Diarios y periódicos regionales: Mucho más que mero periodismo
Por Jorge Conalbi*
Aunque invisibilizados por los medios asociados al capital concentrado, los diarios y periódicos regionales constituyen una de las últimas reservas culturales de innumerables comunidades argentinas. Se suele repetir que estos medios gráficos encuentran su fortaleza en el tratamiento de informaciones locales, imposible de abordar o desplegar por la prensa porteña o de muchas capitales de provincia.
Sin embargo, estos emprendimientos son mucho más que medios de comunicación. Si hasta el hecho empresario es diverso. Y su rentabilidad, la mayoría de las veces es por lo menos difusa. La mayoría son empresas Pyme, o MicroPyme, al frente de las cuales suele estar un emprendedor o una emprendedora, invariablemente fuertemente apoyados por su familia. Y esto se da incluso en aquellos casos en que esa familia necesita ingresos adicionales para su subsistencia. Desde 2001 en adelante, algunas empresas periodísticas que fueron abandonadas por sus dueños se sumaron a este lote. Formaron cooperativas y se las conoce como “recuperadas”, porque sus trabajadores fueron quienes las mantuvieron en pie. También surgieron en aquel momento las cooperativas que adoptaron el denominado “periodismo autogestionario” o “sin fines de lucro”. En éstas últimas ni siquiera se plantea que el asociado viva de su profesión u oficio, sino que éste debe buscarse otra ocupación para ganarse el sustento.
En todos los casos, los diarios y periódicos regionales reflejan en sus páginas el latir y sentir cotidiano de sus comunidades. Lo expresan como nadie más puede hacerlo porque son parte de las mismas. Publican noticias, sí, y organizan actividades culturales, proveen de material a las escuelas, hacen las veces de hemeroteca, biblioteca y en muchísimos casos constituyen el único testimonio escrito de la historia de su comunidad. En esas mismas páginas quedan plasmadas festividades populares, acontecimientos sociales y la idiosincrasia propia de cada punto de la geografía nacional. Y hacen algo increíble: logran que sus lectores se rían de cosas incomprensibles para otras latitudes.
También todas estas empresas, incluso las más fuertes, prósperas y con aparente posición dominante, sufren dificultades para acceder a los insumos, a planes de capacitación, a financiamiento accesible de la actividad editorial en sí, y no sólo de equipamiento. Todos son mendigos ante los ojos del sistema financiero y los programas de asistencia a pequeñas empresas; Y son magnates si se les ocurre apelar a los programas de microcréditos orientados hacia lo social, que por otra parte, de poco o nada les sirven.
Al mero hecho informativo, le agregan el valor cultural con su dinámica propia haciéndose fuertes en su territorio. Venden o distribuyen cantidades de ejemplares abrumadoramente superiores a las de los medios asociados al capital concentrado. Prácticamente no hay casa de una de estas localidades en la que no esté el diario o el periódico local.
Por tratarse de una actividad con un profundo acervo comunitario, social y de servicio. Por las características propias y su rol entrelazado a las raíces de su localidad, los diarios y periódicos regionales deben ser considerados una industria cultural.
* Secretario de Diarios y Periódicos Regionales Argentinos (Dypra)