Festival Temporada Alta en TIMBRe4
Obras de Cataluña, Francia, México, Chile y Argentina junto a un torneo de dramaturgia y charlas con compañías y artistas, integran la novena edición del festival Temporada Alta (TABA) en Timbre 4 -referente del teatro off-, que se realizará entre mañana y el 21 de febrero e incluye actividades presenciales y virtuales.
«Hoy más que nunca es necesario que el teatro sea ese espacio de reencuentro, que sea un refugio que nos permita mirarnos y completarnos unos a otros en todo lo amplio que esto puede significar», manifiesta Mónica Acevedo, coordinadora artística del festival.
Originado en Girona, España, el encuentro tiene desde 2013 su versión local que cada año amplía su propuesta y que para los teatristas implica una suerte de inicio simbólico de la temporada del circuito teatral alternativa.
Acerca de esta edición especial del TABA, Acevedo contó que desde la organización decidieron llevarlo adelante a pesar de la pandemia y adaptarse a las circunstancias «sin dejar de lado nuestro deseo de generar 10 días de una oferta diversa y estimulante».
«Nuestra búsqueda es seguir acompañando de diversas maneras en esta oportunidad, seguir albergando a nuevos espectadores –continuó la coordinadora-, vivir el reencuentro y celebrar la resistencia artística a este escenario tan crítico que se nos ha impuesto desde marzo pasado».
El encuentro que tiene por sede a la sala dirigida por Claudio Tolcachir de Boedo 640, incorpora formatos audiovisuales y contempla actividades en simultáneo con las ediciones del festival en Uruguay y Perú.
Habrá propuestas vía streaming, presencial para un espectador y con aforo reducido, experiencias a través de audioguía y proyecciones audiovisuales. Se desarrollará el torneo de dramaturgia transatlántico y habrá charlas con compañías y artistas.
«Imprenteros», de Lorena Vega y hermanos, representará a la Argentina; se trata de una obra de teatro documental que revisita el lugar perdido por tres hermanos. Se podrá ver en dos funciones presenciales en Timbre 4 (México 3354) y las entradas pueden conseguirse a través de la página oficial (www.temporadaaltaenbuenosaires.com).
Acevedo habla de la importancia de este festival que se convirtió en un clásico de los veranos en la escena teatral independiente, y sobre el criterio de selección del material para arma la grilla en tiempos de pandemia, entre otros asuntos.
¿Qué destacarías de la programación de este año?
Hay para todos los gustos, pudiendo salir o no de tu casa. Tal vez lo más disruptivo este año sea la «Audioguía para supermercados en tiempo de pandemia», una experiencia sonora que la vivís solo en un supermercado (del dúo catalán CaboSanRoque) o «Se respira en el jardín como en un bosque»; una instalación teatral para un espectador que problematiza la mirada (de la compañía catalana El Conde de Torrefiel), ambas se ponen en un lugar de espectador muy activo y eso me parece alucinante. Luego, los dos trabajos de Chile, «Mirando algo fijo que explota» y «Contagio creativo», son piezas audiovisuales de enorme poesía visual y altamente pertinentes para reflexionar sobre el hoy. Mientras que las obras de Francia también responden a la reflexión sobre el presente. Además haremos dos aperturas de proceso de dos obras que estamos trabajando con la compañía mexicana Vaca 35.
¿Cómo describirías esta edición del festival?
MA: Esta es una edición bastante especial de TABA, pues se realizará con una estructura mixta que contempla actividades presenciales y en línea. Nuestro esfuerzo está puesto en seguir generando encuentro y ofreciendo contenidos diversos y significativos de creadores tanto nacionales como internacionales a nuestros espectadores. Para nosotros, este festival significa mucho, en tanto inaugura siempre nuestro año como espacio Timbre 4.
¿Dónde reside la importancia de Temporada Alta?
Para nosotros supone una enorme felicidad hacer este festival, es una experiencia muy especial tanto para el propio espacio como para quienes nos visitan, colaboran y asisten al lugar. Es como entrar en otra frecuencia, son dos semanas donde el día a día se nos vuelve de una adrenalina y disfrute enorme, en pleno verano, una verdadera fiesta. Tuvimos la posibilidad de no hacerlo este año por distintos motivos, sin embargo, nos pareció fundamental que, pese a los meses de agotamiento y tristeza que venimos sobrellevando y sobre todo pese al castigo que ha experimentado el ámbito escénico, era necesario sostener este proyecto como un gesto de defensa y resistencia de nuestro trabajo, por un lado. Y por otro, como una oportunidad de poder dar a conocer a diversos proyectos y creadores, que justamente en medio de esta pandemia, necesitaron encontrar la manera de seguir desarrollando sus proyectos y generaron propuestas que se adaptaron a este escenario con miradas frescas, reflexivas y muy estimulantes.
¿Qué sentís que puede aportar en este contexto tan duro?
Creo que su aporte en esta situación es el de seguir defendiendo el encuentro, el intercambio, que sigamos vinculados, ofrecer dos semanas de diversas posibilidades de espectar y que podamos dar cuenta de que la creación escénica no se agota, se renueva, se piensa y se sigue fortaleciendo de distintas maneras, que hay que seguir adelante con templanza y con más fuerza.
¿De alguna manera el teatro puede ser un lugar de refugio o cobijo en estos tiempos?
Lo que devolvió esta situación es que el arte y la cultura son esenciales para el ser humano, están ahí para hacer sinergia, para generar goce, hacernos volar y reflexionar sobre nosotros mismos y sobre el papel que podemos asumir en nuestras vidas y en nuestra sociedad.