Relatos Indómitos

Lindísima amapola

por Marta García

Cuando en el taller logramos llegar con vida a esta altura del año y, sobre todo, de este año, ya no tenemos paciencia para comentarios extensos y audios largos. Y hablamos como con alias bancarios: guillotina.desafilada.desastre / criollitos.mordidos.quién / papel.50grs.chotísimo. Y el hit de fin de año: bar.enojadísimo.pagar. Sólo por citar a los que no hablan tan mal de lo que somos.
Estos últimos días, antes de cerrar por todo enero, escuchamos un alias diferente desde el patio:
amapola.nona.nana.
Es la voz del impresor que cada diez minutos se toma quince para renovar el aire en el patio. Tenemos ganas de techarlo y llevarle allí una impresora y que su afuera quede adentro y trabaje algo. Nos hace señas para que vayamos al patio. Y entoooonces…
“…Amapooooolaaaa, lindísima amapooolaaaaa…cómo puedes tú viviiir tan sooolaa…”
-¿Escuchan? Viene de la casa de la nona… le pregunté quién canta y me dice que Nana no sé cuánto.
Le decimos “la nona” porque cada vez que alguien le pregunta cómo se llama, ella contesta: “Yo soy la nona”. Es una nona genérica. Si bien sabemos su verdadero nombre por las boletas de la luz que a veces dejan en el taller, jamás vamos a decírselo a nadie. Imaginamos que se debe estar escondiendo y, aparte, tiene cara, según la encuadernadora, de testiga protegida.
Como solo una medianera separa los patios, nos comunicamos siempre a los gritos:
-¡Nonaaaa, Qué lindo tema pusooo!
-¡Aaah. Sí!… Ya que están ahí sin hacer nada, me pueden dar una mano con el combinado… Hay una gotera nueva justo arribaaaa…
Con tal de no hacer lo que tenemos que hacer, vamos todos, todas y todes a ayudarla a correr un viejo combinado. Resulta más pesado que la guillotina, por lo que hicimos bien en procrastinar en lo de la nona. En vez de una mano, le dimos diez.
El impresor, aun en vías de desarrollo, toma la carátula del disco y en su media lengua, sin deconstruir, tartamudea:
-Nana Mos… Mous… kooo….koouu.. ri… o sea, Muscari sería… ja… qué linda voz que tiene la mina esta…
-Le puse el disco a la amapola medio marchita que recién encontré en la vereda del almacén, en un cantero, a ver si revive con la música…
-Nona, no es una amapola,… es un yuyito cualquiera.
-Shshshsh… pero él no lo sabe… Hablen despacio…
Volvimos al taller entendiendo que quizás ese yuyo sabe que es yuyo, pero no quiere desilusionar a la nona, que debíamos terminar mejor el año, dejar de hablarnos con alias bancarios y cantar villancicos entre las impresoras dando saltitos y entornando los ojos. No lo logramos, pero de alguna manera nos sentimos felices en nuestro yuyal de papel.
Chau, nona. Chau, Nana Mouskouri. Chau, amapola. Esperamos encontrarlas a las tres cuando volvamos como un yuyo cualquiera que sabe que no es una lindísima amapola. Ni lo quiere ser.

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