Una revolución ciudadana para la soberanía urbanística
por Miranda Carrete
En la Ciudad de Buenos Aires la construcción inmobiliaria avanza sin freno sobre plazas, parques, terrenos baldíos. Se calcula que en 16 años se perdieron 500 hectáreas en el proceso de privatización de la tierra pública, una extensión equivalente a los barrios de San Telmo y La Boca. Más de 20 barrios elevaron reclamos en contra del Gobierno porteño para exigir el freno en la construcción de megaproyectos inmobiliarios, que crecen en detrimento de la calidad de vida de sus habitantes. Uno de estos pedidos es la suspensión de los permisos para la construcción de nuevos edificios mientras esté vigente el actual Código Urbanístico, sancionado en forma arbitraria, sin aval de la ciudadanía y con un claro perfil extractivista. Política que, como sostiene la ingeniera María Eva Koutsovitis, causa innumerables perjuicios a quienes vivimos en la Ciudad. La Coordinadora de la Cátedra de Ingeniería Comunitaria (CLIC-FIUBA) e Investigadora IPYPP del Frente Salvador Herrera (CTAA Capital), da cuenta del impacto negativo que, en sus escasos cinco años vigencia, tiene el actual Código Urbanístico sobre el territorio porteño.
¿Qué es el Código Urbanístico y por qué el actual perjudica a quienes vivimos en la Ciudad?
Es la herramienta más importante de planificación que tiene una ciudad de acuerdo con las necesidades habitacionales de su población. Desde hace 70 años la Ciudad de Buenos Aires tiene una población de tres millones de habitantes. En 2018, con el argumento de erigir una ciudad para 6 millones de habitantes, y pese al fuerte rechazo fuerte rechazo de la ciudadanía, Horacio Rodríguez Larreta impulsó una norma para reemplazar el entonces Código de Planeamiento Urbano. Cambio que habilitó la sobreconstrucción en el área metropolitana entre un 300 y un 700 por ciento según la zona. El Gobierno de la Ciudad convocó a las grandes desarrolladoras inmobiliarias a discutir el actual Código Urbanístico. Tuvimos que recurrir a la justicia para habilitar alguna instancia de participación ciudadana porque, tanto el Gobierno de la Ciudad como a las desarrolladoras inmobiliarias, tenían previsto planificar la Ciudad a puertas cerradas, sin el voto ciudadano. Fue entonces cuando en un tiempo récord la administración porteña llamó a una audiencia pública que rechazó el nuevo Código Urbanístico. Al no ser vinculante, la decisión de la ciudadanía no se consideró en la Legislatura al sancionar el actual Código Urbanístico. Que resultó ser una planificación sumamente especulativa, carente de evaluación estratégica de impacto ambiental, que pretende transformar la vida de los porteños.
¿Cuál es el impacto y las consecuencias de la sobre construcción?
En el conjunto de la infraestructura de servicios públicos, en el equipamiento urbano, en el entorno urbanístico, en la pérdida de la identidad barrial, en la falta de condiciones de ventilación, iluminación, asoleamiento. En esa audiencia pública aparece una pregunta clave: ¿A quién beneficia este Código Urbanístico? De hecho, durante la pandemia se frenó su implementación, por eso el impacto negativo de esta norma se materializó hace un par de años. Los primeros barrios que empezaron a organizarse para frenar la lógica de la sobre construcción descontrolada son Núñez y Bajo Belgrano. Además de movilizaciones, semaforazos y banderas con la consigna de No al código urbanístico, recurrieron a la Justicia, presentaron una acción de amparo, y lograron que la Legislatura apruebe una ley que pone límites al código urbanístico en varias zonas. Más tarde Villa Devoto, Villa del Parque, Chacarita, Villa Crespo y Palermo. En ese contexto se dieron a conocer distintos proyectos para detener el colapso que implica esta lógica de extractivismo urbano. Mientras impacto se observa directamente el deterioro de las viviendas: colapsan el conjunto de casas bajas, hay viviendas rajadas de punta a punta, pisos hundidos, molestias sonoras constantes, contaminación visual. Es decir, existe un impacto concreto en la pérdida de la calidad de vida.
¿En qué situación está hoy la Ciudad de Buenos Aires?
Estamos en una emergencia urbanística, que contempla lo ambiental, lo habitacional y lo climático. Hace 16 años nos proponen un modelo de despojo y saqueo, se pueden ver tres mecanismos. Por un lado, la apropiación de la tierra pública, hay una transferencia muy fuerte de lo público hacia los sectores inmobiliarios más concentrados. En 16 años se privatizaron 500 hectáreas de tierras públicas, el equivalente a los barrios de San Telmo y La Boca. El segundo mecanismo es el de privatización y la concesión del conjunto de los servicios urbanos, lo que garantiza enormes negocios a empresas prestadoras y como contracara la precarización de los mismos. El tercer mecanismo tiene que ver con la modificación permanente de las reglas del juego respecto a qué es lo que se puede construir y que no. Allí aparece la sobre construcción, destinada en general a construir activos financieros, no viviendas, y dentro de los mecanismos de incentivo a la sobre construcción se aprueba este nuevo código en 2018.
María Eva Koutsovitis se explaya con varios ejemplos que ilustran la precarización y tercerización como mecanismo de gestión que lleva adelante la Ciudad: el subte, el servicio de comedores en las escuelas públicas, la privatización de los servicios de agua potable en las Villas y asentamientos.
Identidad Barrial vs Turistificación
Esta apuesta gubernamental atenta contra la identidad barrial y la morfología de cada territorio. ¿Te pasó volver a tu barrio de la infancia y no reconocer algunas zonas? ¿Caminar por las veredas y observar la construcción desmedida de edificios, muchos de ellos aún vacíos? ¿Ver plazas que hoy son de cemento y de caucho? ¿Recordar árboles dónde ahora hay asfalto? Koutsovitis afirma existe un proyecto de turistificación, en el que la Ciudad es más una postal que un lugar habitable. Proceso que genera la expulsión de las familias porteñas e instala una capacidad constructiva necesaria para que Buenos Aires sea esa ciudad de paso, destinada al turismo, al servicio y pensada como un centro financiero regional. Según el Censo Nacional del observatorio de la Ciudad de Buenos Aires, se construyeron 10 mil metros cuadrados en los últimos 10 años. “En el marco de este proceso de turistificación de pronto entendemos por qué viene sistemáticamente desfinanciado la salud, la educación, los supuestos espacios verdes que son canteros y macetas derivadores de tránsito”, explica Koutsovitis sobre este proceso que les cambia la cara a los barrios. La ingeniera destaca que trabajan junto a un grupo de asambleas barriales para acciones colectivas de amparo, para exigirle al gobierno de la ciudad revisar el código urbanístico ya que consideran que colapsa barrios de casas bajas y que profundiza la emergencia habitacional y ambiental.
María Eva Koutsovitis tiene expectativas con la organización barrial que insiste en la necesidad de construir una ciudad más habitable. Qué la discusión sobre el Código Urbanístico haya estado en la agenda electoral es un logro del conjunto de las asambleas ambientales urbanas y sociales que, hace muchos años, luchan por un modelo alternativo en la Ciudad. por esta razón, durante el debate, los candidatos a Jefe de Gobierno tuvieron que pronunciarse al respecto. Sin embargo, Koutsovitis advierte: “Uno de los que ha planteado la revisión del Código Urbanístico fue Jorge Macri que, en su primera campaña en Vicente López, prometió terminar con las excepciones inmobiliarias y, cuando llegó al poder, batió récord otorgando excepciones inmobiliarias”.
Sin duda que poner en agenda el controvertido Código Urbanístico es una gran conquista ciudadana, pero el próximo paso es seguir expandiendo este reclamo en todos los barrios porteños, teniendo en cuenta de los antecedentes del flamante Jefe de Gobierno porteño.
La ingeniera Koutsovitis es optimista respecto a la organización ciudadana: “Hay una enorme voluntad para limitar esta lógica de construcción, que lo único que afianza es la precariedad. Un modelo de saqueo que tiene 16 años y empieza a entrar en crisis”.