Asambleas Barriales, organización y lucha
por Federico Coguzza
El gobierno de Javier Milei cumplió cien días. Ese tiempo, sin embargo, fue suficiente para que el tipo de cambio oficial pase de $391 a $897, para que la inflación acumulada alcance el 71%, para que el rendimiento real de los plazos fijos descienda más del 30%, para una caída de más del 20% en las ventas minoristas, para que el consumo de cemento en el mercado interno baje casi un 50%, para que el precio de la nafta aumente más del 100% y para que el salario real de los trabajadores del sector privado se licue en casi un 30%.
Muchos más son los ítems que se podrían enumerar para engordar la lista de índices que, en poco más de tres meses, el gobierno de Milei ha modificado a costa del padecimiento del conjunto de la sociedad. Padecimiento que, al mismo tiempo, ha dado vida a una forma de organización en los barrios y entre vecinos y vecinas: las Asambleas. Un actor de la vida social que vuelve como respuesta a un plan de gobierno que incluye violencia, represión y ajuste. Un espacio, que crece cada vez más en los lugares públicos, para pensar y discutir, para organizarse y luchar.
Darle pelea al horror
Habían pasado sólo 10 días desde la asunción de Javier Milei cuando cientos, miles de personas en distintos puntos de la Ciudad salieron espontáneamente a las calles a golpear sus ollas, a hacer sonar lo que tuvieran a mano para manifestarse tras el anuncio del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/23. Y así, con la misma espontaneidad comenzaron a caminar hacia Congreso, donde pocas horas antes se habían manifestado distintas agrupaciones de izquierda y movimientos sociales ante el Protocolo anunciado por Patricia Bullrich, que fijaba pautas de actuación policial y estatal contrarias al derecho a la libre reunión y asociación, a la libertad de expresión y de protesta social, reconocidos en la Constitución Nacional y los tratados internacionales de derechos humanos.
Sin saberlo, en esa respuesta espontánea al plan motosierra muchas personas se encontraron en las calles y coincidieron en la necesidad de juntarse. Desde aquel 20 de diciembre de 2023, más de 30 asambleas barriales han surgido en la CABA y muchas más en el Gran Buenos Aires. Vecinos y vecinas se reúnen a pensar colectivamente formas de organización y planificar acciones para los tiempos que corren y que se vienen. Militancia barrial frente a un escenario que día a día se vuelve más oscuro.
“La Asamblea surgió puntualmente el 20 de diciembre. Apenas Milei terminó de hablar sobre el DNU, en la esquina de San Juan y Boedo se armó un cacerolazo bastante grande. Recuerdo que se cortó Boedo, también San Juan y de ahí en un momento fuimos todos caminando hasta el Congreso”, le dijo a Periódico VAS Santiago de la Asamblea de Almagro, y añadió: “Al día siguiente también hubo un cacerolazo con menos gente y ahí se armó un grupo de los vecinos del barrio para hacer una asamblea y empezar a discutir cómo planear formas de organizarnos desde abajo, de manera democrática”.
Por su parte, Giuliana, integrante de la Asamblea de Almagro coincidió: “La Asamblea se originó en diciembre de 2023, tras el anuncio del DNU, lo que nos llevó a congregarnos de manera espontánea en las calles. Después, un grupo de vecinos y vecinas comenzamos reunimos en el Parque de la Estación y, posteriormente, decidimos que el lugar emblemático que daría nombre a nuestra Asamblea sería la Plaza Almagro”. Bernardo, de la Asamblea de San Telmo le dijo a Periódico VAS: “Empezaron los cacerolazos el día ese que fue la marcha de partidos de izquierda y movimientos sociales que enfrentó al protocolo de Bullrich, a la noche, cuando para colmo se anunció el DNU. Bueno, ahí un grupo de vecinos empezó a juntarse. Esa fue la primera vez. Y empezó a agitar y a organizarse”.
Algunas asambleas ya estaban constituidas y otras surgieron al calor de problemáticas más territoriales. Pero ante el embate del Gobierno actual fue inevitable no sentir la interpelación y pensar formas de enfrentar el escenario de crisis que atraviesa el país. Tal es el caso de Daniel, vecino del Delta de Tigre que sostuvo: “En nuestro caso nos denominamos Comité de Crisis Gestión Isleña, y estamos abocados a recuperar el sistema eléctrico en el Delta que colapsó el 17 de diciembre. Miles de isleños quedamos sin luz, en estado de abandono. Frente a esa situación convoqué a la primera movilización y para mí sorpresa fuimos muchos isleños”. Por su parte, Soledad de la Asamblea de Villa Pueyrredón afirmó: “La asamblea de Villa Pueyrredón surgió el primero de agosto de 2021. En un primer momento, nos reunimos vecinos y vecinas del barrio con una profunda preocupación socio ambiental. Sin embargo, a partir de la llegada de Milei la Asamblea creció, se acercó mucha más gente con demandas diversas y urgentes”, dijo Soledad.
La calle y sus cosas: consignas y acciones
“Desde un principio, como Asamblea definimos tres consignas claras que son las que llevamos en la bandera: No al DNU´, porque justamente nacimos a partir de eso; No a la Ley Ómnibus y No al protocolo represivo”, cuenta Giuliana, y enseguida agrega: “Venimos teniendo un rol muy activo: fuimos parte de las movilizaciones al Congreso contra la Ley Ómnibus, también estuvimos en las calles el paro del 24 de enero, en la apertura de sesiones extraordinarias, en el debate y votación del DNU en el senado, y acompañando las luchas de distintos sectores de trabajadores: INCA, CONICET, Trabajadores de Aerolíneas, Trabajadores del Subte, y Docentes. Además, organizamos cacerolazos en la esquina de Medrano y Corrientes para aquellos y aquellas que no puedan movilizar, y demostrar así que el barrio se encuentra en lucha”.
“Nuestra Asamblea puntualmente tiene algunos compañeros que militamos y otros compañeros que no. Son independientes. Aquí discutimos todo, se vota a mano alzada y se decide por mayoría qué se hace. Y así es como hemos ido a todas las movilizaciones por la Ley Ómnibus, y al día de la represión en el cine Gaumont. Hemos estado presentes en el Cacerolazo Cultural de Unidos por la Cultura. Y también organizamos un festival en el barrio”, sostuvo Santiago de la Asamblea de Almagro.
Soledad de la Asamblea de Villa Pueyrredón afirmó: “Nosotros realizamos varias actividades, como las asambleas abiertas en la plaza de la estación, un festival con artistas y activistas del barrio, suelta de plantines, pegatinas en contra del acuerdo porcino con China. Durante un año repartimos viandas de comida a las personas en situación de calle del barrio, marchamos los 24 de marzo, y fechas ambientales importantes como el día del agua, entre otras actividades”. Y agregó: “Antes del resurgimiento de las Asambleas barriales, nos reuníamos para accionar contra la construcción de canchas de pádel en terrenos públicos, frente a la estación. Somos personas jubiladas, de la ciencia, de la educación, del arte, muchos estamos por perder nuestro empleo (público o privado), somos madres y padres de infancias preocupadas por el inicio de las clases, luchamos contra el avance del extractivismo, contra el retroceso en políticas de género, de los derechos humanos. Y nos preocupa lo que implica el protocolo represivo y el ajuste”.
En el caso del Tigre, prima lo territorial. Al respecto, Daniel le dijo a Periódico VAS: “Logramos la primera reunión con Edenor y el Municipio de Tigre. Allí nació el Comité de crisis donde los isleños organizamos la ayuda y el reclamo. La lucha siguió siempre priorizando el objetivo de recuperar la luz y obligar a Edenor a realizar un plan de obras profundo. Así llegamos al Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE), donde exigimos una reunión con el Municipio, Edenor y el ENRE. De allí salió el compromiso de la empresa de traer en 30 días un plan de obras. Creo que hay pocos antecedentes de un logro vecinal de tal magnitud. Ahora esperamos la reunión mientras el Comité de Crisis Gestión Isleña crece y se fortalece con más vecinos”.
Algunas asambleas ya cuentan con más de 200 integrantes. Llevan a cabo todas las semanas encuentros y cacerolazos. Buscan visibilidad y se constituyen como un espacio barrial para hacerle frente al Gobierno. Son parte de la batalla cultural, organizan festivales, ofrecen clases de tango, folclore y talleres de artes para todas las edades, también apoyo escolar y ollas populares.
“Creo que lo más valorable de este espacio fue encontrarnos y generar lazos entre nosotros rompiendo con ese individualismo que intenta imponer este Gobierno. Y saber que hay una lucha en común contra el ajuste, contra la quita de derechos, contra los tarifazos, contra el protocolo represivo, contra los despidos, contra el DNU. Por todo eso, seguiremos en las calles”, concluye Giuliana.
El gobierno de Javier Milei cumplió sus primeros cien días. Parece una eternidad, y aún tiene mucho por delante, algo así como una agonía. El horizonte es gris, sin embargo en los barrios soplan vientos de organización y lucha.