Las escuelas del Moyano
Cuando el afán por estudiar une a personas con y sin padecimientos mentales
por Clara Olmos
Estudiantes y directivos destacaron a los distintos espacios educativos del Hospital Braulio Moyano como oportunidades «de encuentro e inclusión social» por su condición de estar abiertos y contar con la participación de la comunidad y ya no únicamente de las mujeres que atraviesan una internación en esa institución por motivos de salud mental.
Estos espacios abarcan tres niveles -primario, secundario y de formación profesional-, están ubicados dentro de las instalaciones del Moyano, son motorizados por sus trabajadores y buscan garantizar la educación de las pacientes y usuarias del hospital.
La iniciativa promueve el paradigma de la salud mental con perspectiva de derechos, en detrimento del asilar y manicomial que rigió hasta la sanción de la Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657. Y pretende romper con el prejuicio y la exclusión social que históricamente padecieron las personas que atraviesan sufrimientos psíquicos severos.
«Participar en estos espacios de educación formal es una manera de iniciar un camino de inclusión. Creo que el estigma social es casi un imposible, pero esto ayuda mucho a romper esa mirada que tiene la sociedad sobre las personas con padecimiento mental», expresó Silvia Allocati, jefa del departamento de Servicio Social del Moyano y directora del proyecto «Un aula para todas».
De este último surgió, en abril de 2010, el Centro Educativo N° 27 de nivel primario para adultas, al que cada mañana concurren alrededor de 20 alumnas de distintas edades a partir de los 18 años.
«Si bien siempre buscamos hacer la mayor cantidad posible de actividades fuera del hospital, traer la escuela acá (por el hospital) realmente terminó siendo una muy linda experiencia, ya que aumentó el número de alumnas, para quienes esto es una posibilidad de recuperar habilidades y aptitudes que han perdido por las patologías», señaló Allocati.
Ubicado en el barrio de Barracas, el Moyano es un centro de salud mental exclusivo para mujeres, en el que actualmente más de 600 usuarias atraviesan una internación.
Durante la visita a la escuela primaria, las alumnas se mostraron «muy contentas» por poder acceder a sus estudios y, si bien se diferenciaron en la preferencia entre matemática y literatura, todas aseguraron disfrutar de este espacio.
Sin embargo, entre risas y un poco de «vergüenza», prefirieron «llamarse al silencio» y seguir enfocadas en la actividad del día: armar y pintar susurradores de poemas, que luego utilizarían para una jornada de lectura abierta a todo el personal del hospital y a sus familias.
«Vemos los mismos contenidos y hay frustraciones como en cualquier escuela, pero salen adelante como cualquier estudiante, sólo que hay que acompañar mucho en lo emocional», contaron la docente de primaria, Carolina Alvarenque, y la coordinadora del proyecto, Susana Valdivia.
«Vienen con la meta de llegar a la secundaria y terminar sus estudios y eso es súper motivacional», señalaron y coincidieron en que es un espacio que también «sirve de mucha contención porque les permite formar redes entre ellas y conocerse mucho más».
A unos metros del pabellón de farmacia donde está ubicada la primaria, más de 100 alumnos -usuarios de los hospitales de salud mental Moyano, Borda y Tobar García y no usuarios- asisten por las tardes al Centro Educativo de Nivel Secundario N° 49.
«Es muy enriquecedora la experiencia de encontrarse todos juntos en un espacio educativo, ya que se descubren mutuamente y crecen mucho», contó Adriana Castaño, quien hace más de 15 años trabaja en este bachiller que actualmente dirige.
Y añadió: «A muchos de ellos les cala profundo la discriminación social que existe y poder estudiar acá es un estímulo porque realmente son muy integrados por sus compañeros».
De ello dieron cuenta María de los Ángeles (38) y Gabriela (45), estudiantes de tercer año, quienes aseguraron que «acá nos ayudamos unas a otras y siempre estamos unidos como compañeros», y destacaron el «lindo grupo» que conformaron.
Por su parte, Andrea (51), usuaria y alumna de segundo año, expresó a Télam que su gran expectativa es poder terminar sus estudios. «Todos tenemos derecho a poder finalizar la secundaria sin importar los tiempos», enfatizó.
Andrea atraviesa una internación en el hospital hace 13 años y, a lo largo de esta década, aseguró, fue testigo de todas las mejoras que se hicieron en la escuela: «Hemos estado todos juntos en esto y eso es lo que más me gusta».
Allí donde las instalaciones hospitalarias daban cuenta del «abandono a la salud mental por el gobierno de la Ciudad (de Buenos Aires)» del cual dependen, los docentes y coordinadores del Centro de Formación Profesional N°2 se dispusieron a transformarlo en un espacio de enseñanza «de calidad» de distintos oficios que bien pueden convertirse en «el sustento de ellas».
«Es una población que prácticamente en su totalidad está en una situación de precariedad y falta de empleo, por lo que el desafío es incluirlas sociolaboralmente y educar para la inclusión desde la exclusión», expresaron Gustavo Ghanem y Ana Laura Iglesias, director y regente del centro.
Allí, más de 20 docentes brindan cursos gratuitos de operador en informática, programador, peluquería, maquillaje profesional, cocinero, marroquinería, cerámica y vitrofusión, entre otros.
Una de las egresadas es Cintia Toledo (41), una artesana de la localidad bonaerense de Coronel Brandsen, quien montó su propio taller tras tomar clases de cerámica y mosaiquismo en el centro, que calificó como una «experiencia única» y resaltó la gran «calidad humana».
«Estudiar en el Moyano fue romper todas las barreras que por ahí uno puede llegar a tener por el prejuicio social que hay» con respecto a la salud mental, dijo Cintia y agregó: «Fue re lindo porque conocí a las chicas que siempre me trataron muy bien y se preocupaban por mí».
De las 30 alumnas anuales que había cuando el espacio era exclusivo para usuarias -en sus inicios- pasó a 600 estudiantes por cuatrimestre, de los cuales «un 25% son usuarios de los hospitales Moyano y Borda y el resto no», detalló el director del centro y destacó los «cambios actitudinales y de ánimo» que notan en las usuarias a partir de «la sociabilización con un otro que en condiciones intrahospitalarias no está».
Frente a las vitrinas donde exhiben, orgullosos, los trabajos de sus estudiantes, los directivos de las tres instituciones coincidieron en bregar por una «educación pública, gratuita, de calidad e inclusiva» también en los centros de salud mental.
Fuente/Fotos: Télam