Acerca de la especulación en la aplicación de políticas sociales

La Ciudad de Buenos Aires, se encuentra, entre otras 214 ciudades del mundo, en el puesto 78 de la encuesta de calidad de vida 2008. Este índice es una muestra de la incidencia de la situación socioeconómica del país en la calidad de vida de los porteños. Sobre todo considerando que, con respecto al año pasado, sólo a  mejorando un puesto (la medición del 2007, colocó a Buenos Aires en el puesto 79).

Efectivamente, los últimos relevamientos han arrojado índices vergonzantes de pobreza e indigencia en Ciudad de Buenos Aires: 254.870 pobres y 109.234 indigentes. ¿Qué hace el Gobierno de la Ciudad al respecto? Ninguno de los programas que se han venido aplicando, en esta y en gestiones anteriores, ha alcanzado el punto medular de la cuestión. Por el contrario, las cifras de pobreza e indigencia se han incrementado pavorosamente desde el año 2000 a la fecha.

La gestión anterior, promocionó con bombos, platillos y una costosa campaña publicitaria, el lanzamiento del programa Ciudadanía Porteña, a través del cual, Telerman, se propuso “erradicar la pobreza”. Hoy, este programa, que otorga a 60 mil familias una tarjeta de compra en supermercados por 343 pesos mensuales, está siendo observado por la Auditoria General de la Ciudad, debido a que se detectaron  vicios en su aplicación. En tanto, los comedores populares apenas llegan a las 34 mil raciones diarias, es decir, apenas alcanzan a alimentar al 10% de la población de pobres e indigentes con la que cuenta hoy la ciudad.

Ahora Macri, empeñado en repetir los errores de sus antecesores, se ha propuesto lanzar un nuevo programa alimentario. El mismo consiste en entregar a cada jefa de hogar una chequera por un valor de tan sólo 100 pesos mensuales,  para adquirir alimentos en supermercados y comercios adheridos. Las jefas de hogar serán empadronadas y recibirán luego, a través del Banco Ciudad, una chequera intransferible para adquirir alimentos por un valor de 100 pesos. Y, recibirán una chequera adicional, por un monto total de 50 pesos, cada integrante de la familia que acredite mediante certificado de hospital público, riesgo de desnutrición o enfermedad celíaca. Lo paradógico de la iniciativa del actual Jefe de Gobierno es que paralelamente al lanzamiento  de este proyecto, acaba de  anular la nada menos que  30 mil becas para estudiantes secundarios porteños, en situación vulnerabilidad economica.

Por supuesto, estas becas se pagaban en efectivo: No con dinero sustituto o bienes materiales. ¿Qué beneficios inconfesables, proporciona a los  funcionarios el dinero plástico o la “chequera para pobres”? La rentabilidad que obtiene el  sector privado por proveer al Estado de dinero plástico, chequeras para pobres o surtir productos de primera necesidad,  es cuantisoa. Tanto, que  para ellos la poblreza dejó de ser un  flagelo y se convirtió en una inversión.  Cómo es posible que se permita que un sector económico, vinculado a los supermercadistas y entidades crediticias, incremente cada vez más sus ganancias como consecuencia de las prestaciones  al erario público.

Políticas como estas no hacen más que aumentar la brecha entre los que tienen y los que nada tienen