Aborto Legal – 8A. La pasión de silenciar
por Ximena Schinca
@ximenaschinca
“Es demasiado tarde para silenciar los cuestionamientos de género”, afirmó la filósofa feminista Judith Butler, a fines de 2017, durante una visita a Brasil, tras sufrir agresiones por movimientos que vinculan su nombre a lo que llaman la “ideología de género”. Para Butler, la teoría de género y el feminismo atemorizan al statu quo porque “si no afirmamos las diferencias naturales entre los dos sexos, la base heterosexual del matrimonio puede ser cuestionada”.
No hay dudas. Butler lo dijo en Brasil, y en Argentina lo confirman las manifestaciones que, convocadas por el movimiento feminista, son cada vez más numerosas. Sin embargo, los intentos del establishment por silenciar las voces que hasta hace muy poco eran marginales continúan; las tentativas por acallar los reclamos históricos del feminismo y apostar al desgaste del movimiento de mujeres no cesan.
Que la semana pasada periodistas feministas, de medios autogestivos y populares no pudieran realizar la cobertura cuando el Senado comenzó el debate de la ley por el aborto legal en su primer encuentro de comisión; que a diferencia de Diputados, el debate no se trasmitió en vivo desde el Congreso; y que tampoco dejaran ingresar a las colegas comunicadoras con sus pañuelos verdes, no son hechos menores si sostenemos que este debate es una discusión que la sociedad le impuso a las y los legisladores más allá de sus agendas partidarias y políticas.
“Creemos que es necesario que todos los medios puedan acceder a las audiencias para garantizar el derecho a comunicar y el acceso a la información. También deberían garantizar la transmisión en vivo para que colegas de distintas provincias puedan seguir las intervenciones de sus representantes”, señala la Carta Abierta de Periodistas Feministas ante el Senado, que ya consiguió cerca de 500 firmas y que se dio a conocer tras el impedimento de acceso a periodistas de LatFEM, Marcha, BarricadaTV y La imposible, entre otros medios .
Hasta el momento, al reclamo de las periodistas, las autoridades del Senado respondieron con un “Instructivo para acreditaciones de prensa” que, usando el genérico masculino, advierte que solo podrá ingresar un periodista por “medio masivo” y que las organizaciones de la sociedad civil deberán canalizar sus pedidos de acreditación a través de la Secretaria Parlamentaria.
La pesadilla kafkiana para las comunicadoras feministas no terminó con el cumplimiento del instructivo. El jueves, Periódico VAS, un medio alternativo para el que colaboro desde el año 2012, y para el que desde entonces cubro temáticas de género, solicitó una acreditación a mi nombre, siguiendo el instructivo de Comunicación Institucional del Senado. Como primera respuesta, la editora Mariane Pécora, obtuvo un “Recibido”; y el viernes pasado a última hora, le informaron que debía gestionar la acreditación por Secretaría Parlamentaria. Al parecer, las autoridades anónimas consideraron que el periódico —autogestivo, de distribución gratuita y que circula en la Ciudad de Buenos Aires desde el año 2004— no califica como medio, o al menos como masivo. Así fue que tres días antes de que continúe el debate, no tenemos asegurado nuestro ingreso al Senado para la cobertura de la ley por la Interrupción Voluntaria del Embarazo.
Nos apena, pero no nos silencia. Si a los censuradores, como señaló el escritor sudafricano John Mitchel Coetzee, les apasiona silenciar y acallar voces; si las limitaciones siempre vienen del poder, la autoridad de quién impone a la sociedad su agenda y sus voceros, las exclusiones y proscripciones de facto son también el telón de fondo sobre el que hemos tenido que movernos periodistas, escritoras, comunicadoras, artistas, actrices y militantes feministas.
Periódico VAS no llegó al Congreso improvisando una agenda feminista; para VAS, realicé las coberturas del primer Ni una menos, de los distintos Paros de Mujeres y de las marchas por el Aborto Legal. Desde el barrio de San Nicolás, y con el compromiso de equipo de la revista y especialmente de su editora Mariane Pécora, seguimos las asambleas feministas que organizaron los paros y movilizaciones contra la violencia machista. De origen cien por ciento porteño, VAS prestó especial interés al caso Belén, la joven tucumana que estuvo presa dos años tras un aborto espontáneo, para que también en Buenos Aires se escuchara el reclamo por la libertad y absolución de la chica.
Conocí a VAS por otra periodista feminista, Agustina Paz Frontera, y recuerdo vivamente su recomendación: “Es un espacio donde vas a poder escribir lo que quieras”. Y así fue. En VAS, usamos el término Femicidio cuando los medios masivos (con acceso libre, seguro y gratuito al Senado) hablaban de <crimen pasional> o <discusiones que terminaron en un crimen>. En VAS, criticamos al Patriarcado, reclamamos por el aborto y también cuestionamos al feminismo blanco, de clase media y media alta que deja en segundo plano los reclamos del feminismo popular. Y VAS también exigió la libertad y absolución de la tucumana Belén cuando los medios masivos hablaban de una joven que había matado a su bebé.
Que las restricciones protocolares del Senado no nos asegure hoy la cobertura del debate nos apena, pero no nos sorprende ni nos desalienta. La discriminación y restricción de acceso a los sectores subalternos son parte del mismo sistema que las feministas apuntamos a derribar. Ese que nuestras maestras nos enseñaron que se va a caer porque somos nosotras quienes lo vamos a tirar.
“Exigimos a la Presidenta del Senado, Gabriela Michetti, que asegure las condiciones necesarias para la cobertura democrática de este momento histórico de la Argentina, de la misma manera que se hizo a lo largo de todos los debates y la votación en la Cámara de Diputados durante los meses de abril, mayo y junio”, concluye la carta de periodistas feministas.
Según Coetzee la censura es la “pasión por silenciar”, y se trata de un afecto que nace de sentirse ofendido y querer callar las voces que provocan la ofensa. A quienes se hayan sentido ofendidos por nuestras voces, les proponemos revisar sus enfados y enojos, porque nosotras asumimos un compromiso, no volvemos a callarnos y a la clandestinidad no volvemos nunca más.