Feminismo, aborto libre y asambleas ¡Que se vayan todas y todos!
por Mabel Bellucci*
Un cambio cultural y político profundo se produjo en Buenos Aires, La Plata, Rosario y Córdoba, a partir de la revuelta plebeya del 19 y 20 de diciembre de 2001.
Como bien se sabe, la ciudadanía se movilizó y luego se organizó decidida a intervenir en la solución de sus propios problemas frente a la inoperancia de los partidos políticos mayoritarios. Las asambleas barriales, las organizaciones piqueteras, la ocupación y funcionamiento de las fábricas de trabajadoras/es fueron aspectos de esas transformaciones.
Pero diciembre de 2001 significó algo más que el rechazo al gobierno de turno. Se trató de formas de un ejercicio ciudadano debido a injusticias varias. Dichos sucesos no tuvieron una sola cara y un solo formato, fueron la puesta en escena de modos de luchas diversas, aprendidas y conformadas en distintos momentos.
Las mujeres fueron protagonistas de este proceso abierto, autoconvocado y efímero. Así, las prácticas, acciones y discursos alrededor del derecho al aborto voluntario cruzaron aquellos movimientos sociales que irrumpieron o se reforzaron al calor del estallido popular. Las articulaciones que se conformaron entre los diversos espacios de resistencia y lucha a lo largo de esos años por la interrupción voluntaria de un embarazo; lograron que esta demanda histórica del movimiento abortista se diseminase al salir de su propio territorio y abrir fronteras.
Desde 1983 en adelante, parte de los grupos feministas que instalaron la discusión en el mundo público-político en torno a la clandestinidad de abortar, interpelaban y encaraban sus exigencias básicamente en las instituciones tradicionales -Estado, partidos políticos, sindicatos, universidades-. A partir de 2001, los efectos provocados por la rebelión ya no contaban sólo las prácticas y retóricas feministas sino, además, aquellas instancias políticas con nuevas formas de acción y organización emergidas por la fuerza de dicho acontecimiento. Hubo entonces giros en las acciones y discursos sobre tal demanda a partir de la articulación entre la llamada “crisis de representatividad hegemónica” de 2001 y la emergencia y multiplicación de nuevos movimientos sociales, también constituidos por mujeres. Entonces, un número significativo de rebeliones y pugnas se concretaron en la toma y apropiación de calles, rutas, esquinas, plazas, asentamientos, locales en los barrios, espacios que estaban más vinculados a la cotidianeidad y al mundo privado/familiar que a las instituciones tradicionales.
Ahora bien, existía un espacio de coordinación entre las distintas asambleas barriales de la Ciudad de Buenos Aires llamado “La Asamblea Interbarrial”. Que funcionaba los domingos en la hermosa zona de “Parque Centenario”, un pulmón verde de Buenos Aires. En líneas generales, constituía un sitio para potenciar los reclamos de las personas que intervenían en las asambleas y, a la vez, discutir propuestas comunes. Allí, como un ágora entre adoquines y arboledas, deliberaba el vecindario con lecturas de frondosos comunicados y documentos elaborados para la ocasión.(1) El 15 de agosto de 2002, la referente más significativa del movimiento abortista, Dora Coledesky- fundadora de la Comisión por el Derecho al Aborto (CDA), en 1988- escribió un informe que fue leído durante esos multitudinarios encuentros en la “Asamblea Interbarrial”. Ella comenzaba su análisis con este diagnóstico: “El patriarcado aliado al capitalismo, sostiene que la única función de la mujer es ser madre. Si hemos roto con nuestro sometimiento a las instituciones cuando decimos “Que se vayan todos”, porque no rebelarnos también contra las imposiciones dogmáticas y fundamentalistas que con argumentos religiosos atacan la libertad de decidir de las mujeres. Nosotras no podemos permitir que nos sigan imponiendo sus normas, sus prohibiciones. El aborto ilegal es un problema tan prioritario como el hambre y la desocupación. Por eso, las asambleas, los piqueteros y todos los organismos de lucha deben asumirlo, deben incorporarlo a sus demandas, es decir: que toda mujer pueda practicarse un aborto en un hospital público con la sola condición de su consentimiento”.
Ciertamente, Coledesky “colocaba semillas en todas partes”. Ella hacía su recorrido por las asambleas barriales del Gran Buenos Aires, de donde era oriunda, y por las de Capital Federal. Nadie podría identificar su participación en alguna en especial, porque su interés estaba en instalar el tema motor de su activismo. Olga Cristiano, entonces integrante de la agrupación Mujeres de Izquierda, la acompañó a lo largo de su trayecto. A diferencia de Coledesky, ella sí tenía una inscripción en la asamblea de Chacarita, que aún la conserva. Cristiano recuerda que en un momento decidieron juntas organizar una asamblea específica sobre aborto. Esta militante feminista definió este accionar “como una gesta de agitación”.
La Asamblea Interzonal de Salud” o “Intersalud”, organización integrada por las Comisiones de Salud de las asambleas barriales de Capital Federal y del Gran Buenos Aires, visitaba hospitales públicos, solicitaba medicamentos a laboratorios, realizaba eventos, se conectaba con trabajadores/as de la salud y pacientes. Y debatía medidas a tomar. Constituida entre marzo y abril de 2002, “trataba de encargarse del problema cada vez más agravado de la salud en la Ciudad y alrededores”.(2) Para ello, implementaron un programa inicial de veinticuatro puntos.
Fue así que el 22 de mayo de 2002, con una intervención de representantes de más de setenta asambleas, se desarrolló una reunión en la llamada Casona de Colombres 25. En esa ocasión, se agregó al programa de veinticuatro puntos “el derecho al aborto libre y gratuito.”
El 16 de septiembre de 2002 en la Asamblea de Villa Crespo, se resolvió “participar activamente el viernes 28 de septiembre en el acto en el Congreso por el “Día de Lucha por el Derecho al Aborto”. Para “exigir que el Parlamento Nacional apruebe una ley en correspondencia”. Asimismo, destacaban “llevar la bandera de la Intersalud e invitar a todas las asambleas a plegarse en esta causa tan digna”.
En octubre de 2002, en el ámbito de la Facultad de Medicina-UBA, un conjunto de organizaciones sociales, académicas, vecinales, de derechos humanos, humanitarias y sindicales impulsaron la realización de un encuentro en el que se debatió los principales obstáculos que se enfrentaba para acceder al derecho a la salud. Algunos de los frutos de ese encuentro fue el “Foro Social de Salud Argentina”. En su documento final de 2002, “Otra Salud es Posible”, proponían: “La despenalización del aborto. Evitar muertes y la enfermedad por complicaciones de aborto séptico. Y avanzar hacia una igualdad social real entre las mujeres, debido a que hoy son las mujeres de menores recursos quienes sufren las consecuencias de abortos inseguros -las mujeres que pueden pagar una intervención segura no sufren complicaciones, pero con su silencio afirman la clandestinidad y desigualdad-. Progresar en la igualdad con los varones, que no enfrentan ninguno de los riesgos que rodean un embarazo. Afirmar la libertad de decidir de las mujeres y el ejercicio pleno de sus derechos, como un ejercicio de ampliación de la democracia en Argentina”. (3)
Con un redoble de tambores, en 2003, después de tantos zarandeos y polémicas argumentativas, la modalidad mediante grupos de afinidades y de reclamos convergentes por fuera de las identidades, ganó la apuesta. De esta manera, se concibió otros modos de construir discursos frontales en discusión con el régimen heterosexual que impone una maternidad forzada y en eso, el aborto ganó terreno, en una táctica de lleve y trae constante que, de alguna forma, fue producto de la revuelta del 19 y 20 de diciembre de 2001 dentro de un marco internacional de movimientos en pugna contra el capitalismo financiero globalizado.
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* Activista feminista queer. Autora de Historia de una desobediencia. Aborto y Feminismo. Editorial Capital Intelectual, marzo de 2014. Este artículo es un extracto del capítulo V: El Aborto en el nuevo milenio.
1) Ouviña, Hernán. “Las asambleas barriales y la construcción de lo “público no estatal”: la experiencia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/becas/ 2003.
2) Informe Intersalud del 22 de mayo de 2002.
3) http://www.forosocialsaludargentina.org/es/template.php?file=informes/informes.html