Costa Urbana: El despojo de lo Público
por Federico Coguzza
Costumbres porteñas: privatización e intervención urbana
En el marco del comienzo de la campaña electoral, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lanzó el Plan de Desarrollo Urbano Sostenible. Una serie de intervenciones urbanísticas, que no hacen más que evidenciar la costumbre de la gestión porteña de privatizar el espacio público y legislar en pos de los negocios inmobiliarios.
Entre 2007 y 2020 la Ciudad perdió 500 hectáreas de tierras públicas. Un despojo que equivale cuatro veces a Puerto Madero y representa la mayor descapitalización de bienes comunes en su historia. Entre 2007 y 2020 la Ciudad multiplicó su deuda pública; sin embargo, no resolvió ninguno de los problemas estructurales: emergencia habitacional, emergencia ambiental, por citar algunos.
De las 500 hectáreas privatizadas, 150 eran espacios verdes, un numero más que importante si consideramos que habitamos una de las capitales del mundo con menos espacio verde por habitante y con mayor desregulación del mercado inmobiliario.
En este escenario, el proyecto de Costa Urbana, uno de los ejes del plan lanzado por la gestión de Horacio Rodríguez Larreta, podría transformarse en el despojo más grande de tierras públicas de la Ciudad de Buenos Aires. La firma del convenio urbanístico entre el GCBA y el Grupo IRSA representa, en palabras de Eva Koutsovitis, ingeniera hidráulica y miembro del Observatorio de Derecho a la Ciudad, “un contrasentido social, urbano y ambiental”.
Un poco de historia: entre leyes y ventas
En 1964 el Congreso de la Nación, a través de la ley 16.575, donó al Club Atlético Boca Juniors 40 hectáreas de terreno a rellenar en el Río de la Plata. La donación fue con cargo. Esto significa que, a cambio de dicha sesión, el club debía construir la Ciudad Deportiva y al mismo tiempo estaba imposibilitado de vender los terrenos.
Veinticinco años después, otra ley sancionada y aprobada por el Congreso, la 23.738, aumentó la cantidad de hectáreas donadas hasta alcanzar la superficie que fue efectivamente rellenada por el club de la Ribera. De 40 hectáreas se pasó a 72. Sin embargo, eso no fue todo. También se declaró cumplido el cargo a pesar de que la obra nunca fue hecha y, como si fuera poco, se autorizó al Club a vender los terrenos en caso de que así lo quisiese.
En 1993, Boca Juniors vendió los terrenos en 22 millones de dólares a la empresa Santa María del Plata. Cuatro años después, la sociedad Santa María le vendió al Grupo IRSA las 72 hectáreas en 50 millones de dólares.
Han pasado casi treinta años desde que el Grupo IRSA compró los terrenos. No deja de ser un interrogante por qué durante este tiempo ese espacio estuvo en desuso. Quizás, simplemente, era cuestión de esperar que llegara la hora de hacer un buen negocio.
La hora del negocio
Hablar de Costa Urbana implica hablar de una densidad constructiva mayor que la de Puerto Madero: 700 mil metros cuadrados de superficie total. Tan grande como el despojo, es el negocio: lo que la empresa IRSA compró por 50 millones de dólares en 1997, si se modifica el convenio urbanístico donde están emplazados los terrenos, pasaría a valer 1.612 millones.
Mientras que en la Ciudad de Buenos Aires 1 de cada 3 porteños es pobre y 1 de cada 6 no tiene acceso a la vivienda, se estima que el valor del metro cuadrado construido rondaría los 227 mil pesos, algo así como 2200 dólares. Cifra que no hace más que poner de manifiesto el extractivismo urbano y su estrecha relación con los emprendimientos inmobiliarios de envergadura.
De las 72 hectáreas, 24 serían las destinadas a la construcción de torres de hasta 98 metros de altura. Para tomar dimensión de lo que se pretende hacer y la desorbitante modificación del convenio urbanístico que se está por concretar, se puede usar como referencia el barrio Rodrigo Bueno, que linda con este segmento de la Costanera Sur y en donde las viviendas que se han construido como parte del proceso de urbanización alcanzan los doce metros de altura, porque así lo dispone la propia normativa de la Ciudad. El convenio que se quiere sellar, multiplica esa altura por ocho.
“Crecimos a espaldas del río”
El proyecto Costa Urbana, al igual que el que se quería llevar a cabo en Costa Salguero (donde la movilización de la ciudadanía fue determinante para que la justicia porteña declarase inconstitucional la venta de los terrenos), no hace más que profundizar lo que los especialistas denominan “fractura del entorno ribereño”. Mientras una parte de la Ciudad mira al río, únicamente con fines inmobiliarios, la otra se construye de espaldas al río y convive a diario con cada vez menos espacios verdes, crisis habitacional y servicios públicos colapsados.
En diálogo con Periódico VAS, Nidia Marinaro, Arquitecta y Urbanista, especialista en políticas públicas, sostuvo: “Hay una contradicción entre desarrollo económico y medio ambiente. El ambiente es patrimonio común (Constitución de la CABA art. 26) y por lo tanto debemos preservarlo, pero hasta ahora ningún gobierno ha logrado incorporarlo en las decisiones políticas. El bienestar mencionado en nuestra Constitución es inseparable del logro de un ambiente sano. Y es posible lograrlo si estas normas se instalan en la mente del Gobierno de la CABA”.
La pérdida considerable de espacios verdes tiene como consecuencia no poder hacer frente a las dos amenazas climáticas que enfrenta la Ciudad de Buenos Aires: las olas de calor, donde los árboles cumplen un rol indispensable en un contexto de aumento de la temperatura máxima anual, y las inundaciones producto de las lluvias, en donde los tan vilipendiados humedales reclaman a gritos mayor y mejor protección.
A propósito de esto, Nidia Marinaro, que lidera el estudio Livingston y es Co Fundadora de Arquitectos de Familia, afirmó: “Hoy, casi ningún porteño podría imaginar el paisaje natural sobre el cual está edificada su ciudad como es posible pensar París a lo largo del Sena, y nadie podría imaginar una gigantesca torre frente a los Champs Elysees. Crecimos a espaldas del río, debajo del asfalto está la pampa, pero sólo nos enteramos cuando cambiamos algún caño en la calle”.
“Falta creatividad política”
Otro interrogante que surge a causa del proyecto Costa Urbana, es sí la Ciudad necesita un mega emprendimiento inmobiliario de estas dimensiones, teniendo en cuenta el gran porcentaje de ociosidad que generan y el escenario de crisis habitacional que atraviesa la Ciudad. Al respecto, Nidia Marinaro afirmó: “Desde lo político no basta con plantear ‘cuántas’ viviendas faltan. Siempre falta plantear ‘adonde’ y el ‘cómo’. En la Ciudad tenemos una gran cantidad de departamentos vacíos, es decir ‘casas sin gente’ y mucha ‘gente sin casas’. Para resolver la cuestión de la vivienda no hace falta, por lo menos con este déficit, construir más. Hace falta generar políticas que reorienten los recursos. Falta creatividad política”.
Consultada sobre cómo caracteriza el modelo de ciudad que expresan las políticas públicas de la gestión de Larreta, Marinaro sostuvo: “No habitamos una ciudad amigable, las políticas en desarrollo urbano han desdibujado los barrios, la ciudad se piensa para los autos y no como escenario de alegría y reencuentro. El último fin de nuestra profesión es enaltecer la vida, hacerla más alegre y menos gris. La ciudad y la salud están profundamente conectadas, no sólo en lo físico sino también en lo mental”.
Una cosa lleva a la otra
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires está llevando adelante el mega emprendimiento denominado Colector Baja Costanera, una obra de magnitud para garantizar servicios sanitarios a 13 obras inmobiliarias proyectadas en el entorno ribereño, cuando 1 de cada 7 de los porteños no accede al agua potable. Lo que no hace más que exponer, una vez más, cuales son las prioridades para la gestión de Larreta.
Una obra de 160 millones de dólares llevada a cabo con un diseño obsoleto, que promueve seguir entubando, cuando hoy se trabaja sobre sistemas eficientes de infiltración y reutilización; que aniquila ecosistemas hídricos (lo que crea riesgo de inundaciones); que no respeta el paisaje ni acompaña el ecosistema urbano.
“Los proyectos requieren el apoyo y la participación popular. Y el primer paso para entender de qué estamos hablando es ver, VER con mayúscula y así como nos miramos y reconocemos frente al espejo, mirarnos en conjunto, en movimiento mediante representaciones virtuales o mucho mejor con una maqueta de la ciudad”, responde Nidia Marinaro cuando Periódico VAS le consulta sobre cómo cree que se piensa la Ciudad.
Mientras escribo estas líneas, de manera inconstitucional, ya que no se respetaron las mayorías que establece la Carta Magna de la Ciudad de Buenos Aires para la sanción de este tipo de leyes, en la Legislatura porteña oficialismo y aliados acaban de aprobar, en primera lectura el proyecto urbanístico impulsado por el Jefe de Gobierno y el Grupo IRSA, con 37 votos a favor y 20 en contra. Una medida judicial había suspendido su tratamiento el jueves 5 de agosto, pero, fue levantada hace escasos días. Para su sanción definitiva debe mediar una Audiencia Pública (no vinculante) y una segunda lectura en el recinto.
Increíble pero real: el destino de la Costa Urbana está supeditado a la voluntad de los y las 37 ediles que conforman la mayoría parlamentaria: Vamos Juntos, Coalición Cívica, UCR y el Socialismo comandado por Roy Cortinas. Garantes indiscutibles de un modelo de negocio que avanza en el despojo de tierras pública
Es cierto cuando hablan de la Inmobiliaria Larreta y que la legislatura es una escribanía asociada. Además los que manejan realmente Buenos Aires suelen vivir en barrios cerrados en la Provincia. Aquí tiene sólo sus oficinas… y sus bancos.
Hay que agregar la destrucción del Tiro Federal Argentino, destinado a otro negociado inmobiliario prohijado por larerta.