Bailar, bailar… hasta que se vayan
“Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa”, decía la feminista Emma Goldman.[1]
Pero la cuestión, además de la alegría emancipadora, es saber quiénes y por qué bailan.
Hace cuatro años, el macrismo encarnado por la alianza Cambiemos, saltaba de la Ciudad para tomar las riendas del país. Macri llegó al poder bailando solo o con algunos pocos miembros de su equipo mientras prometía una revolución de la alegría, que derivó -como ya es sabido- en una formidable involución social, cultural y económica.
Y la Ciudad de Buenos Aires, plataforma de lanzamiento de la política de Macri, quedó en manos de Larreta, autor intelectual o mentor de Macri. En la práctica, Horacio Rodríguez Larreta gerenció el territorio porteño desde el inicio del macrismo, hace doce años. Macri es Macri porque Larreta lo hizo. Larreta es Macri. A medida que avanzan los desastres económico-sociales del autoproclamado mejor equipo gobernante de los últimos cincuenta años, la gestión de Larreta en la Ciudad va quedando al desnudo. Larreta -como Macri- gobierna a favor de las corporaciones inmobiliarias y la especulación financiera, en detrimento de la mayoría de los porteños y porteñas. Sobran ejemplos, pero en esta nota queremos hablar de la revolución, del baile y la alegría.
Hace cuatro años, Larreta se permitió bailar o esbozar algunos saltitos al compás de la cumbia preferida de Macri “No me arrepiento de este amor” cantada por Gilda. Que entonó también la vice Michetti en el balcón de la Casa Rosada, sintiendo que tenía que contribuir en algo al baile espasmódico del flamante presidente, ese 10 de diciembre de 2015.
Muy pocos bailaron entonces, la mayoría seguía asombrada las contracciones presidenciales mientras Michetti cantaba con Gilda:
Después de cerrar la puerta
Nuestra cama espera abierta
La locura apasionada del amor
Y entre un te quiero y te quiero
Vamos remontando al cielo
Y no puedo arrepentirme de este amorNo me arrepiento de este amor
Aunque me cueste el corazón
Amar es un milagro y yo te ame
Como nunca jamás lo imaginé.
Resulta por lo menos desconcertante esta cumbia erótica-amorosa encarnada por un flamante presidente de la Nación. No hubo mayores partícipes del baile. Y la historia acabó en una relación de amor-odio o, mejor expresado en términos de poder, en una relación de amo-esclavo (protagonizada por Macri). Porque después de cuatro años, quedan ya al descubierto las intenciones y acciones de éste sonriente espasmódico.
Y entonces llega la emancipación, la revolución, y también otro baile. Porque, como decía Emma Goldman: “Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa”.
La alegría y la revolución se materializaron este viernes 30 de agosto a las 19 horas en la peatonal de avenida Corrientes, entre las calles Paraná y Montevideo, y no fue cosa de pocos. Una multitud de personas de todas las edades se autoconvocaron para bailar, reír, resistir y revolucionar los destinos de la Ciudad desde la profunda alegría de encontrar un camino colectivo para salir de la tremenda devastación socio económica impulsada por Macri-Larreta.
Este viernes la experiencia fue impresionante. Y la convocatoria será para todos los viernes a la misma hora, hasta la victoria.
Ya no llego a pagar el alquiler
No sé qué hacer no sé qué hacer
Todo el día laburando y laburando
Encima subió el bondi y me están precarizandoQue la playa ya no sea un privilegio
Quiero vacaciones cuando termine el colegio
No endeudarnos para pagar la boleta
¡También es responsable de esta miseria, Larreta!Macri ya fue
Vidal ya fue
Si vos querés, Larreta también.
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1. Emma Goldman, fue pionera en la lucha de por la emancipación de la mujer, reconocida con sus escritos y manifiestos libertarios y feministas. Nació en Lituania en 1869 y, con tan sólo 16 años de edad, emigró a los Estados Unidos donde trabajó como obrera textil. Allí se unió al movimiento libertario y de allí se la expulsó y deportó a Rusia en 1919. Disconforme con el autoritarismo soviético, se instaló definitivamente en Canadá. En 1936 colaboró con el gobierno español republicano en Londres y Madrid durante la Guerra Civil española. Falleció el 14 de mayo de 1940 en la ciudad de Toronto, Canadá.