La violencia institucional NO PARA
por Federico Coguzza
Cuando veníamos marchando, una mujer nos insultaba desde el auto. No pude evitar preguntarme qué piensan todos los que están alrededor y lo cierto es que no nos piensan, no nos miran. Al mismo tiempo, me pregunté qué teníamos y supe que si bien no tenemos nada, siempre hay un compañero y una compañera al lado, y que seguirán, seguiremos estando hasta que no haya nadie más en la calle”.
Cubierto con una manta, micrófono en mano, Sebastián -de la agrupación social No seas Pavote- describe en pocas palabras la atmósfera que sobrevuela una nueva jornada de lucha de aquéllos y aquéllas que viven en la calle: existen, aunque nadie los quiera ver; no tienen nada, pero se tienen a ellos y ellas; y como dice la bandera que cubre el tablón apoyado sobre unos caballetes y que hace las veces de atril: “la calle no es un lugar para vivir ni para morir”.
Es 8 de julio y el frío arrecia. Diversas organizaciones sociales y colectivos que atienden la problemática de vivir a la intemperie, y conocen los derechos de esta población, han unido en un Frazadazo la Plaza de los Dos Congresos y la Plaza de la República, con el objetivo de hacer visibles a los y las invisibles, contar sus historias y dejar claro que “mañana podés ser vos quien quede en situación de calle”. Pues nadie elige nacer, vivir y morir en una esquina, y la lucha y la organización son los únicos caminos para revertir esta realidad.
La desidia mata y el frío también
“Acá nos encontramos porque la calle es para luchar, en este caso por los derechos de los compañeres que se mueren de frío en la intemperie, que son muches en todo el país”, exclama sin titubear Mariana, del Movimiento de Trabajadores Excluidos. En lo que va del año, las organizaciones sociales y colectivos que atienden la situación de calle, llevan relevadas más de 20 muertes; sin embargo, no dudan en afirmar que el número es mayor.
Horacio Ávila, referente de Proyecto 7, que gestiona diversos centros de integración para las personas sin techo, a partir de prácticas horizontales y asamblearias, dice a Periódico VAS: “Por nuestro trabajo, sabemos que hay muchas más gente que muere a diario en la calle que la que dicen las estadísticas, pero el número real no lo dan a conocer, al ser NN la morgue los carga y los arroja a una fosa común. No hay registro de parte del Estado, porque la mayoría de las personas en situación de calle están indocumentadas».
Mariana levanta la voz porque sabe de la muerte de Loreley, cerca de la estación de Once; de Alexander López, luego de que su ranchada se prendiera fuego; de Cristian Rizzo, que apareció tirado en una calle de Pompeya; de otros tantos NN que los efectivos de tránsito encontraron en las calles de la Ciudad más rica del país y que, paradójicamente, expone a cada vez más gente a sobrevivir en situación de calle.
Según los datos vertidos por el último censo nacional, en el territorio porteño las personas ‘sin techo’ apenas superan las 2400 almas. Mariana afirma que esta cifra es una fantochada. “El único censo válido es el de las organizaciones, nosotras sabemos cómo hacerlo porque trabajamos a diario con la población de calle. Es mentiroso el número que el Estado comunica y que los medios replican. Nos quieren hacer creer que quienes viven en la calle lo hacen porque quieren. Eso no es verdad. A nosotros no nos pueden seguir mintiendo, porque la muestra de lo que decimos está acá. Por esta gente vamos a seguir luchando y reclamando derechos”.
El ruido del tránsito y el murmullo de la ciudad se funden con el ritmo de la murga y la batucada. El vapor de las ollas humeantes se eleva hacia el cielo oscuro. Bandejas de guiso se reparten entre aquéllos y aquéllas que han marchado y envueltos en frazadas, escuchan con atención a quienes deciden tomar la palabra para reclamar, para denunciar o para dejar en claro que, aunque los responsables de ofrecer soluciones no hagan nada, nadie bajará los brazos.
“No estamos acá por nosotros o porque queremos, sino por los que no están, por los que vienen falleciendo hace años y por los que hoy a la noche van a dormir en la calle. Estamos acá porque estamos podridos de que el Estado no escuche, hartos porque cada vez somos más”, agrega Horacio Ávila.
En esa línea se inscriben también las palabras de Sergio, del Movimiento de Trabajadores Desocupados, que dice: “Luchamos por los más vulnerados, por el Estado ausente, por la limosna que nos dan, por un lugar digno, por el no hacinamiento. Peleamos con las organizaciones sociales, con los distintos frentes, con los comedores comunitarios, intentando estar mejor. Nuestra lucha es seguir en la calle peleando. Lo principal, lo inmediato, es un salario universal para poder cambiar algo de la historia, porque trabajo no hay. Le decimos a todos y todas que el laburo que hacemos es muy difícil y cada día nos lo hacen más difícil. Queremos un cambio social”.
La política del destrato: violencia institucional
Hace poco más de 10 días, miembros de la Asamblea Popular por los Derechos de las Personas en Situación de Calle fueron recibidos por el Director Nacional de Políticas contra la Violencia Institucional, Mariano Przybylski. Los representantes del colectivo que nuclea organizaciones sociales, políticas y comunitarias le entregaron fotos y videos de casos concretos en donde personal de Espacio Público, se lleva en camiones las pocas pertenencias de estas personas, luego de echarlas de donde paran y amenazarlas para que no regresen.
Al respecto, cabe destacar que durante el 2021, la Asamblea creó el Registro Unificado de Violencias (RUV). Una herramienta que permite sistematizar y visibilizar todo tipo de hecho de violencia ejercido hacia las personas en situación de calle.
Ante la gravedad de la situación, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación acaba de presentar una acción de habeas corpus preventivo y colectivo para que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires cese con estas conductas y proponga acciones inclusivas para las personas en situación de calle.
La importancia de luchar y organizarse
El mes pasado en Chile, se llevó a cabo el 2do Encuentro Latinoamericano ENLACALLE 2022. Un encuentro que reúne a organizaciones de la sociedad civil y personas en situación de calle de nueve países de la región, con la premisa de saber qué tipo de políticas públicas se llevan a cabo en cada país e intentar torcer la mirada asistencialista con que los gobiernos de la región enfrentan la problemática.
Al respecto Ávila, que formó parte de la delegación que viajó al encuentro, dice a Periódico VAS: “La conclusión que nos trajimos del encuentro es que en la mayoría de los países pasa lo mismo: que la gente en situación de calle además de la vulnerabilidad propia de carecer de todo tipo de derechos, enfrenta día a día la violencia institucional”.
Sin embargo, destaca que: “Junto con Brasil somos los países más organizados al respecto. Al menos acá, aunque las leyes no se cumplan ni al Estado le importe aplicarlas, hemos logrado que se legisle sobre la situación que sufren todes les que están en la calle. En una región sumamente desprotegida, aquí y en Brasil ejercemos algo de presión”.
“Estuve 5 años viviendo en la calle y hace 7 meses que conseguí un alquiler y ahora al menos puedo dormir bajo techo”, dice a Periódico VAS, Mabel.
“Fue una situación horrible, no podía dormir por estar a la expectativa que venga uno y te quiera violar, o te quieran robar tus cosas. Por no saber si vas a estar viva o qué. Yo todos los días me despertaba y agradecía a Dios estar viva. Me bañaba los sábados en Cáritas, desayunaba, y me sentía contenida, protegida, pero a la una de la tarde estaba otra vez en la calle, en la plaza, dando vueltas. Hasta que con la ayuda del movimiento Nuestra América y otras organizaciones sociales, pude terminar el secundario, incluso estando en la calle”.
La noche llega y el frío se acentúa. Las frazadas no sólo abrigan, también son signo de resistencia, lucha y organización. La posibilidad de que aquéllos y aquéllas a quienes nadie mira ni escucha, puedan decir una vez más: “la calle no es un lugar para vivir ni para morir”.