Celebrar genealogías feministas

Sobre algunas fechas que nos animan a avanzar

por Mariela Acevedo*

Nuestras luchas…
El 28 de mayo pasado, celebramos quince años de lucha de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, creada en 2005 y heredera de las luchas iniciadas por la Comisión por el Derecho al Aborto, fundada en 1988. El 3 de junio se cumplieron cinco años de la multitudinaria marcha de Ni Una Menos que hizo visible y audible la potente marea feminista en las calles, clamando por las mujeres muertas por femicidio.
Estas dos fechas, separadas apenas por unos días este año, revolucionaron las redes a falta de encuentro callejero por la pandemia y el aislamiento. Los encuentros virtuales, las charlas y la celebración mantienen en agenda la lucha de quienes seguimos ejerciendo una ciudadanía precaria, sin acceso pleno a los derechos sexuales y (no) reproductivos esos que nos garantizarían acceder a educación sexual para decir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir.
Las grupas activistas de todo el país se hicieron presente con distintas actividades, aunque en todas se puede leer la intención de forjar genealogía, de hacer visible el recorrido para que hoy podamos levantar como una deuda de la democracia el derecho de mujeres, bisexuales, lesbianas, varones trans y personas no binaries a no sostener una maternidad forzada, a poder decidir y elegir gestar desde el deseo y no desde el miedo, a poder hablar y ser escuchades, a que nuestra palabra tenga valor y se respete y garantice nuestra decisión.

Inicios de un reclamo sostenido en el tiempo
Para recuperar parte de nuestra historia, esa que nos promete estar muy cerca de obtener la sanción de una ley que nos garantice el acceso al derecho a abortar en el hospital, podemos visitar el archivo digital de Alicia Cacopardo, quien puso a disposición recortes, fotos y materiales elaborados por la Comisión por el Derecho al Aborto1 que desde fines de los años ochenta y hasta mediados de dos mil sostuvo el reclamo con el cuerpo y con la producción de infinidad de materiales. Dora Coledesky (2007) cuenta que la Comisión emergió luego de un encuentro de ATEM (Asociación de Trabajo y Estudio de la Mujer) en 1987, donde Rosa Farías, enfermera del Hospital Muñiz, había acercado una estadística sobre los abortos allí practicados. La difusión de ese material fue el puntapié inicial para la elaboración del primer proyecto de Ley de Anticoncepción y Aborto (1992) luego de una importante recolección de firmas que iniciaron en 1991 en la esquina de la confitería El Molino y que sostuvieron durante años.2
Las integrantes de la Codeab fueron activas participantes de los Encuentros Nacionales de Mujeres, y a su perseverancia les debemos el primer taller no autoconvocado de Anticoncepción y Aborto en el X ENM Jujuy (1995). Entre 1989 y 2007, la Codeab produjo los argumentos conceptuales y políticos que circularon en nuestros debates sobre cuerpo, sexualidad y feminismo que fueron editados en dieciséis números de “Nuevos aportes sobre el aborto”.

La quinceañera y un 2020 pandémico
Para 2008, luego de veinte años de sostener la comisión, las participantes de la Codeab se habían integrado a la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito (2005). Desde 2003, ya se impulsaba el uso del pañuelo verde en los encuentros nacionales de mujeres y a partir de la conformación de la campaña con setenta organizaciones iniciales, se comenzó a presentar periódicamente proyectos de ley al parlamento. Parte de esta historia se puede reconstruir en los documentos elaborados por la Campaña en estos quince años. En la última declaración, puntualizan: “En ocho oportunidades presentamos nuestro proyecto de legalización de la interrupción voluntaria del embarazo. En tanto resultado de la construcción colectiva, la iniciativa condensa una experiencia política innovadora en la democracia reciente de nuestro país.”

Se trata de una genealogía que está en movimiento y se mantiene en “las luchas contra las injusticias y las desigualdades”. Reconstruir parte de historia, para quienes integran la Campaña, es volver a 2005 pero también mirar más atrás (incluso antes de aquellos aún cercanos ochenta) para reconocer “los aprendizajes compartidos desde principios de siglo, pasando por el terrorismo de Estado y la vuelta de la democracia, cuando de a centenares ampliamos voces en los Encuentros Nacionales de Mujeres.” Durante estos últimos quince años, desde la Campaña se abogó por generar un marco legal que garantizara las interrupciones voluntarias de embarazos que por distintas razones fueran percibidos como imposibles de gestar y cuya continuidad o interrupción en condiciones inseguras pusiera en peligro la salud de la persona gestante. La Organización Mundial de la Salud (OMS) en el contexto de la pandemia de COVID-19, declaró el acceso al aborto como uno de los servicios de salud esenciales. Aún así, en Formosa el 27 de abril murió Ivana, de 22 años, por las consecuencias de un aborto inseguro; y en Santiago del Estero, se le negó a María de 12 años, la interrupción legal del embarazo, obligándola a gestar, poniendo en riesgo su vida y salud. Garantizar el acceso al aborto es hoy más que nunca defender el “derecho a la salud integral, a la autonomía, al placer, a la igualdad, a la dignidad de la persona y a la vida plena.”

Ni una Menos y la marea verde.
La masificación de los feminismos tiene una fecha marcada en la memoria reciente: el 3 de junio de 2015. El crimen en Rufino (pcia de Santa Fe) de la adolescente Chiara Páez, había sucedido tres semanas antes, el 10 de mayo. Al día siguiente del crimen, la periodista Marcela Ojeda tuiteó: «Actrices, políticas, artistas, empresarias, referentes sociales …mujeres, todas, bah, ¿no vamos a levantar la voz? Nos están matando». Ese tuit, fue respondido por la sociedad toda en una gran marcha que el 3 de junio salía a la calle en una especie de catarsis colectiva a llorar a sus muertas, a denunciar las violencias. Era la primera vez que 150 mil personas se movilizaban por una causa feminista. No sería la última. Y en pocos meses, las consignas contra las violencias y por el derecho a decidir confluirían en el debate que llevó a discutir por primera vez el aborto en el Congreso de la Nación en 2018.
Fueron décadas de lucha por hacer visible demandas, quince años de organización, crecimiento y aprendizaje, cinco años de masividad en las calles. En todo este tiempo hubo alegrías y tristezas, abrazos y sonrisas, expectativas y deseos: acompañarnos, reconocernos y saber que este año 2020 es el año en el que el derecho a decidir será Ley porque vivas, libres y decidiendo nos queremos y porque sin aborto legal no hay Ni Una Menos.

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1. Se accede en https://comisionporelderechoalaborto.wordpress.com/
2. La historia narrada por Coledesky está publicada en el sitio de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito al cumplirse veinte años de la creación de la comisión y se puede acceder en http://www.abortolegal.com.ar/historia-de-la-comision-por-el-derecho-al-aborto/

Imagen de portada:
Diagonal Norte y Florida, CABA 1994. Fuente Archivo digital de Alicia Cacopardo sobre la Comisión por el Derecho al Aborto (Codeab)

*Mariela Acevedo es feminista, doctora en Ciencias Sociales, licenciada en comunicación y docente. Administra el portal Feminismo Gráfico y es editora de Revista Clítoris. Escribe, da clases y realiza tareas de investigación en el campo de la comunicación, la salud, los géneros y las sexualidades.

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