Alejandro Olmos Gaona: «Estamos Pagando Un Fraude»
entrevista Mariane Pécora
Su padre, Alejandro Olmos, impulsó la causa penal que determinó el origen ilícito de la deuda pública Argentina. El 4 de abril de 1982 hizo la primera presentación en la Justicia y siguió aportando pruebas hasta su muerte, el 24 de abril de 2000. Dos meses después, tras 18 años de investigación, el Juez Jorge Ballestero emitió un fallo que no tiene precedentes en el mundo, y que corrobora la ilicitud de la Deuda Externa, estableciendo la responsabilidad de los funcionarios de la dictadura que la contrajeron y la corresponsabilidad de los organismos internacionales como el FMI, que aprobaron prestamos ilícitos y fraudulentos. Puesto que la acción penal había prescripto, el Juez Ballestero remitió el fallo al Congreso, para que tome la intervención que la Constitución Nacional le confiere en el manejo de la Deuda Externa (art. 75). La mayoría parlamentaria nunca se ocupó del tema.
Ante la desidia del Congreso, y temiendo que la investigación hecha por su padre cayera en saco roto, Alejandro Olmos Gaona se presentó como querellante en la causa donde se investigan todas las refinanciaciones de la deuda originaria hasta el día de hoy. En diciembre de 2005, impulsó junto a Pérez Esquivel y más de 50 representantes de entidades sociales, religiosas, sindicales y de derechos humanos, un Recurso de Amparo para suspender el pago de las sumas reclamadas por el FMI hasta que la Justicia Federal se expida sobre la legitimidad de los reclamos.
P.Vas: El gobierno canceló la deuda con el FMI ¿Qué curso tendrá el Amparo que presentaron?
A. Olmos: La justicia declarará abstracta nuestra petición y no hará lugar. Pero lo importante es que hicimos reserva de recurrir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para que por primera vez un organismo internacional trate el tema de la deuda, debido a la flagrante violación a los derechos humanos que constituye seguir tratando como acreedor privilegiado al FMI, a quien el mismo gobierno ha denunciado como corresponsable por las crisis económica y social que afectan a nuestro país.
P.Vas: ¿Por qué el Gobierno tiene esa tremenda vocación de pago?
A. O.: Kirchner vive vociferando contra el FMI, pero es el presidente que más y mejor le ha pagado: 13.000 millones de pesos en dos años. Este Gobierno se maneja con los mandatos de la economía convencional impuesta por los organismos financieros internacionales. Y la lógica de la deuda implica pagar aunque no se deba. Hay una dinámica del poder que establece no discutir este tipo de operaciones. La económica clásica ortodoxa, sostiene que debemos pagar para poder “insertarnos en el mundo”. Esto es tan así, que Kirchner en el decreto 319 sobre el canje de la deuda renuncia a la inmunidad soberana del Estado, porque “es la práctica común en los mercados extranjeros”. Salvo algunos detalles, este decreto es similar a los firmados durante el menemismo. Es más, mediante este mismo decreto Kirchner contrató al estudio Cleary, Gottlieb, Steen & Hamilton (¡El mismo que contrató Menem en 1989!) para intervenir en todas las cuestiones derivadas de la deuda con el exterior. Es una incongruencia que Kirchner critique la década menemista, pero contrate al mismo estudio que contrataba Menem.
P.Vas: ¿El FMI presionó para que Kirchner cancelara la deuda?
A. O.: Desde julio de 2004 el FMI venía exigiendo la cancelación de la deuda. Supongo que esta fue una nueva imposición del FMI, aprovechando el pago de Brasil. El anuncio de Kirchner fue totalmente efectista y obediente: lo hizo al día siguiente que Lula anunciara la cancelación de la deuda y 24 horas después de que Rodrigo de Rato instara al gobierno argentino a “seguir el ejemplo”. Mucha gente cree que se acabó la Deuda Externa. Pero lo que se pagó es sólo el 9% de una deuda global de 140.000 millones de dólares. Este año, “doña” Felisa Miceli tendrá que emitir 3.000 millones de dólares en nuevos títulos de deuda, para compensar las reservas utilizadas en la cancelación, a una tasa anual del 9.5%. Los 9.500 millones de pesos pagados al FMI tenían una tasa anual del 4.5%.
P.Vas: Entonces, ¿por qué se insiste en que esta “cancelación” de deuda nos beneficia?
A. O.: No tiene ningún beneficio. Tampoco nos liberamos del FMI, nada que ver. Argentina forma parte del FMI desde 1956, y este organismo audita anualmente las cuentas públicas de todos los países miembros. El FMI seguirá haciendo “lobby” a favor los acreedores de Argentina. Hay 139.000 millones de dólares en títulos de la deuda en manos del Club de París, de otros grupos financieros internacionales, y de bonistas particulares. Para pagarlos se nos exigirá un superávit fiscal permanente, algo imposible de sostener. Lo absurdo de todo esto es que el Poder Ejecutivo, teniendo elementos concretos para impugnar la deuda -denuncia y sentencia en la justicia penal-, no dice nada y paga.
P.Vas: ¿La gente adhirió a esta medida, o más bien fue una manipulación mediática?
A. O.: No me cabe duda de que se creó toda una parafernalia mediática. Pero también hay mucha gente que está encantada. Por ejemplo: hace dos meses Hebe de Bonafini me dijo: “Todo lo que hagas sobre la deuda, yo te lo firmo”. Ahora apoya el pago de Kirchner. Nora Cortiñas, en cambio, firmó el amparo que presentamos ante la justicia. Lo lamentable es que uno asocia: Nora dice que no, entonces a Nora no le dan un peso. Hebe, tiene una Universidad, un hotel monumental… Es duro pensar esto, pero finalmente se concluye que las cuestiones políticas se negocian a través de los intereses particulares.
P.Vas: Algo parecido sucede con quienes negocian la Deuda con los acreedores y cobran comisiones.
A. O.: ¡Por supuesto! En esta oportunidad negoció la deuda Federico Molina, ex director de Crédito Público Nacional. Existen muchos funcionarios que manejan los pagos de la deuda externa. Un caso paradigmático es el de Daniel Marx, que fue secretario de finanzas de tres ministros -Machinea, López Murphy, y Cavallo- y manejó la deuda externa desde 1986 hasta 2001.
P.Vas: ¿Las negociaciones ocultan un mecanismo de recompensas y comisiones?
A. O.: Claro que sí. Por ejemplo, en 1992, con el “canje de deuda” del Plan Brady, donde se refinanciaron 31.000 millones de dólares, entre honorarios y comisiones se pagaron alrededor de 250 millones de dólares. Daniel Marx, Domingo Cavallo y Walter Klein intervinieron en estas negociaciones. Con el Plan Brady el tesoro norteamericano garantizaba los bonos de la deuda Argentina, que pasaran a valer de 0,18 centavos a 1,00 dólar cada uno. Así se quintuplicó el precio de cada bono y la deuda total. Luego, Cavallo, contrató a los “bancos tenedores de bonos” para que determinaran el monto de la deuda Argentina y los intereses. De esta manera los bonos fueron vendidos por los “bancos tenedores” a sus clientes. Los bancos cobraron y los clientes pasaron a ser los nuevos acreedores de la deuda Argentina. Más tarde, con esos mismos bonos se compraron las empresas públicas privatizadas. Uno de los representantes de la “banca tenedora” era Guillermo Walter Klein, artífice junto a Martínez de Hoz y Cavallo de la deuda de la dictadura.
P. Vas: ¿No hubo ningún tipo de control sobre esas operaciones?
A. O.: El Congreso de la Nación tiene la obligación de controlar pero no lo hizo. Le había otorgado facultades a Cavallo y sabía que estaba negociando con los bancos para reestructurar la deuda. En 1993, Menem informa al Congreso que, producto del acuerdo con los bancos, se emitirán tres tipos de bonos. No dice qué contratos se firmaron, qué comisiones se pagaron, ni cuánto costo la reestructuración. Al Parlamento tampoco le interesó averiguarlo. Presumo que hay comisiones y honorarios que se pagaron con Fondos Reservados. Por ejemplo: mucha gente cree que Cavallo diseñó el plan económico del menemismo. Imposible, es un incapaz. Cavallo contrató al City Bank y a J. P. Morgan, para que diseñaran el plan económico que llevó adelante.
P. Vas: ¿Cómo lo sabe?
A. O.: En el expediente de la causa penal que iniciara mi padre, José Luis Rodríguez ex gerente de Deuda Externa del Banco Central, declaró que el ministro Cavallo contrató al City Bank y J. P. Morgan, para hacer el canje de deuda del Plan Brady. Revisando los archivos del Ministerio, hallé el plan económico que el City Bank y J. P. Morgan prepararon para Cavallo. También encontré documentos que prueban el grado de complicidad del FMI en todo esto. Entre ellos, una carta del director del FMI, Michel Camdessus, fechada el 16 de junio de 1993 y dirigida a la comunidad financiera internacional, en la que sugiere aprobar toda la política económica del gobierno porque Argentina se había comprometido a transformar el país a través de las privatizaciones de las empresas públicas. Existen dos cartas del mismo tenor, una firmada por Lewis Preston, presidente del Banco Mundial, y otra firmada por Enrique Iglesias, presidente del BID. Es decir, que todo lo que ocurrió de 1992 en adelante, se programó en Estados Unidos con la colaboración del FMI; del BID y del Banco Mundial.
P. Vas: ¿Está probada la ilicitud de la Deuda Externa?
A. O.: En la causa que iniciara mi padre se detectaron más de 470 operaciones ilegítimas. Existen contratos de deuda manifiestamente ilegales: no responden al orden legal de la Nación, violan la Constitución y violan el Derecho Interno. Por ejemplo: hay una cláusula firmada que dice “que si estos contratos fueran nulos, inejecutables por ilícitos, la República Argentina renuncia a denunciarlos o pedir la nulidad del contrato” ¿Usted firmaría un contrato que desde “el vamos” se presume ilícito? La deuda externa Argentina no tiene justificación administrativa, económica ni financiera. De 7.000 millones que el país debía cuando asumió la dictadura, pasó a deber 45.000 millones en 1983. Cavallo, Aleman, Sigot, Gonzalez Solar, estatizaron la deuda privada de empresas como: Macri, Bridas, Pérez Companc, Bulgheroni, Renault Argentina, Grupo Clarín, Papel Prensa, etc. En 1984, el Ministro de Economía, Bernardo Grinspun, alcanzó a auditar el 50% y determinó que el 90% de la deuda era fraguada. En 1985, José Luis Machinea firma los pagarés y hace responsable al Estado de la deuda privada frente a los acreedores internacionales. La deuda privada se refinanció permanentemente y hoy representa 70.000 millones. La mitad de la Deuda Externa total.
P. Vas: ¿Por qué le llama Deuda Odiosa?
A. O.: Porque una deuda odiosa es aquella que ha contraído un Estado y no ha sido utilizada en beneficio del pueblo de ese Estado. El Banco Mundial, certificó que la deuda contraída durante la dictadura en nuestro país fue utilizada en: un 40% para fuga de capitales, un 30 % en pago de intereses de la deuda y un 30 % en compra de armamentos. O sea que el pueblo no vio un centavo. Algunas personas creen que la deuda es odiosa porque fue contraída por una dictadura. La deuda Argentina es odiosa desde todo punto vista: fue contraída por una dictadura, no fue utilizada en beneficio del pueblo, se fugaron capitales y se compraron armas. Pero, estrictamente el término “deuda odiosa” no tiene nada que ver con un gobierno dictatorial. En Derecho Internacional, lo que se firma es con prescindencia de la legitimidad del gobierno que lo haya firmado, sea un régimen de facto o de derecho. Lo paradójico, es que el autor de la teoría de la “deuda odiosa” es el propio Estados Unidos, fueron sus juristas quienes establecieron que una deuda debía ser repudiada cuando no había sido contraída en beneficio del pueblo. Y es lo que está planteando en Irak en este momento, para quedarse con ese país pero sin la deuda externa europea.
P. Vas: ¿Se puede salir del mecanismo de la Deuda Externa?
A. O.: Con voluntad política, y no la hay. Con otra clase de dirigentes, que no tenemos. Argentina está viviendo un problema gravísimo: tiene una clase dirigente profundamente mediocre e inculta sin idea ni conciencia de cuál es la función del Estado. La política ha pasado a ser un empleo altamente rentable y la clase política está sólo para hacer un culto de ese negocio. El que accede al poder político no lo hace para servir al Estado sino para servirse de él. Para romper el mecanismo de dominación de la deuda externa habría que cambiar la clase política. Venezuela es un ejemplo de lo que pasó con la decadencia política, Chávez no es un “loquito”. Para que surgiera un Chávez hubo que luchar 30 años. Nosotros a lo mejor tenemos que luchar más años, hasta que la gente tome conciencia. Mientras tanto, la deuda seguirá creciendo y dentro de dos años el gobierno actual o el que le suceda, nos dirá que tenemos que renegociar nuevamente la deuda.
P. Vas: ¿Qué pasa si dejamos de pagar? ¿Nos invaden?
A. O: Tenemos que preguntarnos qué nos va a pasar si seguimos pagando… No existe un solo caso de un país que haya sido invadido por no pagar. Acá hay una especie de colonización mental. Se paga por una razón de economía convencional. Hasta los economistas del grupo Fénix, que tienen una perspectiva distinta de la economía, dicen que hay que hacer quitas, pero hay que pagar. Hace unos años, Thomas Hender, diplomático norteamericano, que fue Secretario de Asuntos Latinoamericanos del Departamento de Estado, en un trabajo llamado “Ensayo de Simulación”, se preguntaba lo qué pasaría si Latinoamérica dejara de pagar la deuda. Concluyó que sólo dos países podían darse el lujo de no pagar: Venezuela y Argentina. Además, expresó particularmente que a Argentina no le convenía pagar, sino transferir esos fondos al mercado interno y buscar otros mercados alternativos. Hender no es marxista, forma parte de gobierno norteamericano.
P. Vas: ¿Cómo afecta en la vida cotidiana la deuda externa?
A. O.: En la vida cotidiana, el efecto es inmediato: lo que compramos todos los días en la panadería, en el supermercado, en la librería, en cualquier comercio del barrio, tributa un impuesto. Parte importante de ese impuesto va a pagar la deuda externa. Nosotros estamos tributando todos los días para pagar algo que no debemos. Nos están sacando plata del bolsillo para pagar un fraude.