¿Dónde iremos a parar cuando nos invadan las viviendas vacías?
En cada cuadra de CABA hay un edificio de más de 10 pisos nuevo. Si alguien viene de afuera pensará que es porque la población creció, pero es todo lo contrario. Mientras tanto, los habitantes ya no piensan en una casa propia porque a duras penas pueden pagar un alquiler.
por María Fernanda Miguel
El sueño de la casa propia quedó lejos para la clase trabajadora. La idea se abandona mucho antes de dejar el nido (ma)paterno. Antes la casa propia era parte del combo de la vida de una persona adulta, hoy es tan solo un anhelo al que muy pocos pueden acceder. ¿Qué es lo que cambió? Los factores son muchos, pero principalmente económicos: Viviendas dolarizadas desde la última dictadura militar, inflación, sueldos que no alcanzan para ingresar a un crédito, 43,1% de pobreza y trabajos informales que crecen todos los días. El panorama es desolador ante un mercado que es meramente especulativo.
Si nos enfocamos especialmente en la Ciudad de Buenos Aires, según el último Censo, hay 3.120.612 habitantes en la CABA, por lo que creció un 7,97% respecto al Censo 2010 (2.890.151) y tan solo un 12,4% si comparamos con el Censo de 2001, por lo tanto es una ciudad que no creció sino que se mantuvo en una meseta, con cambios muy menores que de ninguna manera justifican la cantidad de viviendas nuevas que todos los meses se construyen. Basta con recorrer cualquier avenida, seguramente hay una o dos obras en construcción por cuadra que le pertenecen a las mismas constructoras, como un copy paste de la vida real en la que en una semana vemos una casa antigua, luego un cartel de obra y en pocos meses una torre inmensa que quedará vacía.
Hasta hace 15 años desde el IVC (Instituto de la Vivienda de la Ciudad), se otorgaban créditos accesibles para acceder a viviendas construidas por el GCBA. Si bien se ingresaba pagando un año adelantado, luego se financiaba en cuotas fijas. En la actualidad, muchas familias siguen pagando sumas irrisorias por el préstamo, siendo las expensas más altas que lo que se paga por mes por el techo propio. Todo eso cambió y pensarlo hoy es casi imposible con sueldos promedios que no llegan a los 90 mil pesos por mes, alquileres y servicios que se llevan más de la mitad del sueldo sin contar la alimentación y el transporte. ¿Quiénes pueden acceder a un crédito?
Gervasio Muñoz, presidente de la Federación de Inquilinos Nacional y referente de Inquilinos Agrupados, conversó con Periódico VAS sobre este punto y afirmó que el crédito en la actualidad, y a nivel nacional, no se da por tres factores: “Por un lado hay un Estado completamente endeudado, sin poder dar créditos masivos y baratos; por otro la vivienda está dolarizada desde la última dictadura, por lo tanto dar créditos para pagar esas viviendas es imposible para el Estado; y tercero porque en este momento el valor del suelo y del metro cuadrado está completamente desregulado. En el caso de que se dieran créditos, como fue el UVA, lo que se hace es aumentar el precio de las viviendas, entonces no hay forma de que haya créditos sin atacar el problema de manera integral”.
Alquilar, otra odisea
Con tantos edificios nuevos -se construyeron un 15% más los últimos 10 años- sería lógico pensar que existe buena oferta para tanta demanda, ya que hay aproximadamente un millón de inquilinos. Pero, como es de imaginar, no es así. De hecho en estos momentos hay 340 mil viviendas vacías, dejando en claro que especular es la tarea (cifra que va a aumentar cuando se obtengan los datos definitivos del Censo 2022)
“Tenemos un país que construye sin parar, tiene más viviendas que hogares, que se constituyen en grupos de tres personas, por lo que sobran viviendas. El tema es el destino que se les da. Entonces lo que se ve es que cada vez hay más viviendas vacías porque es un bien financiero que se adquiere, o los dueños transforman el destino de vivienda permanente a vivienda turística con rentabilidad en dólares, lo que también baja la oferta para los que queremos alquilar para vivir”, destaca Muñoz y explica que esto no sólo se da en CABA sino que se repite en el resto del país: “Lo que sucede es que hay un sector de la economía argentina que tiene ganancias espectaculares, que es el agro y algunos otros sectores más. El proceso de desindustrialización del país va transformándose por un modelo de especulación. Antes quien tenía unos pesos de más ponía una panadería o una fábrica; hoy este excedente en pesos se dolariza y la forma de dolarizar en argentina es fugarla al exterior o construir viviendas. Mientras tengamos viviendas dolarizadas y alquileres desregulados, lo que va a terminar pasando es lo que venimos viendo: cada vez hay más inquilinos en Argentina, menos propietarios y cada vez se construye más”.
Un proyecto de ley contra las viviendas ociosas
Resulta inaudito que mientras se registran personas que no consiguen alquiler- y si lo consiguen es a precios extravagantes-, o viven en condiciones precarias ya sea en un asentamiento, hotel familiar o en la calle, exista una cantidad tan grande de viviendas vacías sin que estén reguladas.
Desde Inquilinos Agrupados se presentó el Proyecto de Ley Para Prohibir la Vivienda Vacía. Por un lado se plantea que cualquier vivienda que se encuentre vacía durante 90 días en la CABA, ingresará a un sistema de alquiler público, o sea que el alquiler esté administrado por el Estado con un precio que corresponde al 1% del valor fiscal de la vivienda.
“Lo otro que plantea el Proyecto de Ley es que las viviendas que quedan con herencia vacante, automáticamente pasan a ser del Estado. Todos los días se rematan viviendas a precios bajísimos y de esto sólo puede participar un grupito, que es el que tiene ese negocio que es el mercado inmobiliario y la Ciudad de Buenos Aires. Compran en pesos a muy bajo costo, para después ingresar al mercado tanto terrenos como viviendas en alquiler. Lo que planteamos es que esas viviendas no se puedan rematar, sino que sean viviendas públicas en alquiler”, comenta Gervasio Muñoz.
El proyecto ya fue presentado en la Legislatura y deberá registrar 38 mil firmas de los ciudadanos para que pueda ingresar a debatirse directamente en el recinto porteño.
“Hoy, somos 1.2 millones de inquilinos en la Ciudad y estamos convencidos que, así como logramos que la comisión la pague el dueño en el 2017, y en el 2020 la ley de alquileres nacional,vamos a lograr terminar con la especulación de aquellos que tienen decenas de viviendas vacías”, cierra Muñoz.
Los regalos de Larreta
Como bien explicaba anteriormente Gervasio Muñoz, muchas viviendas vacantes de herederos pasan a ser rematadas a precios irrisorios, y este es un fenómeno para nada nuevo, sino que vemos a diario. Lo que tampoco es nuevo, es el otorgamiento de tierras públicas a empresarios “amigos” que son los principales constructores. Y allí, en donde debería haber un parque hay torres llenas de cemento y alguna plaza seca para justificar el verde. El ejemplo más burdo de esto se dio a fines del año 2022, cuando la legislatura porteña, luego de una doble lectura y de audiencia pública -no vinculante- autorizó a la empresa IRSA (dueña de casi todos los shoppings de la Ciudad), a comenzar a construir torres de lujo en los terrenos de la ex Ciudad Deportiva de la Boca, en lo que será una especie de Puerto Madero 2, obviando los estudios de impacto ambiental que sostienen que será completamente perjudicial para la flora y fauna de la Reserva Ecológica. Pero además obviando las vidas de las personas que habitan la Villa Rodrigo Bueno, que se inundará continuamente por las obras que allí se van a realizar. Sin ir más lejos, en estos momentos una de las casas corre peligro de derrumbe, otros vecinos fueron relocalizados y quienes resisten están sobre escombros.
Una vez más: los negocios antes, los que sufren quedan para otra campaña electoral.