Crece el apoyo a la Richmond
Mucho ruido y colorido enmarcaron esta tarde una convocatoria en Florida 466, pleno centro porteño, en otro intento de reclamo por la preservación de la confitería Richmond.
El encuentro fue promovido por la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, cuya presidenta, Mónica Capano, adelantó que se realizará otro similar en un día a determinar de la próxima semana.
El organismo -dijo la funcionaria- aspira a efectuar un «acto multitudinario, con importante presencia de artistas, que esta vez no vinieron porque faltó tiempo para poner a punto el sonido».
Pero hubo sonido. Y del fuerte. De la mano de un megáfono que no sólo fue utilizado por los organizadores a modo de informe de situación, arenga y protesta por lo que consideran un velado despojo cultural, sino también por cualquier otra persona que quisiera brindar su testimonio.
Ese dato de color le agregó curiosidad al mitín, dado que se escucharon sustanciosos comentarios de clientes del histórico lugar. En tanto, la de por sí nutrida y caótica calle Florida quedaba algo taponada justo en el lugar del acontecimiento, que contó con alrededor de un centenar de adeptos.
También se sumaron numerosos transeúntes que, solidarizados y sensibilizados por el cierre del declarado Bar Notable y Patrimonio Cultural de la Ciudad, estamparon su firma en varios libros de acta puestos en la puerta, uniéndose así al reclamo medular de restitución de la Richmond como confitería, tal cual lo fuera hasta hace unos pocos días.
Así es que pudo observarse un símil de un «club de fans», en este caso de la Richmond, compuesto por mayoría rotunda de personas mayores, entre enojadas y ansiosas por la restitución del lugar y de ese modo volver a tomar el cafecito diario.
«Si hubiera sabido o me hubieran avisado me robaba una tacita de café, pero ahora me siento como huérfana, triste por esta terrible situación. ¿Quién me devolverá la alegría de venir a la Richmond sola o con mis amigas, todas las tardes de cada día?», fue uno de los más sentidos testimonios de una elegante setentona que bien podría obtener el carnet de presidenta del ilusorio club de fans.
En tanto, esta mañana los empleados y los actuales propietarios de la confitería Richmond firmaron un acuerdo sobre las indemnizaciones para el personal cesanteado tras la venta del inmueble ubicado.
Ambas partes acordaron el pago de los salarios de agosto y las indemnizaciones de ley, que se depositarán en la cuenta de cada trabajador en el Banco Nación, con un total global de entre 600 y 800 mil pesos.