CONICET fuera del clóset

por Mariela Acevedo*

Esta nota podría titularse de varias maneras. Barajamos varias propuestas: “Revolución anal”, “La petisa marica contra el enano fascista”, “El ano castrado y otros males de la sociedad argentina”. Nos decidimos por el más discreto “CONICET fuera del clóset” para tomar por sorpresa a lectoras y lectores que se ruborizan (o se enervan) cuando leen la palabra “culo” y “ciencia” en la misma oración. La situación que disparó esta columna es probablemente conocida, pero repasamos y ANALizamos (palabra que también tiene en su composición la referencia al lado de atrás) lo sucedido con su protagonista, el doctor Facundo Saxe, para pensar el ajuste al CONICET y el impacto del desguace de la política científica en la gestión macrista.

El pequeñito hombre agrio del ano castrado
Un presentador de noticias cuyo personaje reaccionario se enerva ante las tomas de colegios y suele pelearse con estudiantes, feministas, trabajadoras/es y cualquier ciudadana/o que reclame justicia, equidad, políticas públicas, redistribución de la riqueza y responsabilidad del Estado, no tuvo mejor idea que -en un programa de televisión de horario central- arremeter contra la docente e investigadora marica del CONICET Facundx Saxe (quien centra su trayectoria académica en estudios culturales sobre las disidencias sexuales) y desacreditar su trabajo utilizando epítetos como “escandaloso” o “ñoquicet”. Saxe es una rara avis: se asume con privilegios por pertenecer a un porcentaje muy pequeño de la población general que realiza estudios de posgrado en la universidad pública, y a la vez se entiende como sobreviviente de varias formas de violencia a lo largo de su vida por visibilizar su activismo marica, llamarse a sí mismo en femenino, estudiar y trabajar sobre locas con plumas en la producción cultural de Argentina en perspectiva comparada con otros países, y no avergonzarse de nada de eso. Lo cuenta en la charla que tuvimos para esta nota de Periódico VAS en el marco de la jornada de desagravio a su persona “Las ideas salen del culo”, encuentro organizado por el Centro Interdisciplinario de Investigaciones de Género (CInIG) perteneciente al Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de La Plata, que Saxe integra. En el cruce de la academia y el activismo, Saxe despliega distintos espacios como su propuesta de cátedra abierta o seminario mutante sobre “Sexualidades y Textos Culturales”, espacio de lectura e intervención crítica, que ya con varias camadas de estudiantes, aborda la producción cultural en sentido amplio: historietas, cine x, literatura popular, textos que también llevan las marcas de la abyección, de lo descartable, de lo poco serio para ser abordado desde la academia y que usualmente han sido reapropiados por el activismo LGTBIQ o sexodisidente a la normativa heterocis.[1] También es promotor del CUH, el Congreso Universitario de Historietas cuya tercera edición se realizará en noviembre de este año, y en donde muchas de las mesas piensan en estos cruces identitarios:sexo, género, deseo, representación, pero también se visibiliza el odio y la violencia a la que se sobrevive a diario.
En sí bastaron algo más de tres minutos de televisión nacional con el presentador exponiendo y comentando las redes personales de Saxe y leyendo en tono socarrón el título de la ponencia: “Memoria queer e historieta anal: cuando el cómic nos abre el culo (y nos gusta)”, para desatar un vendaval de furia sobre Saxe. El trabajo fue presentado en las Vº Jornadas CInIG (2018), ahora la ponencia que expresa, entre otras ideas, la necesidad de reconstruir una genealogía sexodisidente que haga audible las voces de tortas, maricas, travas y trans, abrió paso a incorporar la intervención de la prensa odiadora como material de estudio sobre lo que Paul Preciado denomina “terror anal”. Preciado -desde la filosofía y el transfeminismo- señala que el ano castrado es el precio que pagan por ejercer poder machuno quienes asumen el privilegio que otorga la masculinidad heterosexual (Preciado, 2013:12). La cicatriz del ano castrado del presentador se expuso en televisión y multiplicó su odio en un ejército de machitrolls de anos castrados que no se quedan solo tras las pantallas, sino que plasman su odio en ataques contra la integridad física de mujeres, lesbianas, maricas, travestis y trans en nombre de dios, la patria o la plata de sus impuestos.

Contra las Ciencias Sociales y las Humanidades
El ataque del hombrecito agrio no fue aleatorio ni casual: se produjo en el momento en el que las políticas científicas reciben un recorte que afecta especialmente a las Humanidades y las Ciencias Sociales, consideradas como investigaciones improductivas. El antecedente directo fue la andanada de burlas sobre las investigaciones que, en diciembre de 2016 se realizaron en redes sociales a partir de la demanda que iniciaron tanto becarias/os como investigadoras/es de carrera del CONICET y que incluyó tomas de espacios públicos, asambleas y la formación de una Red Federal de Afectadxs. Aquel verano también se produjo un recorte que dejó fuera de la carrera de investigador/a a miles de postulantes con antecedentes aprobados: el dictamen los rechazaba por problemas presupuestarios. La suelta de doctoras/es también vino acompañada de la prensa amarilla y Saxe entre otras/os fue víctima de acoso virtual, reeditado en esta nueva oportunidad que coincide con la desfinanciación de los institutos ligados al prestigioso organismo estatal de investigaciones.
El conductor televisivo levantó el tuit de un usuario fantasma (comúnmente llamado “troll”) autoidentificado como antiderechos, que reivindicaba a un partido minoritario de ultraderecha. Ese tuit difundido a partir de la televisión de alcance nacional redireccionó un ejército de odiadores hacia Saxe. En muy poco tiempo su blanco recibiría -a través de distintas redes sociales- amenazas y deseos de exterminio de cientos de usuarios. También suscitó la respuesta de cientos de investigadoras/es de todo el sistema científico nacional que salieron en apoyo de Saxe con la solicitada “Al clóset académico no volvemos nunca más” con cerca de ochocientas firmas. Porque no solo se se trató de un ataque a la figura de Saxe, a su línea de investigación y al conjunto de cientistas sociales. Se atacó un modelo de formación de excelencia que invierte en investigadoras/es, evaluados por pares, validados por sus aportes y su producción científica, y se pretendió de esa manera introducir la idea de que la inversión se debe destinar solo a las ciencias aplicadas.

¿Quién quiere ser investigador/a?
Recordemos que en la reducción de 22 ministerios a 10 que se produjo en septiembre de 2018, Salud pasó a depender de Desarrollo Social, y los Ministerios de Cultura y de Ciencia y Tecnología se apretaron en el Ministerio de Educación y Deportes. Ese gesto señaló la importancia que tiene la política científica para la dirigencia. Sumado a eso podemos señalar varios episodios que se encadenan en las últimas semanas para plantear la necesidad de “priorizar” algunos temas y descartar otros en la financiación del CONICET.
El más fulgurante fue el de la bióloga Marina Simian, quien cobró notoriedad pública al contar en un espectáculo de concursos de la tele el destino del medio millón de pesos por el que jugaba: financiar la investigación que dirige sobre terapias para el tratamiento del cáncer. Rápidamente la intervención sirvió como crítica por el retraso de pagos de los subsidios de investigación, pero también el episodio volvió a marcar la brecha entre la ciencia aplicada y las producciones de Ciencias Sociales y Humanidades. Dos efectos inmediatos de su aparición en la tv fueron las declaraciones del Ministro del Interior, Rogelio Frigerio, quien consultado por el desfinanciamiento del sector, señaló que había que discutir qué era prioritario y qué no (evidentemente, la ciencia no lo sería). La segunda consecuencia inmediata de la científica relatando penurias en la tele fue la renuncia de la historiadora feminista Dora Barrancos al Directorio del CONICET, como modo de presión al Gobierno. Barrancos había cumplido al frente del organismo dos mandatos y tanto su reemplazante, Mario Pecheny electo en los últimos comicios como representante de las Ciencias Sociales como el biólogo Alberto Kornblihtt, elegido como representante del campo de las Ciencias Biológicas y de la Salud, siguen pendientes de la firma del decreto del Ejecutivo para su incorporación hace más de un año. Barrancos afirmó que renunciaba para hacer visible el “desaguisado institucional” que sufre el organismo y las políticas de ajuste al sector.

La precarización del sistema científico y el espejo de los noventa
Podemos contextualizar estos episodios, el ataque a líneas de investigación ligadas a las Ciencias Sociales y Humanidades y la priorización de la ciencia aplicada con los datos que dieron a conocer en la primera semana de abril, cuando el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas difundió, a través de su cuenta “CONICET dialoga”, el ranking elaborado por SCImago 2019 que mide la evaluación de casi 6500 instituciones académicas y científicas de todo el mundo. Se anunció a la comunidad que el CONICET había escalado al puesto 183 desde el puesto 257 obtenido en 2018. Esta buena noticia, que habla de la calidad de las investigaciones compartida sin más información, fue leída por muchos usuarios como un logro de la gestión macrista. Sin embargo, si hacemos el ejercicio de entrar a la publicación original, [2] en el apartado sobre la metodología implementada se señala que los resultados de 2019 se vinculan a los datos -las publicaciones científicas en torno a resultados- realizados en el período 2013-2017. De manera que si tenemos en cuenta los tiempos de publicación (y que para publicar hay que contemplar por lo menos un año previo de investigación) podríamos asegurar que la reubicación en el ranking obedece al impulso que la gestión anterior realizó para revalorizar la política científica: repatriamiento de científicos del programa RAICES, mejora salarial de investigadoras/es y continuidad de becarias/os dentro del sistema científico, y no se vinculan al supuesto “saneamiento de ñoquis” como lo quiso presentar la gestión.
La historia actual contra las líneas humanísticas y sociales del CONICET tienen un antecedente memorable: el espejo es como en muchos episodios de la política actual, el menemato. El 24 de septiembre de 1994 el entonces superministro de Economía, Domingo Felipe Cavallo respondía las críticas sobre la tasa de desocupación en el país de la demógrafa y socióloga Susana Torrado, mandándola a lavar los platos. La comunidad científica entendió el agravio como dirigido al conjunto de cientistas y la respuesta fue masiva.
Iniciamos esta columna de Periódico VAS, relatando el ataque a Saxe y las líneas de investigación ligadas a las Ciencias Sociales y Humanidades porque, aunque el presentador fascistoide no sea un funcionario sino un operador mediático, el gesto es similar. Solo que esta vez el agravio en un momento de recortes presupuestarios también se enmarca en un incremento de la violencia social que impacta en el colectivo LGTBIQ. Las formas de disciplinamiento que operan silenciando o marcando la necesidad de la eliminación, aunque dirigidas con nombre y apellido a Saxe, tienen consecuencias sobre la población en general. Disciplinan y silencian, por eso Saxe decidió salir a responder, a iniciar acciones y a hacer visible el ataque: “Si yo me callo, qué le que queda a alguien que está en una situación de mayor vulnerabilidad”, sostiene. Durante la jornada de desagravio esa idea fue potente: la noticia del ataque a un pibe trans de Tucumán a pocas semanas del ataque mediático a Saxe nos muestra que además de disciplinar a quienes nos creemos con derechos, los discursos de odio habilitan a quienes se saben con privilegios. Las luchas tienen distintas dimensiones: la precarización de la vida material que nos demanda exigir redistribución de los ingresos no excluye ni vuelve accesorias lo que puede pensarse como demandas por el reconocimiento, ambas están entrelazadas y refieren a la protección de la vida, a construir, formas de comprender y habitar, de reforzar lazos de civilidad, de imaginar y concretar vidas que sean vivibles.

*Mariela Acevedo es feminista, licenciada en comunicación y docente. Administra el portal feminismo gráfico y es editora de Revista Clítoris. Escribe, da clases y realiza tareas de investigación en el campo de la comunicación, la salud, los géneros y las sexualidades.

Notas:
[1]. La cis heteronorma implica pensar como válidas solo corporalidades definidas de forma binaria y excluyente (mujer o varón cis es toda persona no trans) e identidades sexogenéricas moldeadas en la matriz heterosexual.Todo la diversidad y disidencia que escape a ese reducido espacio es marcada como extraña, anormal o perversa.
[2]. El ranking se puede acceder en https://www.scimagoir.com/rankings.php

Fotografías: Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *