El dilema del regreso a clases en la Ciudad
por Samanta Mársico
Tras un año de educación a distancia, el regreso a clases presenciales de los alumnos porteños a partir de mañana plantea a las familias armar un rompecabezas para cumplir con los horarios del cronograma diseñado por el Gobierno de la Ciudad, que delegó en cada escuela el esquema definitivo.
«Poder organizarnos con tan poco tiempo de jornada presencial es realmente imposible», aseguró Luciano, cuyo hijo, Vicente, de 4 años, comenzará su ciclo lectivo el próximo miércoles una hora diaria semana de por medio.
«Nos matamos pensando cómo hacer para llevarlo al colegio por una hora y qué hacer la semana que no le toca asistir; es absurdo», continuó Luciano, quien trabaja de lunes a viernes en jornada completa, algunos días desde su casa y otros de manera presencial, al igual que su mujer.
A principios de noviembre del año pasado, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció que las clases presenciales iban a comenzar el 17 de febrero con jornada reducida y de manera «escalonada y progresiva».
El objetivo, repiten desde entonces tanto el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, como su ministra de Educación, Soledad Acuña, es llegar a la «máxima presencialidad posible» con un mínimo de cuatro horas diarias para todos los alumnos, tanto para la educación de gestión estatal como privada.
Sin embargo, el cronograma definitivo de cómo será el regreso a las aulas quedó a cargo de cada escuela.
En la Escuela Normal Superior en Lenguas Vivas, ubicada en el histórico edificio de avenida Córdoba 1951, en el barrio de Recoleta, donde asiste Vicente, a partir del primero de marzo la jornada para los chicos del jardín de infantes se extenderá a tres horas pero continuará semana de por medio.
«Es un colegio de una manzana que tiene jardín, primaria y secundaria, enorme; si en un lugar así cuesta la organización no quiero imaginarme cómo harán las escuelas más chicas», señaló Luciano, quien precisó que por el momento no recibieron indicaciones sobre qué hará su hijo la semana que no tenga que ir a la escuela.
«Nos enoja la falta de empatía con los padres porque no es fácil, aunque lo entiendan, pedir tantos permisos en nuestros trabajos y poder cumplir con todo», apuntó y enfatizó: «No culpamos ni a la escuela ni a los docentes, para nada, pero creo que es muy desprolijo por parte del Gobierno, que no dio las herramientas necesarias ni el tiempo de organización correspondiente».
Natalia tiene dos hijos, Lupe de 7 años y Santiago de 5, y ambos concurren a la Escuela 13 Leopoldo Marechal, ubicada en Galicia al 1800, en el barrio de La Paternal.
«En toda la escuela habilitaron sólo dos aulas que dan a la calle y tienen circulación; los protocolos son muy estrictos, cosa que a mi como madre me pone muy contenta porque se cuida a los chicos», dijo Natalia.
En este punto, indicó que Lupe tiene que ir una sola vez por semana y el resto de las jornadas las tendrá que realizar de manera virtual aunque «no precisaron cuántos días». En tanto, a Santiago, que empieza primer grado, le toca asistir dos veces semanales, completando la jornada también de manera virtual.
Para Natalia «resulta muy complicado porque son días diferentes o sea que yo tengo que estar en casa necesariamente tres veces por semana».
«No se si la situación se va poder sostener mucho tiempo pero soy optimista y sí creo que va a cambiar», dijo y añadió: «Me parece que no hay una organización con conciencia por parte del Gobierno. En la escuela de mis hijos las aulas que dan al patio no están admitidas porque comparten el aire con chicos que están en el recreo, pero se podría solucionar poniendo purificadores o haciendo obras para acondicionar».
En el caso de Marianela, que tiene a dos de sus tres hijos en edad escolar, Valentina de 5 años que concurre a la escuela privada Bialik en el barrio de Devoto y Federico de 7 que comienza segundo grado en la Escuela Número 4, en Álvarez Thomas 3391, en el barrio de Agronomía, la situación se mezcla entra la «normalidad» y la incertidumbre.
«Valentina el miércoles hace media jornada pero a partir del jueves hace el horario normal, solo le modifican por unos minutos el horario de entrada y salida, pero no habrá acceso al comedor, cada uno tiene que llevar vianda», contó.
En cuanto a Federico, dijo que desde la escuela le informaron que iba a ir media jornada todos los días pero escalonadamente haciendo 15 días a la mañana y 15 días a la tarde. El problema surgió durante una reunión presencial de padres cuando se dieron a conocer las condiciones del regreso.
«Los padres vieron que no se respetaba el distanciamiento, que iba a haber muchísimos chicos en el mismo espacio por lo que se decidió que iban a partir las ‘burbujas’ de los chicos a la mitad», señaló la mujer.
Y agregó que «muchos docentes dijeron que no están las condiciones dadas, tuvimos que intervenir las familias para establecer algunas pautas porque querían arrancar sí o sí y nosotros no estamos dispuestos a que arranquen a cualquier costo».
Además, enfatizó que hasta el viernes desde la escuela les aseguraron que no habían llegado los insumos necesarios para la higiene.
«Algunas familias están contra la presencialidad y otras no tanto pero desde ya todas queremos que sea cuidada», aseveró la madre, quien sostuvo que «estamos todos en alerta tratando de organizarnos para intervenir un poco y verificar las condiciones».
En la jurisdicción porteña, mañana iniciarán los chicos y chicas desde los 45 días hasta los 5 años, los primeros tres grados del nivel primario y educación especial, y 1º y 2º año de los colegios secundarios, un esquema que se completará el 1 de marzo.