Boicot al Mundial 78 en París
El 4 de noviembre de 1977 el diario español El País informó: «Después de conocerse la clasificación de la Selección de Suecia al Mundial, se inició un debate (…): ¿se debe ir a jugar al fútbol a un país donde se pisotean de una manera tan brutal los derechos humanos? Los que proponen el boicot afirman que la Junta Militar va a utilizar el Mundial para mejorar su imagen exterior, y que la selección no debe prestarse a ello».
Y también: «Amnesty Internacional, organismo que acaba de recibir el Premio Nobel de La Paz, opina que sería deseable escuchar a los movimientos democráticos del interior antes de tomar posición. Y el grupo guerrillero Montoneros dice: ‘Vengan a jugar. Y vean con sus propios ojos la dramática situación del país'».
La sociedad sueca ya estaba sensibilizada por el caso Dagmar Hagelin cuando su equipo logró la clasificación al torneo, el 30 de octubre de 1977, con la victoria 1-0 de Suiza a Noruega en la última fecha del grupo 6 de las eliminatorias de la UEFA. Su debate fue la primera de una serie de reacciones en distintos países de Europa en contra de la participación de sus selecciones en el Mundial de la Argentina.
Como en Holanda, en donde la iniciativa corrió por cuenta de SKAN (Solidariteits Komitee Argentinie-Nederland), liderado por los humoristas Freek de Jonge y Bram Vermeulen, quienes le enviaron al plantel «naranja» una detallada descripción de lo que sucedía en la Argentina; y donde el congreso del gobernante Partido Laborista votó a favor del boicot a pesar de la oposición del primer ministro, Joop den Uyl.
O como en Alemania, donde también la sede de Amnesty Internacional pidió al seleccionado nacional, campeón vigente, que «al menos» se mostraran públicamente contrarios al régimen encabezado por Jorge Rafael Videla.
Sin embargo, el centro de las campañas de boicot se estableció en París, Francia, con la creación del COBA (Comité de Boicot a la Organización del Mundial de Fútbol), un colectivo que contaba con la participación de exiliados argentinos y militantes de la izquierda con el apoyo de intelectuales como Jean Paul Sartre, Marguerite Duras o Roland Barthes. «No al fútbol entre los campos de concentración», era su lema.
Para entonces la dictadura ya había desaparecido a más de 20 ciudadanos franceses, entre ellos las monjas Léonie Duquet y Alice Domon y también Yves Domergue, cuyos restos fueron enterrados como NN en el cementerio de Melincué e identificados en 2010. Su hermano Eric, que en 2011 publicó el libro «Melincué, del aula a la identidad», colaboró con el COBA a través de la Asociación de Familiares de Desaparecidos.
«En octubre (de 1977), Le Monde publicó las primeras denuncias contra el campeonato de fútbol. Allí apareció por primera vez la palabra ‘boicot’ para nombrar el inicio del repudio público contra el mundial argentino», reconstruyó Marta Almeida en su investigación «La izquierda francesa y alemana frente al Mundial de Argentina 78», publicada en la revista Anales del Instituto de Arte Americano.
Aunque la posición a favor del boicot era de una porción minoritaria de las sociedades europeas, e inclusive presentaba miradas opuestas dentro de la Argentina (parte de la cúpula de Montoneros, por caso, quería que el Mundial se jugara; a Madres, Abuelas y otras organismos de derechos humanos les parecía «una locura»), la campaña se fue multiplicando con más de 200 locales del COBA en toda Francia y sirvió para que trascendieran los crímenes cometidos por el gobierno de Videla.
Para la dictadura, que había abierto el Centro Piloto en París para, entre otras cosas, controlar lo que decían medios europeos, aquello era una «campaña antiargentina», latiguillo al que recurría con insistencia el relator José María Muñoz.
No era el único.
«Faltan pocos días para el Mundial que va a disputarse en la Argentina –narró la periodista Luciana Bertoia en el sitio Papelitos-. El director de una revista argentina de importante tirada llega hasta la puerta de una casa sencilla y algo achacada por el tiempo en París, más precisamente en el número 14 de la calle Nanteuil».
«(…) El periodista en cuestión es Samuel ‘Chiche’ Gelblund, por entonces director de la revista Gente. La nota se publica en el número que salió a la calle el 25 de mayo con el titulo: ‘Cara a cara con los jefes de la campaña antiargentina’. La entrevista era con los impulsores del COBA (…) La cara del enemigo».