente, que “Es un Gobierno que hace”. Sin embargo, vale preguntarse qué es lo que hace y viene haciendo, y si efectivamente lo hecho está en línea con la Ciudad que los habitantes queremos.

Plan de Desarrollo Urbano Sostenible: ¿la ciudad que queremos?
Hace poco menos de un mes, el Gobierno porteño, a través de la Secretaria de Desarrollo Urbano, ha impulsado el Plan de Desarrollo Urbano Sostenible. Según el documento de presentación, es “un plan con medidas y acciones que potenciarán la inversión pública y privada en lugares estratégicos”.
Una definición básica y sencilla de estrategia, aunque por eso no menos precisa, es “serie de acciones muy meditadas y encaminadas hacia un fin determinado”. Si a esa definición se le adosa la de prioridad “cosa que se considera más importante que otra”, es posible preguntarse, qué es estratégico para el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y qué es prioritario. En resumen, si la Ciudad y su espacio social son concebidos como oportunidad permanente de negocios y objeto de consumo, o la Ciudad es orientada a garantizar las necesidades de la población teniendo en cuenta lo lúdico, lo simbólico y los deseos de quienes la construyen día a día.
Al respecto y en diálogo con Periódico VAS, Jonatan Baldiviezo, presidente del Observatorio del Derecho a la Ciudad, sostuvo: “Cosas hay que hacer siempre. Sin embargo, la discusión es cuál debe ser la prioridad; y para el Gobierno la prioridad es el Plan de Desarrollo Urbano Sostenible. Un breve repaso por cada uno de los ejes permite identificar la ciudad que la gestión de Larreta quiere para los vecinos, aunque más preciso sería llamarlos usuarios”.
El plan tiene cinco ejes que se relacionan entre sí: el primero, es la convocatoria a convenios urbanísticos; el segundo, la creación de un Fondo de Desarrollo Urbano Sostenible; el tercero, la revitalización del Macro y Microcentro; el cuarto, la urbanización del predio de IRSA en Costanera Sur; y, por último, el denominado Parque Salguero, que no es ni más ni menos que uno de los temas sobre los que la ciudadanía más se ha expresado últimamente.
Los convenios urbanísticos son excepciones a la planificación general de la Ciudad y al código urbano, donde un ajeno (empresa, propietario o desarrollador inmobiliario) le propone al Gobierno una modificación de la normativa que le permita aumentar la capacidad constructiva o el cambio de zonificación. Un ejemplo de esto es el convenio conocido como “Sastrería Militar”, donde se pasó de dos manzanas que tenían un plano límite de 14 y 21 metros respectivamente a que una sola manzana concentre torres de 96 metros de altura, con la compensación de liberar la otra manzana para espacios verdes. Eran tierras públicas que el estado vendió y que luego el privado que las compró, volvió a negociar por más capacidad constructiva. El dato más interesante es que el valor del suelo se incrementó en 47 millones de dólares (por el aumento de la capacidad constructiva), y la Ciudad sólo obtuvo 22 millones, el resto fue todo ganancia para el sector privado que compró, y sin hacer nada.
En esa línea se puede mencionar el decreto 475 sancionado por el Gobierno de la Ciudad el 28 de diciembre del año pasado, que llamó a convocatoria a empresas, propietarios y desarrolladores inmobiliarios para que presenten convenios urbanísticos. De los cuales, el Gobierno porteño dio prioridad a los destinados a la zona sur, especialmente a los barrios de Barracas, La Boca y el Microcentro. ¿Las razones? Es la zona que menos permisos de obra tiene en la ciudad y al mismo tiempo es la que más potencialidad constructiva posee.

Fondo de Desarrollo Urbano Sostenible: un fondo sin fondo
El segundo eje del Plan de Desarrollo Urbano Sostenible es la creación del Fondo de Desarrollo Urbano Sostenible (FODUS), pensado por la gestión de Larreta para que se administre el dinero que ingresa por las compensaciones por los cambios en los convenios urbanísticos o por la venta de tierras, a los que hay que sumar los proyectos de Costa Salguero y Costa Urbana. La particularidad de esta medida es que este fondo será el encargado de administrar el dinero y la Legislatura no administrará los recursos a través de la Ley de Presupuesto. Lo que no hace más que echar por tierra el carácter democrático de la disposición, aunque la discusión del presupuesto de la Ciudad sea una mera formalidad.
Sobre esto, Jonatan Baldiviezo, afirmó: “Desde lo económico, hay un círculo vicioso de negocios en el FODUS: primero, el interés de terratenientes urbanos y desarrolladores inmobiliarios; segundo, la venta de tierras públicas a cambio de normativas urbanísticas; tercero, la posibilidad del blanqueo de capitales, en vez de dólares ladrillos; cuarto la compensación económica que significa este fondo; quinto, el destino del dinero (infraestructura de los emprendimientos y financiamiento de la demanda de los futuros compradores) y la generación de demanda con su consecuente aumento del valor del suelo; y por último, las migas, porque nada llega a la ciudadanía como pasó, por ejemplo, con Puerto Madero donde ningún peso de la venta de los terrenos donde se emplaza salió de Puerto Madero”.

Revitalización del Macro y Microcentro
El tercero de los ejes del Plan de Desarrollo Urbano Sostenible es la revitalización del Macro y Microcentro, justamente a través del FODUS. Haciendo un poco de historia es posible reponer el proceso que la pandemia aceleró en lo que respecta al Gobierno porteño y su prioridad de “revitalizar” la zona céntrica de la Ciudad. El antecedente más cercano es la ley del Eco Centro que permitía el acceso a algunas áreas de la zona céntrica solo con permisos, y que otras áreas prácticamente se peatonalizaban, reduciendo la velocidad de los vehículos de 20 a 10 kilómetros por hora, lo que diezmó de manera significativa la actividad de los estacionamientos.
Según el Plan de Desarrollo Urbano, la revitalización del Macro y Microcentro tiene “el objetivo de transformarlo en un barrio para vivir, con espacios públicos de calidad y comercios de cercanía” para el cual “se desarrolló un plan que incentiva tanto la oferta como la demanda en términos urbanos y económicos. Esto incluye desde una línea de créditos, que otorgará el Banco Ciudad, hasta la actualización normativa dentro del Código de Edificación”.
Al respecto, Jonatan Baldiviezo, manifestó a Periódico VAS: “Esta revitalización se necesita en toda la Ciudad, donde hay mucha vivienda vieja y mucho inmueble ocioso. Ahora, en un plan general, si se pone dinero, hay que solicitar una contraprestación. Pero esa contraprestación debe ser orientada a garantizar o mitigar las necesidades de la población, con viviendas sociales o alquileres. No debe estimular emprendimientos inmobiliarios suntuosos, y menos estimular la demanda de estos”.
Ahora bien, si la mirada del Gobierno porteño está puesta pura y exclusivamente en zonas que distan de ser prioritarias, qué pasa con el resto de la Ciudad. Sobre esto, Jonatan Baldiviezo afirmó: “Responde pura y exclusivamente a la mirada que tiene la clase mobiliaria de la Ciudad. La conoce muy bien, y sabe cómo sacar rentabilidad económica del avance de la frontera inmobiliaria, sabe que cuánta más desigualdad espacial y urbana exista hay mayores chances de negocios, porque la desigualdad provoca el deterioro y la infravaloración de algunos sectores de la Ciudad y el incremento de otros, entonces compra terrenos a bajo precio y luego propone cambiar la normativa aduciendo inversiones, que lo único que generan son incrementos sustanciales del valor del suelo (comprado a precio bajo), y para que esto ocurra debe generar zonas degradadas y zonas de alto valor. Si hubiese igualdad urbana estos negocios no tendrían lugar. Van buscando nichos donde sacar mayor tajada en la diferencia del valor del suelo como, por ejemplo: Costa Urbana, Costa Salguero”.

De costa a costa
El proyecto de Costa Salguero se ha vuelto paradigmático para tratar de entender la concepción que la gestión de Larreta tiene de la Ciudad. Una mirada mercantilista del espacio urbano que modula una ciudad para emprendedores; con un carácter antipolítico tendiente a la desdemocratización y al fetichismo tecnicista.
La movilización de la ciudadanía permitió que los terrenos en cuestión no se vendan. Pero la sed del Gobierno es verdadera. Y a pesar del revés recibido en el caso Costa Salguero, ahora apuntó todos sus cañones al proyecto llamado Costa Urbana, que no hace más que profundizar la venta de tierras públicas y el cambio de las normativas urbanísticas, consolidando también la fractura del entorno ribereño.
La obra de Lefevbre obtiene una particular vigencia si la premisa es pensar las políticas públicas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en materia urbana. Porque hacer de espaldas a las necesidades de quienes tienen el derecho de cambiar y reinventar la Ciudad, es en definitiva no escuchar sus deseos.

Comentarios

  1. Vigente en toda América latina. La corrupción prevalece ante las necesidades, no solamente sociales sino de estabilidad existencial y sustentable entre los individuos y nuestra madre tierra.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *