Carolina Muzzilli

Por Norberto Gallasso

(1889 – 1917)

Nacida en Buenos Aires, manifestó desde su adolescencia un espíritu rebelde y contestatario y apenas logró salvar de la expulsión del colegio como consecuencia de sus reclamos, especialmente a favor de los niños y las mujeres. Luego, en el colegio “Lenguas Vivas” también manifestó su disconformismo  en razón de “tener que compartir las aulas con niñas ricas, desinteresadas todas ellas por aprender, ya que solo buscaban distraer el aburrimiento de no tener nada que hacer”.
Provenía de una familia de muy escasos recursos. Era obrera textil y siempre se ganó la vida haciendo costura. A los 18 años, se afilió al Partido Socialista. En 1909 representó al Centro Femenino en la liga Internacional de Domésticas y luego, intervino en el Primer Congreso Feminista. Por entonces, publicó “La madre y el menor obrero” y “El trabajo de la mujer y los niños”. Luego publicó “El trabajo femenino”, “El divorcio” y “Por la salud de la raza”.
En la lucha interna del Partido Socialista, apoyó a la tendencia nacional sustentada por Alfredo Palacios, a quien defendió en el congreso que motivó su expulsión. A partir de 1915, acompaña en su intento de consolidar el Partido Socialista Argentino.
En 1916 fundó la revista “Tribuna femenina”, dirigiéndola bajo el seudónimo “Soledad Navarro”. Asimismo, dio conferencias y publicó artículos periodísticos sobre estos temas, siendo premiados trabajos suyos en la exposición de San Francisco. Para profundizar sus conocimientos sobre minoridad y derechos femeninos se desempeñó honorariamente en el Departamento Nacional del Trabajo. Manuel Gálvez recuerda en sus memorias que la información aportada por Carolina le fue utilísima para sus novelas “La maestra normal” y “Nacha Regules”, en las cuales reivindica a una madre soltera y a una prostituta, respectivamente.
Carolina Muzzili trabajó intensamente entregando su juventud a esa causa, siendo una de las principales en instalar el tema de la injusticia y la discriminación sobre mujeres y niños.
Murió joven, en Córdoba –adonde se había trasladado para combatir la tuberculosis que padecía- cuando aún no había cumplido 28 años, el 24 de marzo de 1917, dejando su lucha y sus escritos como una avanzada para una sociedad que no supo reconocer los méritos de su lucha. Recién muchos años después, una callecita de un barrio popular recogerá su nombre pero incluso sus habitantes están lejos de dimensionar la osadía y la fuerza con que lucha esa mujer, en condiciones totalmente adversas.

 

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