Relatos Indómitos
Quitamanchas
por Marta García
Hace muchos barrios, una chica con zuecos cruza la avenida 24 de Septiembre y cae. Los autos le pasan por encima. “Cruzó en rojo”, dicen las personas que cruzan en verde, en un tono acusatorio vial sin precedentes en barrio General Paz.
Nadie da un segundo de sus vidas para ver si a la chica de los zuecos le hace falta. Ni el semáforo se detiene. La vecindad y el tránsito siguen ejecutando las órdenes en rojo o en verde, turnándose para no ayudarla. Hasta que no es más que una mancha sobre el pavimento. Y la obediencia debida a dos colores desangra al barrio por esa arteria.
Ese día nadie escucha en el distrito la Sonata Patética de Beethoven. La chica de los zuecos es Zuli, la maestra de piano.
Por el impacto, los zuecos vuelan como misiles hipersónicos hasta los pies de nuestros nueve años bloqueados en la vereda. Con mis amigas dejamos a nuestros saltos jugar solos con la soga. Huimos con los proyectiles antes de que la policía despegue la mancha, esa que supo tocar el piano, y nos detenga por robar pruebas forenses. Y con lo único tridimensional que queda de ella desaparecemos de esa avenida con pérdida de masa encefálica.
Los enterramos en el patio del fondo de la casa de María porque es huérfana de madre y su papá es pura bondad silenciosa y cómplice. No tendremos que dar explicaciones.
-Capaz que ahora como está en el cielo vuelve a buscarlos…
-Pero si los enterramos no los va a ver…
-Le dejemos un cartel:
“Zuli, aquí están tus zuecos”. Cincelada la lápida con una Silvapen en una hoja Rivadavia, nos fuimos a intentar recuperar la niñez viendo “Hola, Canela”.
Al otro día, María nos llama con esa voz de susto tiernizado que guardábamos en stock por si aparecía Peter Pan para llevarnos de aquí.
-¡Miren… los desenterró!
-¡¿Vino?!
-… y nos dejó un mensaje y todo…
“Muchas gracias, chicas”. Zuli tenía la misma letra que el papá de María.
Y en aquella tardecita de Semana Santa, una mágica serie de sucesos paganos logró que una mancha volviera a ser la chica de los zuecos.