Cómo ser feminista y reírse en el intento
Por Ximena Schinca
@ximenaschinca
¿Tiene algo que aportar el humor a las consignas y estandartes feministas? ¿Es posible hacer bromas e incluir sus banderas sin caer en el chiste fácil, la burla chabacana, la grosería corriente o el golpe bajo? ¿Cómo reír y hablar de aborto, trata, estupro, pedofilia, femicidio? ¿Lleva el chiste inevitablemente a la banalización?
No es fácil ser mujer y hacer humor. Pero menos fácil aun es ser mujer, feminista y humorista. Y nada (pero nada) fácil es ser mujer, feminista y humorista en la Avenida Corrientes. La comediante, actriz y guionista Verónica Lorca lo sabe y lo acepta y, en su búsqueda osada, asume el doble riesgo de luchar con el arma del humor y desmontar la solemnidad de la militancia.
– El show se llamaba “Divas nos queremos”. Ahora le cambiamos el nombre porque algunas compañeras se sintieron incómodas de que hiciéramos referencia a la consiga “Vivas nos queremos”. Nunca pensamos que alguien pudiera ofenderse, y mucho menos faltar el respeto sobre una causa que no sólo apoyo sino de la que formo parte. El título hacía referencia a la consigna, y a que nos queremos mucho más que vivas. Nos queremos vivas, pero también nos queremos libres, alegres, divas, tortas, gordas, flacas, lindas, feas, enojadas, protagonistas de nuestras vidas, -explica Lorca como respuesta al debate que el primer título de su obra desató en las redes sociales.
Un vistazo por una plataforma de oferta teatral confirma que, en el escenario de la comedia, domina el protagonismo masculino. En ese paisaje teatral, la obra de stand-up que ahora se llama “Divas”, a secas, comparte la cartelera de la Ciudad de Buenos Aires con otros 100 espectáculos del mismo género. De esos 100 espectáculos de stand-up, cerca de 15 son protagonizados por mujeres; de esos 15, en ocho las mujeres comparten cartel con un humorista varón, y solo en siete de ellos el escenario se abre al protagonismo de comediantes mujeres.
Así las cosas, en la Avenida de las luces de neón, la risa no es fácil para las chicas. Y si, como se dice, ahora el feminismo está de moda, la tendencia se diluye en títulos que poco nos hablan de la nueva ola en Argentina. Surfeando en la orilla de la calle Rodríguez Peña junto a su cómplice Florencia Alkorta, Lorca despunta el vicio como guionista en otras dos obras con protagonismo femenino: “Menopausia” y “Confesiones de mujeres de treinta”.
–No es fácil ser mujer, y el ambiente artístico no es la excepción. Una vez en una entrevista, me preguntaron si no habría problemas porque tenía que trabajar con otra mujer. También me llegaron a consultar si mi currículum estaba bien escrito porque era mujer y “humorista”, como si las dos cosas fueran imposibles. Y para un programa de juegos que buscaba guionista, me dijeron que mi formación y experiencia estaban muy bien, pero no sabían si el trabajo era apto para una mujer. Así te vas curtiendo, pero hacerte un lugar es duro, muy duro.
Si no se puede reír, no es mi revolución
Para Vero Lorca, provocar es parte del humor. El stand-up lo descubrió casi por casualidad y lo hizo su herramienta. Así, de a poco, le fue gustando la posibilidad de subirse al escenario, decir lo que quiere y hacer reír a mujeres y hombres. En ese recorrido, descubrió también que la mirada feminista se colaba en muchos de sus monólogos. Y fue en “Divas” que decidió hacer de su militancia el tema central de su obra.
– Desde el humor, tratamos de aportar algo de lo popular a la militancia. Con Flora Alcorta, hicimos un cancionero para el paro internacional del 8 de marzo. Y desde entonces, soy parte del Colectivo Ni Una Menos. Podría haber decidido hacer otros chistes, pero elijo hacer chistes feministas. No es fácil, pero es lo que sé hacer y lo que puedo aportar, -enfatiza la actriz.
Desde el minuto cero, el show de stand-up se instala en la irreverencia hacia lo solemne y apela al humor, proponiendo la risa como arma subversiva de la broma machista. Dice Lorca que, desde que se acercó al feminismo, la militancia la fue arrastrando hacia esas orillas y le resulta difícil hacer bromas inocuas.
– Me divierten los que se hacen los abiertos y te dicen `yo tengo un amigo judío` ¿Yyyy? ¡Yo tengo una amiga a la que le gusta Arjona! Eso es ser abierta. Ser abierta es tener un amigo facho, una amiga en contra del aborto, o una de esas que no piden postre pero te comen del tuyo. ¡Te comparto cualquier cosa, pero con el tiramisú no se jode!, -lanza Lorca en medio del show al que se suma Flora Alkorta con canciones insultando al patriarcado, enseñando a distinguir pedófilos y reclamando por el aborto legal, seguro y gratuito.
– ¿Para ser feminista tenés que estar amargada, enojada, triste, deprimida? No me jodan. Las feministas también nos reímos de nosotras mismas. No nos estamos riendo de la lucha. Nunca se me ocurriría tal cosa. Estar vivas es la base, pero queremos ir un poco más allá. No solo queremos estar vivas, queremos muchísimas cosas más.
Cada sábado a las 23.30, en el Teatro Buenos Aires, Lorca invita a una entrevistada a reírse pensando sobre la actualidad y los temas que hoy atraviesan muchas mujeres. En el estreno, el desafío le tocó a la periodista Mariana Carbajal, en el segundo show el turno fue de Ernestina Pais; y tras el cambio de título, la escritora y miembra fundadora del Colectivo Ni Una Menos (NUM) Marta Dillon le puso el cuerpo a la polémica para bancar la parada.
– ¿Marta, cuál es la idea que se tiene de una feminista?, -preguntó Lorca al empezar la entrevista.
– Que somos amargadas, bigotudas, esas cosas, -respondió Dillon sonriendo en complicidad.
Lo sonriente no quita lo valiente, dijeron y fueron muchas las feministas que se sumaron al coro de carcajadas para recibir la propuesta de Lorca.
“Todas las cosas que son serias merecen ser pasadas por las pruebas del humor”, reflexionó la socióloga María Pía López. Para Pía, no existe ningún tema que sea relevante si no sale indemne tras el pasaje del humor. “Cuando vi el título ‘Divas nos queremos’, me causó mucha gracia. Me gustó que ese enunciado por el que nosotras marchamos esté jugado en esa tonalidad. El feminismo puede ser un campo muy fértil para hacer humor y reírnos de nosotras mismas”, concluye Pía, otra de las miembras fundadoras de NUM.
“Lorca hace humor inteligente con narraciones comunes de algunas de las mujeres que nos podemos identificar con sus chistes”, reflexionó la periodista Carolina Balderrama al salir del show. “Es difícil hacer humor feminista. Lorca asume el riesgo de darle otro sentido a esas lecturas que se hacen de nosotras y que nos vuelven a re-victimizar siguiendo la lógica patriarcal y abonando el dispositivo de muerte hacia nosotras. Así que bienvenido el humor feminista porque también tenemos derecho a cagarnos de risa de todo”, agregó Balderrama al ser consultada por la obra.
Tras asistir al estreno, la politóloga feminista María Florencia Freijo se sumó al grupo de bienvenida. “(Lorca) busca que aquellos temas que socialmente están tratados desde la crueldad y la mediatización sin ningún tipo de reflexión, encuentren al público a través de la complicidad y la risa” en una propuesta disruptiva contra la estructura que gesta y reproduce las situaciones de vulnerabilidad que atravesamos las mujeres.
– Al principio peleaba hasta por cómo me presentaban. Decían ‘ahora viene el fragmento del humor femenino’. ¿Por qué no presentaban al humorista masculino? Hay que luchar con muchos prejuicios–, cierra Lorca. O quizá, como afirmó el escritor Milan Kundera, “nada es más difícil que hacer comprender el humor”.