Ante la crueldad, la respuesta es colectiva

por Laura Mangialavori

A principios de noviembre, la organización Periodistas Argentinas consiguió que el proyecto de modificación de la Ley de violencia contra las mujeres (26.485), que busca incorporar el acoso sexual en contextos laborales y académicos, obtuviera dictamen en la Cámara de Diputados del Congreso de la Nación. La iniciativa surgió del acompañamiento que la organización dio a quienes habían sido afectadas por los abusos -a lo largo de 30 años- del periodista Pedro Brieger.

El dictamen fue firmado por la mayoría de las fuerzas que integran las comisiones de Mujeres y Diversidad y de Legislación Laboral de la Cámara Baja, y quedó listo para ser tratado en el recinto en búsqueda de la media sanción. “Estamos muy esperanzadas. No sabemos si la aprobación de la modificación de la ley sucederá este año o el año que viene. Y si no, volveremos a la carga nuevamente”, expresa la periodista, Agustina Kämpfer, integrante de Periodistas Argentinas, en diálogo con Periódico VAS.

La ley 26485 fue aprobada en nuestro país en el 2009 pero es una ley viva. De vanguardia y pionera a nivel regional, logró llevar a la escena pública lo que era considerado de la esfera privada. Las vidas de las mujeres y disidencias estaban en peligro y el Estado debía hacerse responsable. “Es una ley muy buena pero perfectible”, señala Kämpfer. “Encontramos muchas limitaciones al momento de denunciar. Yo lo hice en 2010, hace 14 años. Una se convierte en la loca, la difamadora de hombres prestigiosos, la que quiere obtener algo a cambio, la que algo está buscando, la despechada. Sobre todo, cuando tenés que alzar tu voz en contra de un hombre respetado, prestigioso, ganador de premios, entrevistador de programas, conductor de equipos. No fue fácil hacerlo de manera individual, pero logramos generar una fuerza colectiva, la fuerza de todas nosotras, para llenar un vacío que la ley en lo específico todavía no contemplaba”.

¿De qué se trata esta modificación? La iniciativa incorpora a la Ley 26.485 un inciso que tipifica la violencia y el acoso sexual en ámbitos laborales y académicos como conductas no consentidas que atentan contra la dignidad de las mujeres, generando entornos intimidatorios, hostiles y humillantes. De manera de ofrecer protección integral a trabajadoras y estudiantes que hoy se ven expuestas a este tipo de agresiones.

¿Qué puede hacer una joven de 18 años que necesita ser aprobada en la universidad para empezar a construir sus sueños, ante una situación de acoso de un profesor, si la ley no contempla su calvario? ¿Qué puede hacer una empresa o una entidad educativa, que quiere despedir con causa a un empleado acosador, pero no está en condiciones de afrontar un juicio ni de pagar una indemnización desproporcionada? Son algunas de las preguntas que aparecen en el proyecto y que proponen dar cuenta de los escenarios hostiles y sin respuesta institucional con los que se encuentran quienes viven situaciones de acoso y abuso en ámbitos laborales y educativos.

Además, la iniciativa está inspirada en el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que establece la obligación de los Estados de prevenir y sancionar la violencia y el acoso en el mundo laboral. En los fundamentos el proyecto explica: “Argentina ha ratificado el Convenio, expresando su compromiso con la promoción de entornos laborales libres de violencia y acoso, incluida la violencia y el acoso sexual. Esto implica que nuestro país se compromete a implementar las disposiciones del Convenio en su legislación, incluyendo la adopción de medidas efectivas para prevenir, abordar y eliminar estas barbaridades, creando también mecanismos adecuados para la denuncia y la resolución de casos relacionados con acoso sexual”.

No tendrán la complicidad de nuestro silencio
En junio, Periodistas Argentinas publicó el informe “La cultura del acoso: punto y aparte”, en el que reconstruyen el relato de 19 mujeres –periodistas, alumnas, vecinas– que sufrieron acoso por parte de Brieger. Los testimonios fueron presentados en el Senado de la Nación y fue el inicio público de este camino de organización. “Nuestros primeros contactos fueron por Zoom en horas de la noche porque todas trabajamos, algunas viven en el exterior y la mayoría somos madres. Nos escuchábamos muy atentamente y con el corazón abierto. A veces terminábamos todas llorando sin poder hacer algo operativo. Eran momentos de vernos reflejadas en la otra. Fueron encuentros de mucha intimidad y sororidad”, recuerda emocionada la periodista. En cada uno de los encuentros pudieron trazar un mapa de voces, de historias personales y descubrir el mecanismo repetido de los patrones de conducta de la “máquina abusadora”, como califican al acusado en el proyecto. Ir de lo biográfico a lo sistemático.
Agustina Kämpfer identifica que también encontraron un modo repetido de asimilar lo que ellas estaban viviendo. “Todas intentamos minimizarlo. De manera completamente involuntaria y a los fines de poder terminar nuestras carreras o de poder sostener nuestros trabajos”. En cuanto al accionar metódico de Brieger, afirma que “nuestro trabajo de reconstrucción da cuenta de su premeditación, de un patrón de conducta que se sostuvo durante nada menos que 30 años. Desconfío de que este tipo de cuestiones puedan ser impulsivas. En este caso, además, no quedan dudas de que no lo fueron”.
El informe revela la compleja dimensión del acoso y a su vez desnuda las responsabilidades de medios e instituciones públicas y privadas, y de cada una de las personas que silenciaron y naturalizaron estas violencias. El documento señala, también, que la cultura del acoso enseña a no dimensionar la afectación subjetiva de estas prácticas en las vidas de quienes lo padecen y a perpetuarlas, porque el sistema así lo permite y sostiene.

Transformar para reparar
“En vez de hacer una denuncia hicimos un proyecto de ley, en vez de ocuparnos en reparar un grupo nos ocupamos de mejorar el camino de todas”, dice la conductora en un video difundido por Periodistas Argentinas. El proyecto, además de la incorporación de la modalidad de violencia, propone medidas concretas para que empleadores y autoridades académicas actúen de manera eficaz ante denuncias de acoso, creando mecanismos accesibles y confidenciales de resolución.
¿Cuál es la reparación de la justicia feminista? ¿Cómo construir lógicas antipunitivistas que transformen la realidad?, pregunta Periódico VAS.
“La reparación para mí está absolutamente ligada a lo que estamos consiguiendo, a la modificación de una ley que protege a las mujeres en contra del acoso sexual. La reparación fue escuchar mujeres que me dijeron: ‘yo te vi, te escuché y supe que estabas diciendo la verdad’”, responde Agustina.

Foto: Juan Valerio

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