El legado de un poeta incandescente y subversivo
por Julieta Grosso
Selladas por el compromiso ético y estético, las más de treinta obras que integran la producción del poeta y escritor Juan Gelman -que falleció en México a los 83 años- funcionan como una perpetua indagación sobre el dolor y componen un legado visceral sobre los años más cruentos de la historia argentina.
Imposible desandar la escritura de Gelman sin recalar en su vida, atravesada por el dolor incurable del exilio en los años de la última dictadura militar, así como la desaparición de su hija, su hijo y su nuera, ausencias que se tornaron un poco menos lacerantes en el año 2000, cuando se reencontró con Macarena, su nieta nacida en cautiverio en Uruguay en el marco del plan Cóndor.
El vacío y la angustia atraviesan la obra del escritor hasta el último de sus libros publicados, el largo poema «Hoy», una joya lanzada por el sello Seix Barral en julio del año pasado que testimonia los viajes hacia sí mismo y los otros, además de dar cuenta de las mediaciones entre el abandono y el deseo, entre lo que se diluye y lo que se corporiza.
Hijo de emigrantes ucranianos, Gelman cursó estudios en el Colegio Nacional de Buenos Aires. A los quince años ingresó en la Juventud Comunista y en 1948 comenzó sus estudios universitarios de Química, que abandonó para dedicarse a la poesía. Paralelamente ejerció diversos oficios antes de dedicarse al periodismo.
En 1967, el poeta se sumó a las recién formadas Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), de orientación peronista-guevarista, que a partir de 1974 se fusionaría con otras organizaciones guerrilleras peronistas como Montoneros y Descamisados.
Un año antes había comenzado a trabajar como periodista: fue jefe de redacción de la revista Panorama (1969), secretario de redacción y director del suplemento cultural del diario La Opinión (1971-1973), secretario de redacción de la revista Crisis (1973-1974) y jefe de redacción del diario Noticias (1974).
En 1997 Gelman ganó el Premio Nacional de Poesía en Argentina; el premio Juan Rulfo en el año 2000; en 2004 el Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde; en 2005 los premios Iberoamericano Pablo Neruda y Reina Sofía de Poesía; y en 2007 ganó el Premio Cervantes.
Excepto una breve entrada clandestina a la Argentina en 1976, el escritor permaneció exiliado en el exterior residiendo alternativamente en Roma, Madrid, Managua, París, Nueva York y México y trabajando como traductor de la Unesco.
«Estuve exiliado en otros países, sobre todo en Europa y una breve estadía en Nicaragua, pero el primer día que pise México, en 1961, quedé absolutamente fascinado; fue como un estallido dulce dentro de mí, y hace 24 años decidí quedarme para siempre aquí, sostenido por mi amor a este gran país y por el amor a una mujer. “Mi mujer», confesó alguna vez el poeta.
Su primera obra publicada, `Violín y otras cuestiones` (1956), fue prologada por el poeta Raúl González Tuñón y recibió muy pronto el elogio de la crítica. Los siguientes libros fueron «El juego en que andamos» (1959), «Velorio del solo» (1961), «Gotán» (1962), «Cólera Buey» (1965) -reeditada y engrosada en 1971- y «Los poemas de Sidney West» (1969).
«La poesía puede hablar de todo, de política, de la última hoja caída el otoño, del niño que le pegó la madre, de una piedra encontrada en la calle, y hasta de amor, una cosa que no es tan simple», fijó posición alguna vez para justificar la imposibilidad de delimitar un territorio acaso tan inasible como su escritura.
Desde el comienzo, sus poemas se destacaron por sus subversiones estilísticas y sus planteos atrevidos, en sintonía con una irreverencia vital que le valió la cárcel en por lo menos dos ocasiones y luego el exilio.
Con su métrica también audaz, los poemas de Gelman interpelan la realidad a través de una lengua hecha de intermitencias, veladuras, oscuridades y pliegues: su lírica no elude la parodia y la carga anecdótica, así como las metáforas disparadas por el relampagueo de las imágenes.
«El día que condenaron a perpetua a uno y a 20 y 25 años a otros por el asesinato de mi hijo Marcelo y otros hijos, miraba por Youtube a un grupo de jóvenes saltando de alegría por la sentencia. Y yo no sentía nada, ni alegría, ni satisfacción, ni odio aplacado, ni sentimientos de venganza cumplida», relató en una entrevista concedida a propósito de la publicación de «Hoy».
En 1980 volvió a publicar un libro después de siete años, con el título de «Hechos y relaciones», al que le seguirán «Citas y comentarios» (1982), «Hacia el Sur» (1982), «Bajo la lluvia ajena (notas al pie de una derrota)» (1983), «La junta luz» (1985), «Interrupciones II» (1986), «Com/posiciones» (1986), «Eso» (1986), «Anunciaciones» (1988) y «Carta a mi madre» (1989).
En octubre de 1989 fue indultado por el entonces presidente Carlos Menem, junto a otros 64 ex integrantes de organizaciones guerrilleras, pero impugnó la medida y protestó públicamente contra ella a través de una nota publicada en el diario Página/12.
En enero de 1990 el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó los restos de su hijo Marcelo, encontrados en un río de San Fernando en el Gran Buenos Aires, dentro de un tambor de grasa lleno de cemento y las investigaciones determinaron que había sido asesinado de un tiro en la nuca.
Más tarde descubrió que su hija había sido trasladada a Uruguay a través del Plan Cóndor que vinculaba a las dictaduras sudamericanas con Estados Unidos, y que había sido mantenida con vida al menos hasta dar a luz a una niña en el Hospital Militar de Montevideo.
En 2000, durante la presidencia de Jorge Batlle, la nieta de Gelman, de nombre Andrea (Andreíta la menciona el poeta en varios poemas) fue encontrada y él pudo reunirse con ella, quien decidió tomar los apellidos de sus padres biológicos para llamarse María Macarena Gelman García.
En las dos últimas décadas Gelman publicó «Salarios del impío» (1993), «La abierta oscuridad»(1993), «Dibaxu» (1994), «Incompletamente» (1997), «Ni el flaco perdón de Dios/Hijos de desaparecidos», coautor con su esposa Mara La Madrid (1997), «Prosa de prensa» (1997) y «Prosa de prensa» (1999), «Tantear la noche» (2000), «Valer la pena» (2001), «País que fue será» (2004), «Oficio ardiente» (2005), «Miradas» (2006) y «Mundar» (2007), entre otros.
Se fué un grande; comprometido con los seres humanos,la poesía yla vida…