Argentina en la ONU: El idiota de la familia

por Marcelo Valko

Mientras aún humeaban los restos de Berlín, en junio de 1945, 51 países resolvieron fundar la ONU (Organización de Naciones Unidas), entre ellos USA, URSS, China, Reino Unido, Brasil, México, Francia, India y Argentina, entre otros. El propósito que señala el Preámbulo de su Carta Fundadora señala la necesidad de evitar guerras, promover los DDHH e igualdad de derechos, mantener la justicia y respetar los tratados internacionales. Más allá de sus alcances reales para cumplir efectivamente tales premisas, no podemos negar que es un avance en la historia humana. Ahora bien, con el tiempo, otros países se agregaron a la ONU y hoy totalizan 193 naciones.

Hace muy poco, el 22/10/2024, se realizó una sesión para considerar una resolución que refuerza el compromiso internacional de proteger y promover los derechos de las comunidades originarias en áreas como el acceso a la justicia, la protección del medio ambiente y la preservación de sus lenguas y culturas ancestrales. En dicha sesión se hicieron presentes 176 representantes de los países miembros para debatir dicha propuesta presentada por Bolivia, Dinamarca, Dominica, Ecuador, Liberia, México, Paraguay y Venezuela. La resolución fue votada favorablemente en forma abrumadora por 168 países, con 7 abstenciones (Francia, Laos, Lituania, Mali, Rumania, Bulgaria y Eslovaquia) y un solo país de todo el mundo se opuso: Argentina.

Vale destacar que se trata de la primera votación en la ONU desde que Gerardo Werthein reemplaza a Mondino como canciller, quien evidentemente sintoniza con las oscuridades de las ocurrencias de su jefe Milei, ya que existen diferencias entre un pensamiento y lo que no pasa de mera ocurrencia. Mientras hoy Argentina tiene el consumo de carne por cápita anual más bajo en 110 años debido a su política económica recesiva, una y otra vez escuchamos al presidente exaltar la figura de Alberdi y asegurar que, en tiempos de Julio Roca, la belle époque del Centenario, el país estaba en el primer mundo. Cabe preguntarse: ¿El podio lo ocupaba el país o un pequeño grupo? De aquel entonces, cuando el ganado engordaba solito y el trigo brillaba al sol, viene el dicho “tiene la vaca atada”, debido a la costumbre de Nicolás Anchorena de llevar su propia aberdeen-angus amarrada en el barco cuando viajaba a Europa. “Tirar manteca al techo” es de la misma época; cuyo iniciador en bares parisinos fue el jovial Martín Álzaga Unzué. Sin ninguna duda, esa oligarquía del campo, toda “gente de bien”, estaba en el primer mundo, como señala Milei, en cambio, a los obreros que en Buenos Aires o Rosario luchaban por reducir la jornada laboral de 14 horas, les aplicaban la Ley de Residencia si era extranjero o la Ley de Defensa Social a los criollos. En peor situación estaban los indígenas que buscaban romper la invisibilidad y dejar de ser siervos de la gleba. De hecho, Bialet Massé en su Informe sobre el Estado de las Clases Obreras señala que los indios “están mucho peor que los obreros, a la par de los animales de tiro”. Es decir, el 99% del país no tiraba manteca al techo… No es casual que unos se consideren herederos de otros y que confunda a un héroe de clase con un prócer argentino.

Señalé que el pensamiento de Milei y su canciller atrasan, no solo enarbolando la figura de Roca, sino también exaltando “Las Bases” de Alberdi. Recordemos las palabras que pronunció Javier Milei en su primer discurso como presidente electo, de espaldas al Congreso Nacional: “Hoy volvemos a abrazar las ideas de Alberdi. De nuestros padres fundadores que hicieron que en 35 años pasáramos de ser un país de bárbaros a ser potencia”. Y si leemos “Las Bases”, no debe extrañar el solitario y anacrónico voto de Argentina en la ONU en contra de una resolución favorable a los Pueblos Originarios. Veamos un parrafito. Alberdi, al hablar sobre el “verdadero espíritu de progreso”, plantea que “debe preguntar a los hombres de nuestro pueblo si se consideran de raza indígena, si se tienen por Indios pampas o pehuenches de origen, si se creen descendientes de salvajes y gentiles, y no de las razas extranjeras…Hoy mismo, bajo la independencia, el indígena no figura ni compone mundo en nuestra sociedad política y civil. Nosotros, los que nos llamamos americanos, no somos otra cosa que europeos nacidos en América”.

Ahora bien, Alberdi escribió a mediados del siglo XIX, en tanto que Milei y su Canciller están en 2024. Pasaron 170 años y mucha agua bajo el puente de la historia, no solo argentina, sino del mundo, algo que explica con absoluta sencillez la muy solitaria e incongruente oposición argentina en la ONU. Evidentemente, es necesario resaltar con todas las letras semejantes bajezas que continúan negando e invisibilizando un país pluricultural. En aquella época del Centenario a la que desea regresar Milei, es una época en que Buenos Aires instaló la idea de la “excepcionalidad argentina” asegurando que todos por estos lares venimos de los barcos, es decir, somos descendientes de europeos blancos, y por ende poco tenemos que ver con el resto de Latinoamérica. No hace mucho, el mismo Alberto Fernández reafirmó el concepto al asegurar: “Los mexicanos salieron de los indios, los brasileños salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos, y eran barcos que venían de Europa, y así construimos nuestra sociedad” (Perfil, 09/06/2021). Es enorme el daño que semejante imaginario unitario viene provocando en el alma de un país cuya revolución nació fraterna e inclusiva, como bien señala aquella estrofa del Himno que aspira “a ver en el trono a la noble igualdad” y que San Martín pronunció con absoluta claridad al hablar sobre “Nuestros paisanos los Indios”. Es lento, pero viene…

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