«Maelström 2001» en el Gaumont
La represión policial en la jornada del 20 de diciembre de 2001 en la Ciudad de Buenos Aires y el rol de la ciencia para identificar a los responsables de los cinco homicidios perpetrados en ese contexto son abordados en el filme documental «Maelström 2001», de Juan Pollio, que, producido por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), llegará el jueves al Cine Gaumont.
La película muestra cómo el investigador Rodolfo «Willy» Pregliasco reconstruye con imágenes de diversas fuentes (300 horas de videos de cámaras de seguridad de la Policía Federal, señales de televisión y documentales y más de 500 fotografías, entre otros aportes) las circunstancias en las que se produjeron los cinco asesinatos y resultaron heridas varias personas.
Inspirado en el cuento de Edgar Allan Poe «Un descenso al Maelström», el físico Pregliasco creó el panóptico, un programa que ordena espacial y temporalmente el caos de imágenes producidas en esa jornada y dicha herramienta permitió, a lo largo del juicio, ubicar a las víctimas y testigos y relacionar las órdenes policiales transmitidas por radio para reconstruir lo acontecido.
El filme generado por Conicet Documental (productora audiovisual que en este caso hizo foco en el Programa Nacional de Ciencia y Justicia) tuvo su bautismo en el último Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, pudo verse en funciones abiertas en diciembre pasado y, el próximo jueves a las 17, desembarca con su proyección en la Sala Leonardo Favio del complejo sito en Av. Rivadavia 1635.
Aún cumpliendo un rol preciso y vital en torno a aquellos acontecimientos, hacia el final de «Maelström 2001», el científico repasa la revuelta y la cacería represiva y define a aquella como una jornada de «celebración y felicidad».
«Viendo esas imágenes yo creo que sobrevive la idea de que haya un ‘nosotros’ y eso produce mucha felicidad, tal como se vio en los festejos por haber ganado el último Mundial, y esto obedece a cierta energía simbólica puesta en un determinado lugar», reflexiona Pregliasco.
En el mismo sentido el físico que tuvo participación en otros juicios donde analizó científicamente las circunstancias del accionar represivo, considera que la autoconvocatoria popular de aquel 20 de diciembre que terminó con el gobierno de Fernando de la Rúa fue un acto de lucidez colectiva: «Ver la gente en la calle me lleva a pensar ‘mirá lo que podríamos hacer’ sosteniendo y fomentando ese pegamento popular».
«Por eso -insiste Pregliasco- poder ver la historia completa de ese día y tomar nota de que se dio en el contexto de las asambleas barriales, las fábricas recuperadas, los piquetes y los clubes de trueque, es un ejercicio de la memoria que nos debemos y que nos sirve para que a diciembre de 2001 no se lo vacíe de contenido».
Desde una óptica similar, Juan Pollio, quien con «Maelström 2001» concretó su primer largometraje, indica que en la totalidad de las imágenes del 20 de diciembre de 2001 «se puede ver un reconocimiento mutuo entre personas que son desconocidas, un ‘juntos’ entre personas que se abrazan, que cantan entre ellas por un reclamo que entienden legítimo y esto llega a parte de los eventos de los asesinatos con personas que le salvan la vida a desconocidos».
El realizador, que anteriormente había estrenado los cortometrajes «El boxeador» (2009, seleccionado en el Festival de Cannes y en otros festivales internacionales) y «Raid» (2021, estrenado en el 22° Bafici), espera que este filme «sirva para seguir discutiendo lo sucedido, que nos permita seguir construyendo nuestra memoria colectiva acerca de hechos que permanecen un poco velados».
«Creemos que es un documento histórico que contribuye a hacer visibles esos asesinatos, la responsabilidad de los funcionarios públicos y de los responsables materiales y el reclamo de justicia que aún está vigente».
«Hay gran cantidad de aristas que la película aborda que son actuales: nuestro derecho a la protesta social, las limitaciones que puede imponer un estado de sitio o no sobre nuestros derechos, los deberes de cuidado que tienen los funcionarios públicos y las fuerzas de seguridad sobre las personas en una manifestación social», enumera.
También advierte que «en el material audiovisual de ese día se puede ver una violencia policial desmedida e inusitada», una característica que para el físico «tiene que ver con que se está reprimiendo otra cosa, tal vez que esas personas gritando ‘que se vayan todos’ estaban poniendo en jaque a las propias bases de funcionamiento del poder».
El saldo trágico de esa extensa y agitada jornada dejó asesinados a Gastón Riva, Carlos Almirón, Diego Lamagna, Gustavo Benedetto y Alberto Márquez, cinco de los 39 muertos y más de 500 heridos en las movilizaciones que se sucedieron todo el país.
«La muerte de Riva está filmada y eso produce un quiebre en la cara de la gente. En diciembre de 2001 se rompe una parte del compromiso del Nunca Más de cuidar la vida como un valor importante en la política y a partir de ahí se tomó nota de que en una represión puede haber balas de plomo. Esa es otra cosa que no se recuperó desde entonces», reflexiona Pregliasco.
En pos de destacar otros logros del material, Pollio indica: «La idea era devolverle a las imágenes un orden, una historia, que los relatos del juicio de los testigos les devolvieran la densidad que le sacan muchas veces los montajes de espectacularidad de los tiempos televisivos y rescatar momentos que nos parecían importantes y que quizás habían pasado desapercibidos como son los primeros momentos de la mañana del 20 de diciembre».
Fotos / Fuente: Télam